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España y el TTIP

Juan José Torres Núñez

España y otros 11 países de la UE quieren que se negocie el tratado de comercio TTIP entre los EE UU y la UE lo antes posible porque Barack Obama se marcha en los próximos meses. España y los otros países mantienen que los molinos son gigantes, a pesar de que Francia ya ha dicho que no lo firma. Si Francia y el ministro alemán Gerd Mueller han mostrado su rechazo, no sabemos por qué el señor Rajoy y su equipo quieren firmar el acuerdo. Abogan que será bueno para nuestra economía y creará puestos de trabajo. Este domingo 18 de septiembre ya vimos en la televisión cómo los alemanes mostraban su rechazo en las calles de Múnich y Berlín.

Tanto el TTIP como el TPP (Trans-Pacific Partnership) son “dos organizaciones privadas” que intentan “usurpar” y engañar a la gente. Lyndon y Helga LaRouche han dicho que estos tratados están muertos. Intentar firmar algo que ya se ha calificado como comatoso y muerto, no parece lo más inteligente. En América lo rechazan y aquí ya lo estamos viendo en las calles. Para concretar el acuerdo se han reunido catorce veces, según el ministro alemán, y “en ninguna se pusieron de acuerdo”. Entonces, de qué acuerdo se trata. Si se firmara este acuerdo, los europeos comeríamos carroña. Una chica alemana de la manifestación, hablando con un periodista, ya avisó que “acabaríamos comiendo pesticidas”.

En la reunión del G-20 se habló de la necesidad de crear una nueva arquitectura financiera y de la reestructuración del IMF, en sus siglas en inglés (el Fondo Monetario Internacional). En las conversaciones se dijo que era preciso crear bancos comerciales de inversión para ayudar a los pueblos, no para ahorcarlos. Esto ya lo estamos viendo en Europa con los rescates. Perdemos nuestra libertad, nuestra identidad y casi nuestra soberanía nacional, al convertirnos en rehenes del IMF. Las “organizaciones privadas” para “usurpar”, como el TTIP, no se pueden crear a puerta cerrada sin contar con la gente. Estas organizaciones, lo único que han creado es un “capitalismo primitivo”, como ha señalado el ministro alemán Mueller, y una “globalización sin límites o valores” en un mundo en donde “diez por ciento de la población global es dueña del noventa por ciento de la propiedad”. Esta realidad, según Mueller, es “la base de los conflictos, las tensiones, las guerras y los millones de refugiados”.

El belicista Obama, heredero de la política de guerra y destrucción de Bush, quiere firmar tratados porque el tiempo se le acaba y en su legado solo hay guerra, un buen currículum para un premio Nobel de la Paz. Llegó a la reunión del G-20 con un banjo sin cuerdas y habló de conflictos, sin percibir la poesía que se respiraba en Hangzhou. En la ceremonia de apertura se escuchó la “Ode to Joy”, de Friedich Schiller, el himno Europeo de la 9ª sinfonía de Beethoven. En el poema un verso dice: “alle Menschen werden Brüder”. Todos los hombres somos hermanos. En el discurso de Xi Jinping a los hombres de negocios, B-20, dijo que “we are building a garden to be shared by all countries”. La palabra importante de la creación de este jardín entre todas las naciones es “shared”: compartir. Otra palabra fue cooperación. Al final de la reunión la mayoría de las naciones se unieron a este proyecto ambicioso, excepto los EE UU y la UE. En este proyecto de economía innovadora, España podría jugar un papel importante en las infraestructuras y en las redes ferroviarias.

¿Pueden reactivarse las negociaciones del TTIP después de meses congeladas?

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Obama quedó aislado en la reunión del G-20. Nos podríamos preguntar por qué los EE UU y la UE han decidido quedarse al margen de las nuevas iniciativas en un mundo que como ha dicho Parag Khannah “se va a volver hiperconectado”. Obama debe saber que ya no vivimos en un mundo unipolar. Y el TTIP, el TPP y el IMF no tienen futuro en un nuevo orden económico que está obligado a rechazar un sistema de “capitalismo primitivo” basado en los juegos de azar y en la economía de casino.

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Juan José Torres Núñez es socio de infoLibre

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