Librepensadores

Orgasmos al borde del abismo (político)

Domingo Sanz

Abiertas las urnas, tan felices nos las prometíamos los que aún conservamos un gramo de acracia en el mundo de nuestras ilusiones por aquello de ser gobernados en precario, digo “en funciones”, que caímos en el error de faltar y el día 7 de enero tildamos de “no valientes” a los cuatro jinetes principales de la monarquía que nos adorna. Enterados los negociantes catalanes que los habíamos excluido de nuestra ofensa, decidieron celebrarlo dos días después con un orgasmo colectivo al borde del abismo, más emoción no se puede pedir. Gracias, amigos, no os vayáis todavía que queremos unas cuantas como esta.

Pero no sólo nos debieron leer en Girona. De los instalados en Madrid hay uno a quien le debió doler nuestra opinión y, asediado como estaba entonces desde dentro y desde fuera, reaccionó y ya ven ustedes el resultado. No creo que haga falta que les diga su nombre, porque es el único que ha conseguido cuota de poder del que ha dolido al resto en un Congreso redivivo, y ahora se atreve con lo que sea. Para dar pistas les diremos a nuestros lectores que los otros tres se han dedicado a las siguientes actividades: Uno, a los fuegos de artificio incluso con niño pequeño, como si fuera Rajoy retransmitiendo futbol, mientras negaban líneas o las cambiaban incesantes de color y de sitio. Otro, a mediar, lo cual es correcto y adecuado a sus posibilidades, pero poco vistoso. Y el último y más aislado, aunque su mayor número de soldados solo le permite esquivar, a veces, el goteo diario de portadas que en ocasiones le aciertan pero que siempre le afectan. La prensa se ha convertido en agenda de tribunales persiguiendo delitos que van desde todas las modalidades de corrupción posibles hasta un asesinato en León, siempre hablando cautos, nosotros, desde la más pulcra presunción.

Una vez reinterpretados los últimos quince días como si fuéramos según qué políticos, es decir, con una luz tan oblicua sobre los hechos que dé la razón a lo que antes habíamos escrito, especularemos de nuevo para que, ocurra lo que ocurra, podamos volver a triunfar y, de esa manera, acercarnos un poco más a ese infierno donde acabaremos, condenados por tramposos. Esta parte de nuestro futuro quizás no le importe a nadie.

Al gerundense le oí decir, no sé si antes o después de hablar con Sánchez pero ya investido, que no habían conseguido la mayoría de edad como para irse de casa, lo que encaja como anillo al dedo con el regalo de senadores bienvenidos y envía el referéndum de Iglesias al rincón de los trastos viejos antes de nacidos porque, para empezar, aquello sucedió un 9N y ni Pablo, que ya presumía de ser español en Bruselas, se la jugó entonces por Cataluña. Ahora toca callar. Con ellos en fase de reconstrucción desde un Gobierno independentista que no declarará la independencia, y pasando por encima de un Más que ya descompuso una coalición eterna, entre otras osadías, no creo que nadie dude de que estos señores van despacio, pero en serio y que, ahora con otro autor principal, quizás prefieran sumar fuerzas para derrotar al enemigo, que puede que sean dos y el otro no es Rivera. Averigüe usted en qué institución estamos pensando nosotros.

Por tanto, me jugaría más que palabras a que el atrevido Sánchez, por necesidad o por vicio que eso no importa, ha pactado ya con Puigdemont la construcción de una pinza de vigencia temporal y doble grillete de hierro caliente. Uno contra el PP para dejarlo fuera de cualquier gobierno y, por tanto, a disposición de la Justicia y desnudo. El otro para apretar y aflojar a Iglesias, una de cal y otra de arena, a quien no le quedará más remedio que aparentar que pacta, pero sin condiciones, bastante es que no lo puedan acusar desde abajo de ser un aliado objetivo de Rajoy para provocar nuevas elecciones ahora y jugarse así una opción real de cambio limitado pero posible. Aprendan de los catalanistas, a quienes siempre les vale más lo poco en mano… La vigencia, hasta que al socialista presidente le convenga convocar elecciones anticipadas. Pero nunca a contrapié ni a la vuelta de la esquina.

A favor de esta estrategia de Sánchez, aunque parezca mentira, rema pasivo pero pesado un Senado en manos del PP, del que todos menos Rajoy son culpables, que evitará debates sobre el sexo de los ángeles y reformas constitucionales. Culpabilidades de las que, por cierto, otro día les contaré, comenzando nada menos que un 15M. ¿Alguien se acuerda?

Pedro, cómpranos esta historia, que necesitamos que ocurra para seguir presumiendo.

Domingo Sanz es socio de infoLibre

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