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La gran paradoja del 21A: un Parlamento más soberanista, una ciudadanía menos independentista

Legislatura acabada

David Pastor de la Orden

En todo momento, el Gobierno del PP ha mantenido que todas sus acciones, políticas y recortes estaban orientados a la creación de empleo. Por mucho sufrimiento que generasen las medidas de reducción de déficit, el desmantelamiento del estado del bienestar, los ERES eternos…, todo se vería recompensado al final con creación de empleo.

La presentación de los cálculos de crecimiento y desempleo que planteó el Gobierno tras el Consejo de Ministros, a finales de abril, dejó bien a las claras que no sólo sus políticas para el empleo han fracasado (véase la última EPA), sino que asumen totalmente que sus políticas futuras van a fracasar del mismo modo.

Al finalizar la legislatura indican que se habrán perdido 1,3 millones de puestos de trabajo respecto al inicio de su mandato. A pesar de que la totalidad de su acción de gobierno está, supuestamente, orientada a la creación de empleo, con ello confirman que son, y serán, incapaces de lograr su objetivo.

Habitualmente, en una lógica de ética democrática, cuando alguien asume incapacidad frente a su compromiso, debería dejar paso a otros. Y dar la palabra a los ciudadanos para que decidan. Ya sabemos que en este país no se dimite, mucho menos cuando se tiene secuestrado el poder. Sin embargo, una vez confirmada no sólo la falsedad de sus promesas electorales, sino el incumplimiento de la razón única de su acción de gobierno, ¿qué puede justificar la continuidad de su mandato?

Los sacrificios demandados a los ciudadanos han aumentado las desigualdades sociales, y lo seguirán haciendo, a pesar de lo cual, o como consecuencia, se va a seguir destruyendo empleo. Si este Gobierno no puede generar una mínima confianza o esperanza, esta es una legislatura acabada.

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