El ébola sigue matando en África y alarmando en el resto del mundo. Ayer se pudo comprobar esa precacución en la playa grancanaria de Maspalomas, con la llegada de una veintena de subsaharianos en patera. Las imágenes del suceso no deben dejar las conciencias indiferentes. 23 subsaharianos, hambrientos, cansados, sedientos y enfermos tuvieron que esperar bajo el sol toda una larga jornada de siete horas hasta que llegaron los primeros sanitarios, con trajes de protección, para realizar un primer diagnóstico ante la posibilidad de que tuvieran ébola. La fiebre inicial desapareció en un segundo control. Sólo tenían malestar. Por si acaso, se quemó la patera en la que habían viajado y finalmente fueron trasladados a comisaría en el remolque de un camión.

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