El ojo público

TVE cumple sesenta años: Espinete como símbolo

"En otro país, Espinete estaría en un museo. Aquí, sin embargo, yace en un edificio contaminado con amianto. Un obsoleto edificio (en Prado del Rey) que espera irreversiblemente su demolición". La frase es del comentarista de televisión Borja Terán en el digital La Información, y muestra a las claras el desprecio de los actuales rectores de TVE por su historia. Alcanza incluso la categoría de símbolo en esta jornada en que Televisión Española cumple sesenta años desde su puesta en marcha.

He escrito "cumple", no "celebra". Para la actual dirección la efeméride es asunto menor, ellos están en otras cosas. Con nuevo gobierno en ciernes, les importa quién se va y quién se queda. Alguno cree que ya ha rendido suficientes servicios a su partido y quiere regresar a la empresa en la que cobra el triple y no tiene disgustos; otros aspiran a la cúpula, tras años de gestionar los números y hacer frente a los representantes de los empleados; alguno más cree que ha llegado su momento, mientras a su alrededor crece la zozobra de quienes llegaron a dedo y temen por su continuidad en el mando.

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Mientras tanto, se vuelcan en "El reencuentro" del primer Operación TriunfoOperación Triunfo, que eso sí que da audiencia: horas de programación por capítulos en horario estelar, cientos de promociones directas y decenas de apariciones en todo tipo de programas. "Es lo mismo que hacen las otras cadenas con grandes resultados; hay que explotar los recuerdos de los espectadores, fomentar la nostalgia".

No han entendido nada. TVE no es solo, ni lo más importante, una cadena de televisión. Es la televisión pública y pertenece, por tanto, a los ciudadanos. Al menos tres de cada cuatro no habían nacido cuando se creó; la inmensa mayoría ha crecido con ella. En su memoria se solapan los aconteceres individuales con tal o cual programa o aquel o aquella presentadora. Es un inmenso patrimonio de todos, que para sí quisieran las cadenas comerciales nacidas muchos años después. Un patrimonio que los directivos de hoy soslayan, minimizan, diluyen o abaratan en manos de particulares que "coproducen", con retales de ese inmenso archivo, espacios y programas para su legítimo propietario, que somos todos nosotros.

Esto de pantalla hacia fuera. El maltrato hacia dentro lo sufren los miles de profesionales que, durante los sesenta años de historia, han contribuido, con mayor o menor acierto, a la información, el entretenimiento o la cultura de los españoles. Durante décadas, trabajar en TVE era trabajar en "la tele". La inmensa mayoría de los que en este momento hacen televisión en España, o han trabajado en TVE o han aprendido el oficio con ellos. El desprecio de la dirección hacia la historia es, al tiempo, el desprecio a todos y cada uno de ellos. Y los convierte en miles de Espinetes abandonados entre el amianto.

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