Librepensadores

El adjetivo ‘socialista’

Rafael Granizo

En los últimos tiempos, parecemos asistir a un continuo movimiento de tierra que hace perder equilibrios a los partidos políticos que han dejado atrás, la arrogancia de la suficiencia electoral por motivo de sus políticas. Si bien, el Partido Popular, empecinado con el maltrato social, intenta una y otra vez, como autoritario conservador que es, además de corrupto, arañar espacios en lugares ajenos donde reside la cordura y conducta de justicia social para volver a cometer nuevas tropelías, es al Partido Socialista Obrero Español, hoy metido en un lodazal donde el adjetivo socialista, asentado en valores de libertad, fraternidad e igualdad, es vilmente manoseado y ultrajado por intereses más afines a los mercados propios del capitalismo, es, como digo, a quien quiero dirigirme como socialista convencido y, en particular, a alguno de sus viejos militantes, a los que quisiera poner tildes que parecen haber olvidado.

Por ello, a esos egocéntricos socialistas que se han convertido en privilegiados nobles gracias al grito de justicia social de millones de votos vilmente traicionados; a esos que se han convertido en mesiánicos héroes utilizando las esperanzas de su pueblo, a esos que vuelven, como alimañas, a salir a la palestra para pedirnos alianzas con partidos antagónicos a la democracia, herederos de políticas dictatoriales y con estructuras corruptas desde la base como se demuestra a diario; a esa gente que hace llamadas de auxilio para oponerse a que se vote a partidos que recogen la indignación de sus políticas, a los decepcionados, a los humillados, ahora desplazados, poco menos, que en un gueto marginal de esperanza. A esos me refiero, a los felipes, a los guerras, a los leguinas, a los serras, a los corcueras y a muchos etcéteras que deambulan por esta sociedad que creen haber inventado con manifiestos tramposos de libertadores bananeros; a estos salvadores de la patria que se atreven descaradamente a mostrarnos, cada vez que asoman sus fauces, pancartas de: “Yo he traído la libertad” o “la enseñanza universal que tenemos es gracias a nosotros” o “el divorcio es por nosotros” o el mismísimo “aborto lo aprobamos nosotros” y así un sin fin de elocuentes discursos que parecen justificar sus nuevos trajes y que en modo alguno legitima su bastardo mensaje a un pueblo desplazado, que sigue esperando equidad y justicia social. A esos que lo que realmente han conseguido para su pueblo, tras varios gobiernos, es tan solo crear otra marca España con la que nos insultan diariamente.

A esos vendedores de sabidurías mezquinas, ya tan narcisistas, les sugiero desde la indignación, que observen sus ombligos, si es que creen que aún los tienen, y midan la equidistancia de igualdad social que tienen respecto del pueblo que les votó hace ya mucho tiempo y que se vistan de honradez, al menos por una vez en sus vidas y devuelvan el adjetivo de “socialista” a quien verdaderamente le corresponde que no es otro que al pueblo indignado por el abuso de sus políticas antisociales. Ustedes ni son socialistas, ni son obreros, ni siquiera españoles, y no lo son, porque ya españolean como los otros. A esos, a ustedes que bastardamente ensucian a diario la dignidad de llamarse “socialistas” les deseo que sigan teniendo un buen viaje al paraíso de la opulencia bien acompañados del adjetivo de “indeseables”. Y a esos otros que aún quedan en el atrio de la casa socialista les hago participes de un deseo manifiesto de mucha gente, que no es otro, que el de abrir ventanas que oreen vilezas ya anquilosadas para un rápido retorno a la casa de todos los socialistas desplazados.

Rafael Granizo es socio de infoLibre

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