Las niñas nigerianas secuestradas por Boko Haram recitan el Corán. Forzadas, sumisas y cubiertas con yihab de negro y gris hasta los pies. Todas en grupo dirigen la mirada al mismo punto donde uno de los captores, que no vemos, da las órdenes. Esta es la prueba de vida de las niñas nigerianas secuestradas hace casi un mes, pero aquí faltan más de 100. Y tampoco se sabe la fecha de la grabación. Terminan los rezos y la cámara enfoca a una de ellas. De pie y con la mirada baja apenas logra articular palabra. Quien graba se acerca más hasta que la niña cristiana dice que se ha convertido al Islam. Son en total 17 minutos de video con las estudiantes en mitad de la nada. En ningún momento se ve a los secuestradores. Después sí. Armado y con fondo verde neutro para evitar su localización, el líder de Boko Haram plantea el intercambio de chicas por prisioneros. Abre la puerta a una negociación mientras el video de gran calidad es analizado con lupa por la inteligencia de varios países.

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