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¿Qué estamos financiando?

Jaime Río Bujía

Si se reducen drásticamente las prestaciones y ayudas a parados, siendo enervante el recorte en los marginados laborales; si va a tener una pensión decente solo aquel que, después de haber sorteado todo tipo de engaños, consiga un buen contrato privado con una entidad bancaria; si nuestros hijos están condenados a sufrir una religiosa y mediocre educación con unas peores o incluso nulas salidas laborales; si tan solo podrán acceder a una sanidad digna aquellos que paguen un seguro sanitario privado completo (negándole incluso la asistencia a personas por un mero motivo racial); si condenamos definitivamente la igualdad de derechos más allá del sexo u orientación del individuo; si la gente dependiente está más desamparada que nunca; si tenemos que repagar las carreteras que ya financiamos de nuestro bolsillo; si lo único beneficioso es el beneficio…

¿Alguien me puede explicar porqué estamos pagando impuestos? Porque si no me lo explica alguien, a mí me dará por pensar que con el dinero que tributo directa o indirectamente sirve para lo de siempre: mantener un sistema de castas, con una nobleza y un clero financiados por un Tercer Estado asfixiado y desamparado al que se vuelve a intentar dogmatizar y amansar.

Es cierto que lo han maquillado todo de manera preciosa con un modelo institucional al que llaman democracia pero que no es más que una plutocracia de toda la vida, con un monarca campechano reflejo de la bonhomía de todo español que se precie y un momento histórico, la Transición, en el que el pueblo decidió caminar de la mano sin fisuras ni divisiones, en pro del bien común y con una Constitución, plenamente incumplida y prostituida, como inamovible eje sobre el que gira nuestra convivencia.

Me dan ganas de llorar cada vez que escucho a algún analista afirmar que hay que apoyar la salida política de esta situación, que no todos los políticos son iguales. Bien ¿y dónde están esos políticos “diferentes”? ¿Dónde está esa acción interna que tendrían que llevar a cabo los políticos decentes y admirables para acabar con la rapiña, la mezquindad y el desprecio hacia las clases mayoritarias? Alguno habrá que responda “están trabajando desde la oposición”, justo donde nacen las palabras hermosas que jamás florecerán en acciones concretas.

Siempre he pagado mis impuestos sin llorarlos, IVA incluido. Hoy empiezo a pensar que quizás es el momento de dejar de hacerlo, de no financiar más una sociedad que deriva al Medievo. A fin de cuentas, salimos de las tinieblas cuando dejamos de creer y empezamos a dudar.

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