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La realidad de la tragedia griega

Mario Martín Lucas

En los años previos a la explosión de la burbuja financiera e inmobiliaria que nos ha asolado, se solía oír una frase repetida entre personas, o representantes de empresas altamente endeudadas: "El problema no lo tengo yo, lo tiene quien me ha financiado”.

De alguna manera los condicionantes de la crisis griega han venido impuestos para la salvaguardia de sus acreedores, no para asegurar la viabilidad de Grecia. La alta cifra de fondos de su rescate financiero, hasta 254.000 millones de euros, han sido mayoritariamente aplicados a amortización de deuda (81.300 millones de euros), pago de intereses (40.600 millones de euros), capitalización de bancos (48.200 millones de euros), compra de deuda (45.900 millones de euros) y pagos al FMI (9.600 millones de euros), utilizándose para pagos corrientes del Estado griego, únicamente, poco más de 27.000 millones de euros (el 10,62% del total de los fondos del rescate).

El giro de la política migratoria griega

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En el año 2008, gran parte de la deuda helena estaba en manos de la banca privada europea, principalmente alemana y francesa, dicha deuda suponía entonces el 110% del PIB griego, hoy, después de los rescates de 2010 y 2012, lejos de haber beneficiado a Grecia, su porcentaje de endeudamiento sobre el PIB se eleva al 185%, estando el 70% de ella en manos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera.

La operación llevada a cabo ha sido una socialización de la deuda, garantizando pagos a los acreedores financieros en origen, principalmente bancos alemanes, quienes han visto garantizada su deuda, asumiéndose ésta con fondos públicos europeos, mayoritariamente, y también del FMI y del Banco Mundial, es decir ahora los acreedores de la deuda griega somos todos nosotros, mientras que Grecia no ha ganado ni un ápice de viabilidad para devolver una deuda imposible, esa es la realidad de la tragedia griega y nosotros somos protagonistas en ella.

Mario Martín Lucas es socio de infoLibre

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