Librepensadores

Decía el Sr. Arroyo…

Fernando Pérez Martínez

en su esclarecedor artículo, sempiterno y monotemático, que Podemos no es más que otro partido político, que juega al mismo juego que el resto de ellos, desde posiciones usurpadas a IU, desde que se produjo el fenómeno sociológico del 15M, que significó la entrada en política de otra generación revitalizadora de españoles, que vino a renovar las esperanzas de los viejos offsider de la izquierda española, proporcionando una nueva alternativa lírica que con el tiempo se va concretando en prosa.

No soy asiduo de casi nada. No desde luego, de la noria del Sr. Arroyo que desenvaina una y otra vez el mismo cangilón, artículo tras artículo, con la ambigüedad de no ir directamente al grano, sino demorándose indefinidamente en los entornos de un partido socialista menguado, dolorosa y económicamente dependiente del capital financiero, como un “D. Rodrigo” cualquiera. No deja de ser una diferencia no menor con Podemos.

Repartiendo advertencias a aquellas mentes ingenuas que pintan de colores las copas de los árboles de Malasaña, que promocionan iniciativas románticas, solidarias, entrañables, que se concretan en sueños inviables de los que, dolorosamente, habrá que despertar. Con el consiguiente trauma que el Sr Arroyo, bienintencionadamente pretende ahorrar a esa generación de cándidos utopistas cegados por los destellos que el arco iris que “la nueva-vieja casta” emite paralizando, (¿como en los ochenta?), la capacidad de raciocinio que las masas seducidas por el discurso de Podemos han venido demostrando tener más que sobradamente.

Las iniciativas 15M, divulgadas por la prensa de mandilón al servicio de la casta financiera del neoliberalismo pirata (bancos de tiempo libre, colectivización del transporte privado, y otras más o menos inválidas o simpáticas aportaciones al acervo de propuestas populares) no deben ser confundidas con la sustancial entidad de la legítima exigencia de democracia participativa: referéndum, plebiscitos, listas abiertas y entreveradas… a través de cuyas contribuciones el pueblo llano recupera poder usurpado por la casta política.

En el fragor de la lid política se difuminan los aspectos esenciales de una política de inspiración 15M y se vuelve al trillado embeleco electoral del ventilador, “todos son iguales”, “más vale malo conocido” y otras demagogias de campaña en las que se confunde ética, dialéctica, pedagogía de masas, con propaganda, ganar por lo civil o por lo criminal, pero ganar; el fin justifica los medios y otros recursos propios de gente maliciosa, de vendedores de bálsamo de serpiente, que tan pronto cura la infertilidad como hace crecer pelo sobre la frente.

Sería bueno que un grupo, aunque sea de universitarios españoles, explicase con independencia financiera y el rigor inclemente que sea necesario para su comprensión por un pueblo adicto a que le hagan la pelota en época electoral y a la monserga por conclusión; cómo es posible acabar definitivamente con la máxima que campea sobre la bóveda de la política española desde los tiempos anteriores a los Reyes Católicos y que reza: “Robar al pueblo no es delito, es gobernar; la corrupción política compensa, exige mucho sacrificio porque te obliga a tratar con lo peor de cada casa pero rinde buenos beneficios. Sólo por esta puerta entrarás en la élite, sólo así te aclamará el pueblo como padre de la patria.”

Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

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