Las artes del trile y sus virtuosos agentes

Fernando Pérez Martínez

Hace poco podíamos escuchar a nuestros políticos de derechas proclamar rebosantes del orgullo pícaro de Rinconete que lo importante era ganar: aunque sea en el último minuto y de penalti injusto. Toda una declaración de principios. Quién los reconoce en la actualidad envueltos en mohines de María Goretti, haciendo proclamas sobre la excelencia, la cultura del esfuerzo y el orgullo del trabajo bien hecho. Son esos mismos que se jactaban de las pillerías exitosas de anteayer que les deparaban sobres sustanciosos por haber sabido montárselo dividiendo facturas al límite del reglamento que les permitía sortear los controles de Hacienda y poder ejercitar el dedete en lugar de acudir a concurso público.

Los mismos que prefieren encargar el trabajo público a una empresa externa con agradecida comisión antes que al departamento público que haría el trabajo con probos funcionarios ahorrando dispendios a las arcas estatales, sin mordida ni sobresueldos.

Son los mismos emprendedores que vinieron al mundo de la política “para forrarse”, inventores de la trama Gürtel, comerciantes de judicatura, rebañadores de márgenes cuyo concepto moral está presidido por el beneficio obeso de su cuenta corriente. Dame pan y dime tonta. Ande yo caliente y ríase la gente.

Aquí les tenemos en las tribunas repartiéndose favores que les rendirán en el corto plazo convenientes mamandurrias a coste cero. Miren a la bolita que está bajo este dedal, aquí, aquí y aquí. Y ¿dónde está la bolita? Hagan sus apuestas. Miren a la infantita, si declarará, si irá a pie o en carroza. ¿Dónde está el presunto delincuente Blesa?, ¿dónde está Rato?, ¿dónde está el comisionista de venta de armas Aznar?, ¿dónde Aguirre y sus mariachis, espías, comisionistas de Gürtel, negligentes gestores de la sanidad pública por confesión propia? Miren a la Zarzuela y no miren dónde está el juez que destapó la trama de corrupción gubernamental Gürtel.

Tampoco miren dónde está el juez que acusó a la trama que destruyó trescientos años de Cajamadrid. Miren la cadera real y no miren cuánto dinero público se ha repartido entre particulares a costa del de los españoles desvalijado de las universidades, escuelas y hospitales.

¿Dónde están los jueces que trabajan para los españoles?, ¿dónde los gobernantes y administradores a los que el pueblo español eligió? Miren la bolita catalana y no miren como viven los trabajadores con salarios de hambre…

Se acercan las elecciones europeas, y nos dicen que dentro de un año los impuestos bajarán. Miren esta bolita de aquí al año que viene, no miren la destrucción de derechos civiles de mujeres que deben traer al mundo lo que diga la voz de su amo de la conferencia de obispos católicos, que es el ministro de justicia. Miren el año de leche y miel que será 2015, no miren a los porteros de discoteca convertidos de facto en autoridad policial, ni a los antidisturbios embozados a los que no puedes fotografiar “haciendo su trabajo”, ni a los manifestantes multados y apaleados en los tribunales por ejercer su derecho. Miren ustedes el Balón de Oro y el triunfal periplo del balompié de “la Roja” y sus viriles lentejuelas promocionados con dinero público al 4% de IVA y no miren el 21% que grabamos en los libros y las entradas de cine y teatro. Miren ustedes, no pierdan de vista la bolita de la proliferación de luminosos centros comerciales, abiertos trescientos sesenta y cinco días al año y no distraigan la vista mirando las colas progresivamente agigantadas de comedores sociales y bancos de alimentos desbordados de menesterosos en paro o con trabajo y mezquinos e insuficientes salarios. Miren la bolita de Europa no se les ocurra mirar a España. Miren al verano y su abanico, no miren el largo invierno sin calefacción que vivimos desde hace meses y que amenaza con prolongarse durante este año 2014 y hasta mediado el año 2015 o más allá.

Una caja de cartón vacía, una toalla ajada que la cubre, tres vasos de máquina de café ya usados, un garbanzo, un trilero que vocee y prestidigite con sus consortes haciendo los coros y un público desavisado y convenientemente papanatas. Estos son los requerimientos imprescindibles para que el trile funcione y produzca. De todo tenemos sobradamente en España. Qué gran país para visitarlo en vacaciones opinan en el extranjero.

Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

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