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La paranoia de la gran coalición

Alfonso Peña Mari

Es un hecho cierto que existen en España fuerzas políticas y sociales y medios de comunicación que propugnan una gran coalición PP-PSOE (GC) como la mejor, casi única para algunos, alternativa de Gobierno estable a medio plazo.

Es evidente para cualquier observador mínimamente atento que la gran patronal, agrupada en el Consejo Empresarial para la Competitividad, es partidaria de la GC porque percibe la crisis del PP y necesitan un plan B para defender sus intereses. Algunos de los portavoces oficiales del PP tampoco le hacen ascos a esta posibilidad pues sospechan que es la única manera de mantener el poder, aunque sea de forma parcial, y algún conocido periodista como Juan Luis Cebrián, de El País, está también jugando a aprendiz de brujo con este asunto.

En contraposición a los partidarios, están los conspiranoicos de la GC, es decir todos aquellos que denuncian la existencia de este proyecto para oponerse fieramente a él. Como a don Quijote, su obsesión les hace ver gigantes donde solo hay molinos.

Una buena parte de estos conspiranoicos son algunos partidos de izquierdas: IU, Podemos, Equo y otras organizaciones de izquierda más o menos radical, que aprovechan cualquier ocasión para echar la culpa de casi todo a la entelequia PP-PSOE que forman, según ellos, la gran conspiración del bipartidismo. La posición de estos partidos está dentro de la lucha política habitual y no tiene mayor recorrido.

Otro sector conspiranoico está en la prensa supuestamente progresista, Público e infoLibre,Público que han asumido el término bipartidismo con satisfacción pues todo lo que sea sintético y simple les gusta y el fondo de verdad que pueda tener les suele importar más bien poco. ¿Para qué entrar en matices cuando se dispone de un término tan rotundo?

Para que haya una GC parece indispensable que los dos posibles socios estuvieran por la labor, pero se da la circunstancia de que ningún dirigente del PSOE se ha manifestado en favor de la misma y entre los socialistas de base el tema provoca un enorme rechazo. Si hay algún socialista partidario de esta opción, debe estar muy escondido y no lo manifiesta en público.

En este contexto, sorprenden teorizaciones sobre la GC como el articulo La gran coalición, segunda temporada, recientemente publicado por Jesus Maraña, en infoLibre.

Este artículo, continuación del publicado hace un año con el titulo Intereses financieros, políticos y mediáticos alientan una gran coalición tras las generales, se basa en algunas declaraciones sacadas de contexto o en la interpretación caprichosa de algunas otras cuestiones que no tienen nada que ver con ninguna GC.

La primera referencia son unas declaraciones de Felipe González en las que admitía una posible GC "si el país lo necesitara", condición que se puede interpretar más que como un deseo, como una opción de último recurso en caso de extrema urgencia.

El segundo argumento es la supuesta mala relación política entre Susana Díaz y Pedro Sánchez. Con independencia de las matizaciones que se puedan hacer a esa supuesta mala relación, lo que no se ve por ninguna parte es qué relación tiene con la GC.

Un tercer argumento se refiere a las motivaciones sobre la destitución de Tomás Gómez como candidato a la Comunidad de Madrid y como secretario general del PSM. También en este caso se pueden hacer diversas valoraciones, pero ninguna que tenga que ver con un pacto PP-PSOE.

Otro argumento estrella es que el candidato Ángel Gabilondo no ha dicho con suficiente contundencia que no pactará con el PP, sólo ha dicho que no pactará con liberales y neoliberales y eso, al parecer, no es suficiente. Parece que si no se afirma algo con la rotundidad que el periodista quiere, se entiende que se es partidario de todo lo contrario.

En mi opinión, este artículo refleja la absurda guerra mediática en la que están metidos algunos medios de comunicación, en este caso Público e infoLibre, cada vez más próximos a Podemos y El País, supuestamente, aunque eso no lo veo tan claro, apoyando al PSOE de Pedro Sánchez.

Esta guerra a la que también juegan en el equipo de Podemos las cadenas privadas de TV Cuatro y laSexta pretende orientar e incluso dirigir la acción política de los partidos, yendo mucho más allá del papel de informar que deben tener los medios.

El articulo sobre la GC termina con una afirmación contundente: "Cuesta mucho imaginar a los Sánchez Galanes (Iberdrola) aplaudiendo un Gobierno 'estable' de PSOE, Podemos e Izquierda Unida".

Tampoco aplaudirían en su momento los Sánchez Galanes a los Gobiernos socialistas de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero y se los tuvieron que tragar.

Aunque un Gobierno tripartito de esas características no parece lo más probable, el IBEX 35 tendrá que admitirlo si lo decidieran los ciudadanos, pues a pesar de su capacidad de influencia, las grandes empresas todavía no gobiernan en España.

Alfonso Peña Mari es socio de infoLibre

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