Televisión pública

'Astral' es televisión pública; TVE, no

El fin se semana televisivo se cerraba, en la noche del domingo, con la vuelta de SalvadosSalvados; lo hacía con el documental Astral, que acercaba la tragedia de miles de personas que intentan llegar desde África a Europa empujados por la desesperación. En los aspectos formales, el equipo de Jordi Évole supo reflejar con palabras y silencios, rostros y miradas, peripecias individuales, que reflejaban al tiempo el horror de los viajeros y la heroicidad de quienes les ayudan. Para el espectador -y esto es lo sustantivo- suponía enfrentar una realidad atroz e inhumana, reflejada de continuo en los noticiarios, pero relatada casi como una mera estadística de rescatados y fallecidos, que a fuer de cifras deshumanizan la tragedia. En Salvados, no. Évole y su equipo han sabido vivir con los que huyen de miseria y muerte; se han fundido con ellos para ofrecer un retrato real, un espejo que supone una bofetada a nuestras conciencias.

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Tan solo veinticuatro horas antes, se emitía Informe semanalInforme semanal, el programa decano de los informativos en España, y durante décadas (y a pesar de altibajos) un referente de prestigio y buen hacer periodístico. Ya no. Por desgracia, los rectores de TVE han traicionado esa herencia con etapas de traslado a la madrugada o recortes en su duración. Lo peor, con todo, no ha sido el desprecio en horarios o formato; la auténtica losa que ha hundido el programa ha sido -está siendo- su servilismo hacía el poder político, que le ha hecho trasmutar desde el reflejo de la actualidad semanal a un informe producto al servicio del PP.

Este sábado ha ofrecido otra vuelta de tuerca a la crisis del PSOE, con el habitual posicionamiento de los últimos años; a continuación, tiempo para la droga denominada burundanga, y un tercer asunto centrado en la rehabilitación del patrimonio artístico y cultural para despedir con un brochazo sobre la concesión del Nobel de literatura a Bob Dylan y la referencia al fallecimiento de su antecesor en tal honor Darío Fo. Nada que oponer a los asuntos programados, pero —perdonen el tópico— brilló por su ausencia el tema más significativo de la semana: el primer juicio del caso casoGürtel. Portadas y programas especiales en el resto de los medios poco han importado a los responsables de TVE; para ellos lo sustantivo es que reflejar la realidad de esa trama de corrupción en el PP "no era adecuado en momentos tan delicados y con el gobierno en funciones".

De nuevo se reproduce la paradoja: programa de servicio público en una cadena comercial; omisión de asuntos de relevancia para los ciudadanos en la denominada televisión pública. El hecho de que La Sexta se haya convertido durante el gobierno del PP en cadena de referencia durante las siete citas electorales, batiendo ampliamente a TVE, no es por tener mejores profesionales, sino porque los rectores de esta última no están al servicio de la información y de los ciudadanos: desplazan En Portada a La 2 y entregan el horario estelar de La 1 a los chascarrillos de Hora Punta; ese es su concepto de televisión pública.

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