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Derivas chinas del PP

Juan Ribó

Hay algo preocupante en ese allanamiento de la policía en el campus de Somosaguas de la UCM, en vísperas y durante el 25 de abril, que nos retrotrae a otras épocas.

Hay algo chocante, estridente, en esa María Dolores de Cospedal (Nuestra Señora de los Escrachables Nazis, en magnífico hallazgo de Maruja Torres), Secretaria General del PP, en visita oficial a China.

La misma que, junto a otros cargos destacados del PP (el ministro del Interior y su subalterna en Madrid, Cristina Cifuentes, sin ir más lejos), llama “nazis” a compatriotas suyos que ejercen su legítimo derecho de manifestación (derecho defendido y corroborado, sin hacer falta, por el presidente del CGPJ, Gonzalo Moliner), no tiene ningún reparo en visitar China en alta visita institucional, para reforzar los lazos entre esa dictadura de partido único y un PP que, ay, cuánto se va asemejando a un Partido Comunista Chino-PCCh (el culto al líder en ambas formaciones no es una coincidencia insignificante), partido que de todas maneras ha acabado abrazando el capitalismo más thatcheriano del gusto del PP, rendido en obsequiosos homenajes a la difunta (a quien España, por cierto, importaba un bledo).

Un país, China, cabe recordar, donde la represión política y civil se ha ido afinando durante los años posteriores a Tian'anmen (¡cuán semejante al 15-M en el fondo!), país aún hoy retencionista de la pena de muerte incluso a presos de conciencia (1.000 ejecutados por año), pero que no inspira ningún reproche de nuestra ínclita María Dolores, cuyo partido, antes al contrario, buscaría cimentar lazos con prácticas autoritarias chinas inveteradas, mientras en España insulta y agrede de momento sólo de palabra a sus compatriotas más “rebeldes”.

¿Habrá ido allí nuestro PP a buscar ideas para la represión que actualmente lleva a cabo en España? Para muestra un botón:

  • Reforma del Código Penal, el más represivo (y de dudosa constitucionalidad una vez retocado) de la democracia, que sin embargo no hace casi mención a los delitos económicos que nos asuelan;
  • La policía hollando, como en tiempos pasados, la universidad, como se ha visto con la excusa del 25-A, con detención de estudiantes en el campus (a muchos se nos atraviesa esa imagen);
  • Enviscamiento de la policía contra la población (no sólo durante el paranoico despliegue de 1.400 antidisturbios para sofocar el 25-A, probable montaje todo, ridícula exageración), que ha hecho que su estima y respeto baje puntos en la población;
  • Reforma de leyes y su traducción penal (como la del aborto, atentos), bajo tinte y tufo moral, como esa intervención reciente que tuvo el Ministro de Interior en la sede (¿laica?) de una Embajada de España en Vaticano, permitiéndose criticar nuestro constitucional matrimonio homosexual, con surrealistas llamadas a la “pervivencia de la especie”;
  • Un ministro del Interior, no lo olvidemos, incapaz de explicar el origen dentro de su propio Departamento, de oscuros informes a la Mortadelo y Filemón, contra el soberanismo catalán, en lo más álgido de la campaña electoral en aquella comunidad autónoma el pasado otoño;
  • Un Ministro del Interior, que junto al de Justicia, no ha tenido reparos en indultar a cuatro mossos d'esquadra sentenciados por un delito gravísimo de tortura a un ciudadano, mientras la manifestante Esther Quintana recibe un balazo de goma policial en noviembre 2012, reventándole un ojo de por vida, y aquí no ha pasado nada…;
  • Un ministro del Interior que no duda en sembrar la duda e inseguridad jurídica: pues ¿no dice que hará “ingeniería jurídica” en contra del Tribunal de tribunales (Estrasburgo), si Europa se atreve a tumbar la (su) Doctrina Parot?;
  • Un ministro del Interior que llama caso Fotocopias al gravísimo caso Bárcenas de financiación ilegal del PP y el saqueo de nuestras arcas públicas?
  • Etc.

¿Qué respeto puede merecer todo lo anterior, mientras el PP se pierde en su laberinto chino y sigue su cuesta abajo autoritaria desmoralizando a un país entero? “El Gobierno sin país”, que llega a decir incluso El Mundo

Autorizando las pocas expresiones de disenso que vemos estos días, en efecto, como el 25-A, que quizá fuera una mentira urdida por el poder, en su infantilismo (¿qué era eso de “acabar con el régimen” de la Plataforma ¡En Pie!? ¿Acaso alguien se lo creía, francamente?), todo esto recuerda a la perversa Campaña de las Cien Flores china (1956-57): permitir que aflorara el disenso brevemente durante una época convulsa, para mejor identificar y eliminar, más tarde, a los disidentes que en su día osaron manifestarse…

Parafraseando a Maruja Torres de nuevo, al cuerno con esta España del PP llena de mentiras y eufemismos, mezcla de espada y crucifijo. “Me rebelo, luego somos”, que dijo Albert Camus, devolviéndonos a todos la dignidad.

¡Cuántas semejanzas entre China y España, en efecto, nuestra acrítica María Dolores de los Escrachables Nazis, ésa que se pierde en extrañas e inventadas figuras de Derecho Laboral proBárcenas, no habrá descubierto con inmoderado deleite!

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