Elecciones catalanas adelantadas, pero en diferido

Mario Martín Lucas

Artur Mas, actual president de la Generalitat, lleva toda la legislatura que comenzó en 2012, moviéndose entre la espada y la pared. La primera parte de la misma se justificó sobre la convocatoria de un referéndum soberanista convocado para el 9-N de 2014 que finalmente acabó desarrollándose como una simple consulta, sin censo, ni garantías democráticas, ni reconocimiento internacional.

Lo sucedido alrededor de esa fecha acabó con la unidad de acción con su principal aliado hasta ese momento, Oriol Junqueras, de ERC, quien desde entonces viene exigiendo al president la convocatoria de unas elecciones plebiscitarias, pero sin aceptar la “lista única” a la que se aferra Mas cómo nueva coartada para envolverse en la senyera y superar los problemas de gestión que arrastra su mandato y los casos de corrupción que ensombrecen a CiU, especialmente alrededor de quien fue president de la Generalitat durante 23 años, y su propio mentor político, Jordi Pujol.

La decisión de Artur Mas, consensuada con Oriol Junqueras, de convocar elecciones anticipadas, pero diferidas, a dentro de ocho meses, es un nuevo “ditiritambo” que el president se regala a si mismo; veamos, por un parte ERC le exigía la convocatoria de elecciones como condición para apoyar la aprobación de los presupuestos de 2015, pero unas elecciones en el mes de marzo favorecían la posición del partido de Junqueras que superaría claramente a CiU, al margen del efecto de Podemos y el repunte de Ciudadanos, todo ello adornado con el “ruido mediático” del caso Pujol tanto a efectos judiciales, como a efectos de la comisión de investigación abierta en el Parlament, muy condicionada por lo que ERC pueda decir en ella… o pedir.

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Seguramente nunca en la historia de nuestra democracia se han convocado unas elecciones anticipadas con ocho meses de diferimiento, si se convocan es porque existe un problema, si se difieren, es el problema en si el que se prolonga en el tiempo… y tenderá a pudrirse. Parece más que obvio que el Sr. Mas no ha actuado en clave del interés de todos los catalanes, sencillamente ha actuado en clave de su propio interés, buscando que la situación en septiembre, tras las elecciones municipales y autonómicas a nivel estatal, le favorezca… y que el caso Pujol haga menos ruido.

En nuestro país sobran políticos y faltan estadistas, la diferencia la reseñó con acierto Churchill en su conocida frase: "El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.

Mario Martín Lucas es socio de infoLibre

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