Librepensadores

Feminización... no sólo de la política

Amador Ramos Martos

La polémica que las reflexiones realizadas por Pablo Iglesias sobre “feminización de la política”, el pasado 29 de noviembre, han desatado en los medios, honestamente, me parecen exageradas e interpretadas en cierta forma torticeramente –intento ser lo más respetuoso posible dado lo delicado del tema- en unas circunstancias en las que cualquier mínimo desliz terminológico o imprecisión en el intento de traducción verbal de lo conceptualmente elaborado, es utilizado por los adversarios políticos –algunas diputadas o políticas feministas del PSOE en este caso- para tergiversar lo que el protagonista quizás por una imprecisión verbal, de forma involuntaria y sin mala intención ni animo descalificador hacia la mujer, argumentó.

He escuchado atentamente el vídeo de las reflexiones del secretario general de Unidos Podemos y en ningún momento me han parecido ni machistas, ni antifeministas ni justificantes o defensoras del rol desempeñado tradicionalmente por la mujer dentro de su actividad privada o del llevado a cabo –por las que lo hacen- en su actividad pública profesional.

Pero en plena contienda ideológica con un PSOE que sigue a la baja si nos fiamos de las últimas encuestas y un Unidos Podemos que no decae y que algo repunta, cualquier desliz por mínimo que sea, es utilizado como arma arrrojadiza para desgastar al contrario políticamente. Creo que el PSOE sigue sin entender lo que está pasando sin querer enterarse de nada y autodestruyéndose en su intento de someter a Unidos/Podemos y de recuperar el espacio político ocupado antes por aquel y hoy de momento, por estos.

Es más, creo –aunque no sé si era el objeto nuclear del debate- que Pablo Iglesias se quedó corto en su reivindicación de la “feminización de la política” que estoy de acuerdo con él, no se soluciona por el simple hecho de situar a más mujeres en puestos de responsabilidad institucional sean estos públicos o privados, si de este hecho imparable, no se deriva un cambio en las formas de ejercer el poder que sirvan de contrapeso al exceso de virilidad y testosterona que en gran parte siguen contaminado el ejercicio del mismo.

Lo que me hace estar de acuerdo en su segunda reflexión: “De nada sirve poner como portavoces a mujeres si estas no están feminizadas” solidaridad que me sitúa en un territorio dialéctico delicado y sujeto a mal interpretación por quién quiera de de forma hipersensible, malinterpretarlo.

Renunciar a su femineidad por parte de la mujer, seria humana y socialmente un “contravalor” que anclaría como hasta ahora ha ocurrido –cada vez menos afortunadamente- la cultura social de género hegemónica a valores donde priman el exceso de “virilidad” con su cohorte indefendible de “antivalores” en lo referente a las relaciones entre sexos. Huir de la “masculinización” de los valores debiera ser objetivo básico del feminismo.

Para que no quede duda de mi posición respecto al tema del debate en torno a la feminización desencadenado por Iglesias, creo que el argumento más contundente y que desde entonces utilizo en estos casos, lo encontré hace tiempo en la lectura del libro de Victoria Camps: El siglo de las mujeres y que regalé hace tiempo a un buen amigo.

La tesis de Victoria Camps a la que creo que no hace falta presentar, y menos a mujeres socialistas y feminista a las que Iglesias tanto ha escandalizado –una sobreactuada actuación en mi opinión- es que independientemente de las no ya necesarias si no imprescindibles conquistas sociales de la mujer, aquellas se verían facilitadas sobre todo por la feminización del rol social y cultural dominante del hombre, al que muchos –me incluyo por si alguna veta inconsciente de negativa masculinidad trufa aún mi buena voluntad feminista sin saberlo ni desearlo- nos resistimos a adoptar en perjuicio del reequilibrio en las relaciones hombre-mujer pendiente de resolverse, anclados como estamos aún a valores culturales irracionales y atávicos.

Lo que Victoria Camps –aconsejo la lectura del libro- propone, es que la solución final al tema de la igualdad de género, solo vendrá de la mano de la “feminización del hombre”, un proceso de final aún lejano que traerá una imprescindible, equilibrada y enriquecedora secuela de valores sociales, políticos, éticos... en definitiva humanos, para todos. Lo ideal sería que el término “feminismo” una vez alcanzada social y culturalmente la paridad -con sus razonables por inevitables diferencias biológicas de género- como otros tantos “ismos”... quedara arrumbado definitivamente por caduco e innecesario, en el diccionario.

Creo que esto es lo que quizás en el fondo quiso decir o no dejó claro Pablo Iglesias y que algunos/algunas no quisieron sobreentender o malinterpretaron.

Creo que las políticas feministas -diputadas o no- del PSOE debieran dirigir más bien su artillería pesada dialéctica, sin contemplaciones y sin sutilezas, contra los comentarios –aquí no hay posibilidad de malinterpretación por matices en lo reflexionado... eructado sería más correcto- realizados por el alcalde de Alcorcón - David Pérez- en un acto durante el Sexto Congreso Nacional de Educadores Católicos en Abril del año pasado.

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En un alarde de descontrolado y testosterónico “machismo”, el mencionado personaje del PP, calificó a las feministas de: “frustradas” “rabiosas” y “amargadas” y que Cristina Cifuentes quizás “masculinizada” en sus valores, lo que Victoria Camps considera un contravalor, ha pasado tras aceptar las disculpas del primero... ¡no quiso ofender a nadie!... tampoco ella se considera ofendida... por alto.

PD: Me voy a colgar la colada y a preparar la cena mientras mi chica -de la que llevo aprendiendo 40 años- en el salón, oyendo a King Crimson... ¡un conciertazo el dado en Madrid el pasado día 22! lee plácidamente con su libro entre las manos. _______________

Amador Ramos Martos es socio de infoLibre

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