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La manera más estúpida de hacer política

Jesús Pichel Martín

Guste o no, lo cierto es que, como se ha visto en las multitudinarias manifestaciones de los 11 de setembre de los últimos años, hay un número significativo de ciudadanos catalanes que desean que Cataluña sea un Estado independiente de España. Y guste o no, hay otra parte igualmente significativa que no desea la independencia. Se podrá entender que unos son más catalanistas y otros más españolistas, pero pensar que unos son más catalanes o más españoles que otros es malentender y viciar el problema.

Problema que, si acaso tiene solución, inevitablemente tendrá que pasar por entender que todos (unos y otros; otros y unos) son ciudadanos de pleno derecho y que las tres administraciones (local, autonómica y general) y los tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) del Estado, en todos sus niveles y en todo el territorio, deben defender a todos ellos con escrupulosa neutralidad, con el mismo empeño y con la misma vehemencia, porque todos tienen exactamente el mismo derecho a defender democrática y pacíficamente sus ideas.

El President Puigdemont dice ahora que quiere negociar con el Estado (como si la Generalitat y su propio Govern no formaran parte de él) un referéndum legal y vinculante (como si no supiera que efectivamente podría ser legal, pero no vinculante sin reformar previamente la Constitución) y explica que, con o sin referéndum, en septiembre de 2017 habrá elecciones constituyentes en Cataluña (como si de hecho ya fuera un Estado Soberano), al tiempo que rechaza cualquier solución constitucional en clave federal o confederal. Y, mientras, el Gobierno en funciones del PP advierte de que hará caer todo el peso de la ley sobre personas e instituciones que promuevan actos ilegales.

Independencia sin matices sí o sí de unos, frente unidad nacional sin matices sí o sí de otros: un trágala de o todo o nada, que es la manera más estúpida de hacer política, mala política, pelirgrosísima política.

Jesús Pichel Martín es socio de infoLibre

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