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Donald Trump: un desastre oportuno

Juan José Torres Núñez

En España cuesta mucho trabajo defender al presidente electo de los Estados Unidos: Donald Trump. Sin embargo, aunque estas elecciones han sido un desastre, no se pueden considerar una catástrofe universal como se interpreta constantemente en los medios de comunicación. Este desastre ha despertado a América de tal forma que ya nunca volverá a ser la misma. Y ha sido necesario teniendo en cuenta la situación tan peligrosa del mundo que nos ha tocado vivir. El miedo que nos están metiendo sobre la posibilidad de que Trump presione el botón nuclear y acabe con todo no tiene fundamento si tenemos en cuenta que en Estados Unidos a Hillary Clinton se le considera mucho más peligrosa que Trump, a la hora de accionar ese maldito botón. Yo creo que los resultados de estas elecciones nos brindan una gran oportunidad para poder arreglar cuestiones importantísimas que no pueden esperar. Es hora de la distensión entre los países. Esto no lo ha entendido Clinton con su obsesión por atacar a Rusia. Como ha sugerido el conocido profesor emérito de las universidades de Princeton y Nueva York, Stephen Cohen, “Trump puede que intente una détente [distensión]”.

El bombardeo a que estamos sometidos, especialmente en la televisión, nos repite hasta la saciedad el peligro de Trump: un “personaje”, “showman”, “sheriff”, “loco”, “excéntrico”, “fascista”, en fin, todo esto está más que dicho. Pero para interpretar esta “tragedia”, hay que tener en cuenta a los actores: el pueblo estadounidense. Una de las preguntas que más hemos escuchado ha sido, ¿cómo han podido los americanos votar a ese impresentable? Pues bien, casi 60 millones lo han hecho. Esto hay que respetarlo. Como ha manifestado el profesor Cohen, “la gente que pronosticó la derrota de Trump no tenía ninguna idea de lo que estaba pasando en América”. Y ha añadido, “esto no es una catástrofe, es simplemente la democracia. No hay razones para sentirse apenado”. Teniendo en cuenta esto, si Bernie Sanders (otro de los candidatos a la Casa Blanca) justifica las movilizaciones después de las elecciones porque según él “la gente está muy enfadada”, entonces, aquí nos podemos preguntar: ¿no estaba la gente enfadada en España cuando Rajoy ganó les elecciones? Pues sí, muy enfadada, pero no salimos en tromba a la calle a darle palos a la gente que le votó, como hemos visto en los Estados Unidos, en donde algunos votantes de Trump han sido apaleados por los “demócratas”. Sanders se equivoca totalmente al referirse a la Primera Enmienda, que garantiza la libertad de expresión, porque al justificar las movilizaciones está incitando a la violencia y atacando a la democracia. ¿De qué libertad de expresión está hablando el señor Sanders cuando hoy hemos visto cómo los periodistas rusos en Washington están siendo amordazados? Y cuando se queja del Colegio Electoral por haber hecho presidente a un hombre “que no ha sido el más votado”, se vuelve a equivocar. El pueblo ha votado con un sistema electoral y una democracia, que según apuntó Clinton en su campaña, “es la mejor del mundo”. Si el sistema electoral no le gusta a Sanders ahora, que hubiera explicado esta injusticia en su campaña. El sistema electoral también es injusto en España, pero hay que cambiarlo antes de las elecciones, no después de conocer los resultados. Y al que gane hay que felicitarlo, nos guste o no. En este sentido el Gobierno Español ha hecho lo correcto al felicitar a Donald Trump, pero los modales de algunos políticos españoles no han estado a la altura del puesto que desempeñan como representantes del pueblo.

Trump ha mostrado una cara en la campaña y otra en el discurso protocolario que los candidatos dan después de las elecciones: el ganador y los perdedores. En su campaña ha dicho muchas mentiras. Esto ocurre en todas las elecciones del mundo. Pero aquí, en la televisión, se han ensañado con él, olvidando que Rajoy prometió bajar los impuestos en su campaña y crear tres millones de puestos de trabajo y lo primero que hizo al ser presidente fue subir los impuestos. ¿Qué ha pasado con esos tres millones de puestos de trabajo? Se podría decir que Rajoy es un embustero y un populista como Trump.

Yo me quiero centrar en la cara de Trump una vez elegido presidente. Su discurso fue breve y lleno de humildad, como ha reconocido todo el mundo. Señaló la necesidad de trabajar conjuntamente con Rusia y con todas las naciones que quieran trabajar con EEUU. ¿Es esta la distensión de la que nos habla el profesor Cohen? Yo creo que sí. Putin lo llamó para felicitarlo y ofrecerle cooperación porque solo así se puede reducir la tensión existente entre EEUU y Rusia. En la conversación telefónica hablaron de las “amenazas y desafíos” que enfrentan a los dos países, siempre desde el “respeto mutuo y la no interferencia en los asuntos internos de cada país”. Lo más importante para mí de esta conversación es que hablaron de la posibilidad de acabar con la guerra de Siria.

Sabemos que esta maldita guerra, que desestabiliza al mundo entero, sólo puede acabar cuando los dos países trabajen juntos. Por eso ya se le ha dado a esta conversación “un significado global”. ¿Hubiera sido posible esta conversación con Clinton como presidente? No. Ya observó Trump con mucha perspicacia que si Hillary Clinton ganaba las elecciones no podría hablar con Putin porque durante toda la campaña lo había estado demonizando.

Xi Xinping también lo llamó para felicitarlo y ofrecerle cooperación con el win-win, es decir, para que todos ganemos “de manera constructiva. Esa es una responsabilidad que las dos más grandes economías del planeta tienen”. Y puntualizó: “para que se beneficien los demás países”. Esto es lo opuesto del imperialismo. ¿Hay algo malo en todo esto que está ocurriendo? Tenemos que saber que el mundo ha cambiado y que Clinton hubiera seguido con las políticas de la Guerra Fría, que tan bien ha aprendido de Barack Obama.

En su discurso Trump prometió no abandonar a los olvidados y reconstruir el país con nuevas infraestructuras: hospitales, puentes, carreteras, etc. No olvidemos que en los veinte últimos años ni un solo aeropuerto se ha construido en los EEUU. ¿Se refirió a la implementación de la Glass-Steagal Act que ya prometió en otro discurso electoral en Charlotte (Carolina del Norte)? Esta ley, que ya introdujo el presidente Franklin Rooselvet en 1933 con gran éxito para sacar a los EEUU del estancamiento económico, como he explicado en mi artículo en este periódico, “Pedro Sáchez y Hillary Clinton”, exige la creación de bancos comerciales para no ser esclavos de la especulación de Wall Street y exige también dar crédito. Ahora hay que exigirle que cumpla su palabra. Hillary Clinton ignoró a la clase obrera y ahora los progresistas del partido demócrata, según cuenta Jonathan Easley, se han declarado en rebeldía y quieren “root out” [acabar con] “the Clinton-corporate wing” [el ala corporativa de Clinton]. Se refieren a la especulación financiera de Wall Street, que Clinton defiende. Se enfadó tanto al final por haber perdido las elecciones que se olvidó del discurso protocolario y de dar unas palabras de ánimo a sus votantes. Una persona de este temperamento yo no quisiera que guardara los códigos de nuestro futuro.

Criticando irónicamente a Trump, en Europa se ha dicho que “la OTAN no es un negocio ni una compañía”. Muy buena observación porque el profesor Cohen ha sido mucho más profundo al preguntar sin ninguna ironía: “¿Cuál es el papel de la OTAN?” No lucha contra el terrorismo. Como ya he observado en mi artículo, que acabo de mencionar, la OTAN es una organización anacrónica con una misión: acorralar a Rusia y a China. Esto es peligroso. El señor Jens Stoltenberg, su secretario general, siempre está hablando de “amenazas” y de “invasiones rusas”. A nadie en su sano juicio se le ocurriría pensar que Rusia va a invadir Europa. Lo que Rusia quiere es una coexistencia pacífica y que nadie se meta en su patio trasero. Con relación a Ucrania, los líderes europeos han declarado que, “Europa tiene unos principios sobre Ucrania que no van a cambiar”. No están hablando de distensión, sino de Guerra Fría. Los EEUU y Europa son cómplices del golpe de estado que tuvo lugar en Ucrania y ahora un grupo de nazis está en el poder, gracias a su ayuda. Sin embargo, tildan a Trump de fascista. Esto es un insulto a la inteligencia. También están proclamando que el trumpismo va a llevar a la extrema derecha al poder en algunos países europeos. Los triunfos de la extrema derecha europea se deben a la política de austeridad, recortes y sanciones que Angela Merkel y los oligarcas de Bruselas están aplicando en Europa. Y los europeos están hartos, como están los estadounidenses. En Estados Unidos la gente ha votado a Trump porque no quería más de la misma cosa. Como ha subrayado Lyndon LaRouche, “la gente ha querido detener el impulso de las élites neoliberales hacia una conflagración nuclear y un colapso económico a nivel mundial”.

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La elección de Trump significa un respiro, pero esto es solo un primer paso. Ahora hay que seguir trabajando y pensando en la humanidad porque el futuro de la civilización está en la cooperación, no en la confrontación. Lo que todos estamos diciendo es Give Peace A Chance.

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Juan José Torres Núñez es socio de infoLibre

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