Librepensadores

De sociedades interpuestas y otras lindezas

Jorge Sampedro Reimúndez

En el comportamiento de Ánsar (como le llamaba W.W. Bush) o Asnár (como le llama Xosé Manuel Beiras) podríamos encontrar muchas máculas, muchos defectos. De su actitud: que es un ególatra, un pretencioso, un fatuo, un presumido, un petulante, un vanidoso. De su actuación política: que aprobó la Ley del Suelo de 1998 que dio pie a la inmensa burbuja inmobiliaria que aún nos asola y que todavía durará muchos años; que malvendió las empresas estratégicas de este país (verdaderas joyas de la corona); que puso al frente de las mismas a sus compañeros de pupitre (acordémonos de Villalonga que estuvo en un tris de quebrar Telefónica, o de Blesa que, este sí, arruinó Caja Madrid); que durante su mandato se gestaron las mayores tramas de corrupción de la historia de este país; que de los 34 ministros que nombró, 22 están o estuvieron implicados en distinto grado en escandalosos asuntos, llegando algunos a dar con sus huesos en la cárcel; que nos metió en una guerra injusta mintiéndonos solemnemente en sede parlamentaria con una majestad solo al alcance de los elegidos; que aquella ignominiosa fotografía pudo contribuir a que sufriéramos el mayor atentado terrorista de nuestra historia; que el perverso personaje que tan bien representó, no dudó en utilizar en beneficio de su partido asuntos de Estado como el terrorismo, o insultar a sus opositores llamándoles “perros que ladran su rencor por las esquinas”; y, por último, que fue el promotor de una boda donde se juntaron más ladrones por metro cuadrado que en la cárcel de Alcalá-Meco.

Sobre la forma de ser, de actuar y de comportarse del señor Aznar durante su paso por el gobierno, existe entre la ciudadanía una gran contradicción. Unos, como yo, entienden que fue un desastre sin paliativos, mientras que otros aseveran que su advenimiento fue una bendición. Siendo como fue un individuo absolutamente controvertido, resulta paradójico que todo el mundo coincida (perdóneseme la hipérbole) en que el personaje en cuestión es, sin lugar a dudas, “un tipo listo”.

Aznar, como su íntimo amigo Zaplana, vino presuntamente a la política con el único fin de hacerse rico y para ello llegó incluso a renunciar al poder, a la pompa y al boato que tanto le gustaban, pues era sabido que desde la más alta instancia del gobierno no era posible enriquecerse, y como el dinero estaba esperando fuera, era necesario el sacrificio de convertirse en un “ex” y utilizar la agenda de contactos y favores que minuciosamente había confeccionado en su condición de presidente.

De Europa no había nada que sacar. Nadie iba a contar con él para que pronunciara sus magistrales conferencias. Además, no tenían ni un puto duro. Había que pensar en EEUU.

A él se le daban bien los idiomas, hablaba mexicano, italiano y catalán (éste solo en la intimidad), así que, ¿por qué no aprender inglés? ¿Por qué no iba a dar sus discursos en la lengua de Shakespeare? ¿No lo hacía también El Príncipe Gitano con “In the ghetto”? Pero había una dificultad, ¿cómo llegar a W. W. Bush? Tendría que recurrir a Blair… y era un socialista, pero bueno, a fin de cuentas, un socialista de la escuela de Felipe. Así que, tal vez, invitándolo a unas vacaciones en Doñana podría acceder a ser presentado por él al Gran W.W. Y así fue.

Aquella época fue inenarrable, grandiosa. España por fin había salido del rincón de la historia. Victorias navales como la toma de Perejil nos hacían emular otras como la de Lepanto. Volvíamos a ser los “putos amos”. Nuestro líder se codeaba con la créme de la créme. Sus fotografías sentado al lado de W.W. en el rancho de este, con los pies en la mesa (el único de los allí presentes) y fumándose un puro, junto con la del trío de las Azores, son constataciones icónicas, solo comparables con La Rendición de la Plaza de Breda, del poderío español.

Pero ahora llegaba lo más jodido: dejar el poder. Habían pasado ocho años y el país navegaba a barlovento. La burbuja se inflaba sin cesar, pero los voceros del gobierno y los medios afines hablaban de crecimiento sostenible, el propio presidente alardeaba de que en España se construían por año más viviendas que en Francia, Inglaterra y Alemania juntas. Éramos la hostia. Sin lugar a dudas, era un buen momento para marcharse, pero… ¿y si intentáramos irnos pero quedarnos? –pensó el ladino personaje–, ¿podría tal vez compaginar sus actividades empresariales como “ex” con la dirección del gobierno a través de FAES? Es posible, pero habría que buscar un “hombre de paja” que se prestara a ello. A Mayor Oreja lo tuvo que descartar desde el principio, se notaba mucho que era un facha. Quedaban Rodrigo Rato y Mariano Rajoy. El primero podría ser manejable, pero era un hombre sin escrúpulos y con un desmedido afán por el dinero, además de tener un verbo fácil y poder acabar encandilando a las huestes peperas. No interesaba. Pero, hete aquí, que quedaba Mariano, con menos facilidad de palabra que un surtidor de gasolina y absolutamente manejable. Un tipo indolente y perezoso que con llevarle el Marca todas las mañanas y un Cohiba se portaría como un perfecto perrillo faldero. Su débil carácter no le permitiría oponerse a ninguna decisión que emanara de la todopoderosa FAES.

El 14 de marzo del 2004 se celebraron las elecciones. La canallesca forma con la que el gobierno en funciones del señor Aznar trató el atentado del 11-M provocó lo que él nunca habría imaginado: que la indignación del pueblo los mandara a la oposición.

Tenía que actuar con rapidez. Corría abril del 2004. El traspaso del poder era inminente. Lo de Rajoy ya no tenía solución. Era necesario centrarse en utilizar, en su condición de ex, la sabrosa agenda. Había llegado el momento de empezar a ganar dinero.

El 10 de mayo del 2004, solo un mes después de desalojar la Moncloa constituye, con el único y nada ético fin de escamotear a la Hacienda pública una ingente cantidad de dinero, Famaztella SL, (Familia Aznar Botella) cuyo objeto social es “la explotación de los derechos de propiedad intelectual en todas sus manifestaciones: libros, escritos, discursos, alocuciones, conferencias y otras análogas”. Solo en el año 2014 (últimos datos publicados) la empresa administrada por Aznar obtuvo un BAI (beneficio antes de impuestos) de 411.993 euros. Al haber indebidamente facturado sus ingresos a través de esta sociedad interpuesta en lugar de hacerlo como persona física (como hacemos el resto de los españolitos), Aznar y su esposa tributaron un 25% en lugar del 50% que realmente les correspondería. Solamente en este ejercicio defraudaron más de 50.000 euros. Como el matrimonio Aznar genera, como se verá a continuación, suficientes ingresos por otras vías no precisa que Famaztella SL reparta dividendos, por lo que la sociedad acumula a finales del 2014 un patrimonio de 2,7 millones de euros.

Este individuo, que goza de una pensión vitalicia de 80.000 euros, coche oficial y chófer, secretaria y guardaespaldas y billetes en todo tipo de transporte con cargo al Estado, pertenece a la Comisión de Gobierno Corporativo de News Corp, propiedad de magnate Rupert Murdoch, en donde cobró, en el mismo ejercicio de 2014, la nada despreciable cantidad de 213.214 euros. Desde que presta sus servicios en este grupo de comunicaciones lleva ingresada la descomunal cifra de 1,68 millones de euros.

En el año 2011 ficha por la eléctrica Endesa (a través de las denominadas puertas giratorias) con un salario superior a los 200.000 euros anuales. Esta empresa, casualmente, había sido privatizada y expatriada en su época de presidente.

Desde el año 2011, asesora a la mayor empresa extractora de oro del mundo, Barrick Gold Corporatión, donde coincide, entre otros ilustres, con Jeb Bush (hermano de W.W.). Los emolumentos que percibe permanecen secretos.

En el año 2013, se incorpora como asesor senior del despacho jurídico DLA Piper para promover su expansión en Latinoamérica. Se trata del mayor bufete del mundo, con oficinas en más de 30 países y más de 4.200 abogados a sueldo. Fue, casualmente, el que se encargó de su frustrada medalla del Congreso de EEUU. Su salario una incógnita. En este mismo año se supo que el prolífico José María fichaba como asesor personal de John Scott, presidente en España de la consultora KPMG. No se sabe lo que se lleva.

Aznar cobra, también, de la Universidad de Georgetown (EEUU) y del Instituto Tecnológico de Monterrey (México); desde el 2009 lo hace de Doheny Global Grup (sociedad estadounidense con intereses diversos en Europa del Este) y de la inmobiliaria norteamericana J.E. Roberts. Lo que percibe en estos cuatro casos es igualmente un secreto.

Además de todos esto, y según Washington Speakers Bureau (agencia especializada en la representación de oradores), Aznar percibe 36.000 por hora y media de discurso, aunque esta cantidad suele ser mayor dependiendo del foro, temática y circunstancia política.

A mayores, hay que añadir el anticipo de más de un millón de euros que le entregó Planeta por la publicación de tres de sus libros. Y por último, los millones que percibe FAES de la que es presidente: en el 2014 obtuvo subvenciones por importe de 1,32 millones de euros.

Hoy se sabe que la Agencia Tributaria le ha impuesto a Famaztella SL una multa de 70.403 euros y le ha obligado a efectuar una complementaria por importe de 199.052 euros por diversas irregularidades fiscales cometidas en los ejercicios de 2011 y 2012. Todos los años anteriores, en los que también se actuó de forma irregular, han prescrito.

Lo que hizo este señor, todo un expresidente del Gobierno de España, es lo mismo que había hecho en su día el ciudadano Juan Carlos Monedero: tributar a través de una sociedad interpuesta los ingresos que deberían declararse por IRPF. Con unas cuantas diferencias: Monedero no llegó a ser multado y, además, no ostentaba ningún tipo de cargo ni responsabilidad pública. A pesar de ello todos los medios de comunicación a sueldo del Estado (toda la prensa escrita y todas las televisiones, además de la ultra 13TV subvencionada por la Conferencia Episcopal), lo vapulearon a lo largo de tres meses por el solo hecho de pertenecer a una nueva formación que pone en jaque a la vergonzante clase política que nos gobierna. El caso de Aznar y de su sociedad, por increíble que parezca, parece no interesarle a nadie. Según la última encuesta del CIS, el Partido Popular sigue siendo el que presenta mayor intención de voto. Sin comentarios.

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Jorge Sampedro Reimúndez es socio de infoLibre

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