Un accidente inexplicable en un avión técnicamente irreprochable. Tajante la frase de Lufthansa y para arrojar luz sobre el terreno más de 600 profesionales trabajando y además esto. En esa bolsa está la primera caja negra encontrada. Contiene las conversaciones en cabina. Está dañada, retorcida por el impacto, aunque se está volcando su disco duro a un ordenador. La prioridad es encontrar la segunda caja negra y balizar una zona muy peligrosa incluso para los más entrenados: llena de desniveles, de hielo y del tamaño de dos campos de fútbol. Hay que proteger y asegurar el rescate de todos los restos mortales. 51 son de españoles aunque hay hasta quince nacionalidades. Una tarea que no es fácil ni rápida. La identificación es indispensable pero no se hará en cinco minutos y llevará varias semanas. Los restos están pulverizados. Cinco gendarmes han hecho noche en la montaña para abrir camino a los demás, pero esa opción se descarta porque el terreno es demasiado escarpado. Tanto que los restos mortales tendrán que salir vía helicóptero e irán a Marsella para su identificación. Allí se ha abierto una investigación por homicidio involuntario.

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