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Incongruencia social

Ghenadi Avricenco

El domingo, más de dos terceras partes de los españoles lamentaban estos 137 escaños que van a privatizar otros cuatro años de legislatura en nuestro país.

La vieja derecha se ha afianzado en el poder, ha reforzado seis meses de convulsiones en el centro izquierda, y ha salido victoriosa en las urnas gracias al miedo. No voy a felicitar ni de lejos al Partido Popular por haber ganado las elecciones con la misma demagogia y populismo del que pretendía protegernos. La ciudadanía ha hablado y la ley electoral ha otorgado; soy un defensor absoluto de una soberanía popular, donde la gente decide lo que cree que es mejor para su futuro. Pero, llegado a este punto, no sé qué pensar de la ciudadanía en general.

Nunca he sido muy fan de la derecha, llamémoslo incompatibilidades programáticas, pero jamás llegaré a entender, y no sé si quiero, cómo una persona mentalmente capacitada decide que la mejor opción de gobierno en su país es un partido imputado en un juicio por corrupción, infestado por personas corruptas que han ejercido un abuso sistemático de las arcas públicas, personas encargadas de velar por la seguridad urdiendo planes para desestabilizar proyectos políticos, a parte del daño del neoliberalismo en todo el tejido de servicios públicos.

Me gustaría diferenciar entre la derecha y el PP, la derecha es una ideología política que se merece todo el respeto democrático como alternativa política. El PP es un partido político, fundado por exministros franquistas, acusado de corrupción, financiado ilegalmente y con gran parte de la cúpula investigada por estos motivos y actualmente ganador de las elecciones generales del Estado español.

Pero no es menos cierto que los motivos de su victoria, ¡y de su ascenso!, sean la fragilidad del sistema izquierdista, el amansamiento de un indignado Pablo Iglesias, y la disputa entre Ciudadanos y PSOE por un puñado de votos ha provocado que el conservadurismo acelere por la derecha, fagocitando al centro y desestabilizando, aún más, a la izquierda.

En conclusión, una incongruencia social es lo único que se me puede ocurrir para explicar esos catorce escaños ganados por el partido de la corrupción y el miedo, haciendo que al final no sean los comunistas quienes nos quiten las casas, sino el IBEX35 y su protector, una vez más, el Gobierno de España.

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Ghenadi Avricenco es socio de infoLibre

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