Librepensadores

Venezuela, Podemos y la 'cachiporra' democrática

Amador Ramos Martos

(La indigencia política española redescubre las Américas)

Empieza a causar bochorno y vergüenza ajenas el paranoico interés por parte de algunos políticos españoles en su afán por sacar a la palestra la complicada situación en la que está sumida Venezuela, sobre todo, desde que Podemos comenzó a constituir una amenaza política para los “guardianes del antisistema ” que ha desarbolado –o lo intenta- el sistema previo de convivencia que nos condujo al período de mayor cohesión y desarrollo social nunca disfrutado hasta ahora, y al que la gran mayoría de españoles –me incluyo entre ellos- hemos considerado con sus lógicas limitaciones… “nuestro sistema”.

Que algunos de los dirigentes actuales de Podemos tuvieron vínculos con el Gobierno de Venezuela no creo que nadie se atreva a negarlo, pero de admitir este hecho -que nadie de Podemos que yo sepa nunca ha negado- a hacerlo con las acusaciones repetidas de financiación irregular del partido por parte del Gobierno venezolano que han sido tumbadas repetidamente por el Tribunal Supremo –también por la Fiscalía- dista un trecho jurídico insalvable para los acusadores.

Para restar más credibilidad a los hechos denunciados y desmontados jurídicamente por el Supremo, no olvidemos un detalle fundamental; algunos de los voceros –mafiosos extorsionadores sería más ajustado a la realidad- responsables de tales acusaciones y falsas por inconsistentes, están hoy por hoy preventivamente a la espera de juicio y con sus “Manos Sucias” entre rejas.

A pesar de las sentencias jurídicas en contra de la calumnia (RAE: "Acusación falsa, hecha maliciosamente para causar daño” o “Imputación de un delito hecha a sabiendas de su falsedad”) que no otra cosa han constituido –si creemos y confiamos en la Justicia- las acusaciones sobre la financiación venezolana de Podemos, resulta sorprendente con la crisis que asola España, que algunos de nuestros políticos hagan alarde de una obscena e injustificada –en mi opinión- preocupación por la espinosa y compleja situación que vive Venezuela.

Para ello no han dudado –ignorando también las repetidas sentencias del Supremo- en utilizar toda suerte de medidas propagandísticas recurriendo sin escrúpulos a los recursos mediáticos disponibles para organizar, hacer propaganda y montar su particular y miserable circo americano… venezolano, en este caso.

Como afirma Chomsky: “La propaganda es a la democracia lo que la cachiporra al estado totalitario”

Yo creo que si los dirigentes de Podemos en vez de haber tenido relación –por cierto, existente antes de la fundación del partido- con Venezuela, la hubiesen tenido por ejemplo con China, estaríamos hablando de lo que fuera pero les garantizo que no de Venezuela.

Venezuela solo interesa en estos momentos como recurso utilitarista, como coartada ideológica utilizada de forma mezquina con la finalidad política última de desgastar y desacreditar a Podemos, sobre todo, en la medida en que éste, resiste contra los equivocados pronósticos iniciales en el escenario electoral con unas expectativas de voto nada desdeñables e incluso crecientes, guste o no guste y pese a quién pese.

Lo que algunos oportunistas, mediocres, corruptos y populistas –porque lo son- políticos españoles intentan vendernos es el miedo irracional a Podemos, un partido legal, votado el 20D por 5.189.333 españoles y que le ha hecho merecedor de un espacio dentro del espectro político español y del respeto democrático que algunos le niegan utilizando para ello estratégicamente y de forma orquestada un ruin silogismo político: a) Venezuela es el modelo caótico político económico y social del que Podemos ha mamado b) Podemos trata de reproducir el modelo venezolano en España… ergo… c) Si Podemos llegara a participar en cualquier intento de gobierno en nuestro país, España se vería sumida en el caos.

¡Y salvo dignas excepciones… el resto de dirigentes políticos haciendo el “coro democrático” a los calumniadores!

El miedo es libre, pero que algunos políticos prisioneros de sus miedos recurran a ellos –en una actitud que deshonra el objetivo último de la democracia– para inyectarlos cual veneno antidemocrático en el cuerpo electoral en un intento de paralizar la libertad y voluntad de los votantes, solo trae como consecuencia la degradación y la perversión de la democracia.

Desconozco las claves últimas políticas constitucionales y jurídicas que determinan y garantizan la convivencia democrática en Venezuela, pero independientemente de ello, basta ya de utilizar la crisis venezolana como tapadera de nuestra propia crisis y como medida mezquina para retorcer y condicionar la libre voluntad de los votantes con el recurso al miedo bolivariano hacia Podemos.

Un militante de Podemos es agredido mientras pega carteles para el 26-J

Personalmente a mí que conste, no me gusta la actitud que trasciende públicamente de Maduro –tampoco me gusta la de algunos de nuestros políticos nacionales– pero corresponde a los venezolanos en exclusiva, utilizando sus legítimos recursos democráticos y jurídicos poner a Maduro en su sitio; pero que no desvíen nuestra atención electoral con el avispero venezolano, nuestra prioridad ciudadana es poner el 26J a nuestros políticos democrática y libremente en el suyo.

¡Que nuestros políticos, tan dignos, inquietos e interesados por la crisis de Venezuela dejen de hacer ideológica y torticeramente las Américas, y vuelvan –políticamente- a España a resolver los asuntos que a los ciudadanos de aquí, los españoles, nos agobian, nos preocupan y nos inquietan!

Amador Ramos Martos es socio de infoLibre

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