Lo hecho y lo que queda por hacer

Mario Diego Rodríguez

El Fondo Monetario Internacional conjuntamente con el Banco Central Europeo y Bruselas, han intentado convencernos, ayudados por todos los representantes políticos burgueses de cada país miembro de la UE ejerciendo responsabilidades de gobierno, de que tendremos el caos en nuestro felpudo si Syriza ganaba las elecciones.

Estos hechos no han impedido a la mayoría de los electores griegos de dar sus votos a Syriza, sin dejarse intimidar por las entidades citadas al principio a pesar del apaleamiento mediático que éstas han organizado, ni tampoco por las amenazas de desencadenar las diez plagas si el futuro gobierno griego no cumple con sus compromisos europeos, principalmente el de pagar la deuda.

Actualmente el Banco Central Europeo se dispone a poner al alcance de los banqueros 1000 billones y hoy, casi al mismo tiempo, está dando un ultimátum al nuevo gobierno griego anunciándoles la supresión de las líneas de financiación a sus bancos si no cumplen con sus obligaciones.

Por lo que se puede ver hasta ahora, a pesar de que todo el mundo reconoce que esa deuda, como muchas otras, nunca podrá pagarse y que las medidas de austeridad han contribuido más bien a empeorar las condiciones de la población trabajadora que a mejorarlas, no influye en la decisión de negarse a restructurar la deuda cuanto más a perdonar parte de ella.

A la burguesía le importa un bledo que la mayoría de los electores griegos hayan votado por Syriza enviando así un mensaje muy claro a la troika. Esta actitud tiene por lo menos el mérito de dejar muy claro, por si acaso no nos habíamos dado cuenta hasta ahora, que para ella la democracia consiste en cumplir con lo que ella nos impone. Otorgar la posibilidad de votar todos los cuatro o cinco años, según el país, no le preocupa lo más mínimo siempre y cuando el resultado no se oponga a sus intereses. La burguesía también está dejando muy claro que no cederá la más mínima parcela de su terreno si esto supone una disminución de sus beneficios.

Si las elecciones, por lo que se ve, no alteran por desgracia la correlación de fuerza entre la clase obrera y sus opresores, cosa que hubiera permitido de cambiar su suerte. ¿Qué se necesita y que más habrá que hacer para que esa correlación de fuerzas cambie?

Mario Diego Rodríguez es socio de infoLibre

Más sobre este tema
stats