Librepensadores

La gracia de Compromís

Alejandro Lillo Barceló

Durante estos últimos días, los ciudadanos de la Comunidad Valenciana hemos vivido una situación de enorme tirantez e incertidumbre: no sabíamos si finalmente las fuerzas progresistas iban a ser capaces de entenderse lo suficiente como para formar gobierno, relegando al Partido Popular a la oposición.

Lo cierto es que tampoco hay que sorprenderse de la imagen dada, de la puesta en escena. En una negociación, los contendientes (porque son eso: contendientes) fuerzan hasta el límite los objetivos. Todo ello con la esperanza de derribar al hostil, de convencer al indiferente. Lo malo de este tipo de jugadas es que enfrentan a la ciudadanía y transmiten una pésima imagen en los medios de comunicación.

Comenzamos a ver la luz el pasado día 11, momento en el que se representó el acuerdo para constituir la mesa de las Cortes Valencianas; esa misma tarde se hacía pública una alianza programática entre las tres fuerzas políticas más votadas de la izquierda, el PSPV-PSOE, Compromís y Podemos. Por ese orden. Conocido como el Pacte del Botànic, muchos lo consideran ya un compromiso histórico. Veremos cuánto dura.

Por todo ello, el hecho de que hace unas horas los máximos dirigentes de Compromís, Mònica Oltra y Enric Morera, hayan anunciado que Ximo Puig, líder del PSPV-PSOE, será el presidente de la Generalitat, debería alegrarnos a todos. Lo lógico es que nos sintamos contentos y satisfechos por el desenlace, por el fin de las turbulencias; siempre y cuando no se prefiera a los populares, claro. Las cosas van quedando claras y la madeja deshilvanada.

Lamentándolo mucho, no puedo compartir ese dictamen. El enredo no está claro ni desenvuelto. Después de lo acontecido en los últimos días parece mentira que nuestros delegados políticos no hayan aprendido nada, que sigan en sus trece; y eso, la verdad, resulta cuanto menos inquietante y descorazonador. Muchos somos los que deploramos, en primer lugar, que Compromís vuelva a utilizar a la opinión pública como un instrumento del que valerse para negociar el futuro de la Generalitat valenciana y los puestos en el Consell.

Las negociaciones de este tipo deberían efectuarse entre los partidos interesados para que, una vez limadas las aristas y resueltas las desavenencias, pudiéramos encontrarnos con un proyecto bien pensado, bien discutido y equilibrado. La rueda de prensa convocada por Compromís dando por sentada una propuesta que aún no ha sido negociada significa volver a inquietar a los votantes, pues desde el PSOE y Podemos algo tendrán que decir al respecto.

Se hace necesario repetirlo una vez más: emplear a la opinión pública para presionar a los demás partidos políticos después de lo que hemos pasado nos lleva a pensar que los dirigentes de Compromís no tienen remedio. Como ciudadanos, además, nos hacen sentir igual que niños que están siendo usados como moneda de cambio en un proceso de divorcio. Nadie tiene derecho a zarandearnos emocionalmente como muñecos para conseguir determinados objetivos políticos. ¿No les hemos votado? ¿No dicen ser ustedes personas responsables? Pues negocien, acuerden y no nos metan a los ciudadanos por en medio.

Así que habría que recomendarles a los dirigentes de Compromís, de Podemos y del PSPV-PSOE (por este orden) que acuerden lo que tengan que acordar en privado y que luego lo hagan público. Dejen de utilizarnos torticeramente y siéntense frente a frente a hablar. O a reprocharse lo que no está escrito. Demostrarán más madurez, responsabilidad y talante democrático que todas las declaraciones que puedan efectuar por separado. Lo que queremos son soluciones, no más tensiones entre vecinos o amigos. De esas ya hemos tenido bastantes.

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Hemos de lamentar, en segundo lugar, que con esa rueda de prensa parezca que tengamos que premiar a Mònica Oltra su generosidad por ceder al PSPV-PSOE la presidencia de la Generalitat. Es como si desde Compromís nos concedieran a los votantes una gracia, una gracia real. Así, como por arte de magia, lo decidido en las urnas (que Ximo Puig sea el presidente de la Generalitat si existe un pacto de izquierdas) se convierte en un acto de magnanimidad. Los líderes de Compromís no deberían olvidar que, a pesar de haber obtenido los mejores resultados electorales de su historia, ellos sólo representan al 18% de los votantes.

Nos esperan cuatro años muy largos. Lo que da de sí una legislatura. Que santa Rita, patrona de los problemas maritales y de las causas perdidas, nos pille confesados.

Alejandro Lillo Barceló es socio de infoLibre

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