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Trump ya ha ganado. Mariano, también

Antoni Cisteró García

Rajoy, por descontado. Ha dejado claro que lo mejor es no hacer, no escuchar ni oír, que basta controlar los suficientes medios de comunicación y gestionar con guante de seda y puño de hierro las pleitesías del clientelismo, para mantenerse en el poder, este poder que utilizará primordialmente para seguir perfeccionando las servidumbres. Lo que falte lo aportarán, conscientes o no, los mediocres dirigentes de la oposición, que no saben, si es que quieren, convertir la miseria en indignación, la precariedad en orgullo, y ambas en acción.

Un 11 de septiembre político

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Por su parte, el histriónico magnate de la América profunda, ha conseguido ya también su propósito: elevar la zafiedad a categoría política. Consciente de que aquella es un apetitoso ingrediente, de nocividad no percibida, en cualquier menú mediático, chapotea en ella entre aplausos enfervorizados. Ha hecho escuela, superando a Berlusconi y algunos voceros del PP. Sea o no presidente, se ha dado un paso más (allí y aquí), irreversible, hacia el descrédito del sistema democrático. Y también en Estados Unidos, como aquí, ha colaborado el hecho de presentar una candidata que encarna a la perfección todas las yescas que cualquier incendiario sin escrúpulos puede encender.

Trump, Rajoy, y también Erdogan, Putin, Orban, May o Le Pen, ya en el poder o esperando turno, ven que el viento que sopla la globalización y la insaciable especulación, les va a favor. ¡Cuánta razón tiene Rajoy! Sólo cabe esperar, mientras la mediocridad y la zafiedad van haciendo metástasis. Y si no actuamos, de forma creativa, decidida y coordinada, el cáncer será, más pronto que tarde, irreversible.

Antoni Cisteró García es socio de infoLibre

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