En defensa de la arquitectura

Alejandro López Parejo

Este miércoles 21 de mayo se ha convocado una concentración en la plaza mayor de Madrid para protestar contra la nueva Ley de Servicios y Colegios Profesionales (LSCP) que el Ministerio de Economía quiere sacar adelante. La ley, un atentado contra la arquitectura y el futuro legado arquitectónico de nuestro país, supone un giro innecesario e irracional hacia la confrontación entre profesiones, generando discordias innecesarias y planteando un intrusismo ilógico y sin fundamento entre ingenierías y arquitectura.

El COAM, CSCAE, los titulados y los estudiantes de arquitectura no protestamos únicamente por nuestro futuro -que también-, sino por una mera cuestión de sentido común. ¿Realmente un ingeniero industrial, de caminos, minas o aeronáutico se decide por sus estudios con el fin de poder proyectar un edificio de cualquier uso? (Algo hasta ahora impensable, pero que plantea la LSCP, puesto que hasta la fecha únicamente proyectaban edificios cuya función tuviera que ver con su respectiva especialidad). La respuesta es no. Que sea el Ministerio de Economía y Competitividad quien promulgue esta ley resulta de lo más curioso, sobre todo cuando, en el caso específico de la arquitectura –cabe recordar que también afecta a la farmacia y la abogacía– son miles las pequeñas y medianas empresas entre las que se reparte una actividad que, no nos engañemos, está en un proceso de reconversión hacia lo que desde hace tiempo debió dedicarse con ahínco: ayudar a la sociedad.

Es posible que el trasfondo de todo esto no sea una liberalización de los servicios al uso, sino la intención velada de acabar con esa atomización existente en un mercado que funciona, y cuya oferta es ya superior a la demanda. Pero entonces ¿a qué se debe este interés? Quizás, sólo quizás, la respuesta esté en la idea de permitir y fomentar la creación de grandes compañías especializadas y con centenares de profesionales dedicados a proyectar, independientemente de su titulación y formación; algo similar a lo que ocurre en algunos países y que, por supuesto, acabaría con los miles de pequeños estudios de arquitectura existentes en la actualidad.

Es sólo una opinión, pero sin duda, hay a quien molesta –o simplemente ve una gran oportunidad de oligopolio (en)– una profesión ejercida, en más del 80% de los casos, por pequeños estudios. La sociedad, los arquitectos y los propios ingenieros no podemos permitir que la sinrazón sustentada únicamente en el interés económico de unos pocos, impere, una vez más, sobre el interés y el futuro de todos.

Alejandro López Parejo es estudiante de Arquitectura en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y socio de infoLibre

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