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Librepensadores

Los católicos quieren misa en la pública, no en su televisión privada

Fernando Pérez Martínez

Los defensores de la televisión pública están a años luz de sentir como una necesidad la retransmisión de misas católicas por los canales públicos, tanto como de que se emitan mensajes de género en los que se promueva la supremacía del varón sobre la mujer, la aberración de la homosexualidad o el crimen de la inseminación artificial, entre otras lindezas de las que promueven los divulgadores del dogma romano.

La reacción de las baterías mediáticas estilo: “yo no soy católico pero aplaudo lo que se diga desde los púlpitos”, no se ha hecho esperar. Salen en tromba en defensa de la obligatoriedad de dar misa en las televisiones públicas, televisar festejos de la Semana Santa y cubrir desde la tv pública cualquier subproducto de la cultura confesional.

El señor Iglesias Turrión, líder de Podemos, propuso hace pocas fechas que la televisión pública deje de emitir la misa católica. Desde el lado confesional le tapan la boca recurriendo a la fórmula tramposa, consistente en manipular la iniciativa presentándola como si fuera una prohibición: ¿Debería la televisión pública prohibir la retransmisión de la santa misa? Cuándo la proposición del líder de Podemos no tiene nada de prohibición, sino muy al contrario su objetivo consiste en la liberación de un espacio público, es decir de todos los españoles, que hasta la actualidad desde hace muchas décadas está secuestrado por una minoría cascaruda que, en ocasiones semejantes, se ponen muy sensibleros pese a ser por lo general amantes del rigor dogmático, los ritos sangrientos y de la crueldad más o menos simbólica.

La Iglesia católica es dueña de sus propios canales de televisión nacional en los que se niega a programar sus celebraciones rituales y pretende, con la ayuda de ciudadanos poco habituados a la reflexión, y con la de sus militantes y agitadores, conseguir la retransmisión de todas las ceremonias que desee la jerarquía episcopal, usando la televisión de todos, la televisión pública. Eso sí, sin que les cueste un céntimo, que para eso ya están los parados, los enfermos, los dependientes, las viudas, los comedores escolares cerrados, la precariedad de las becas y un largo etcétera, que hasta hoy vienen sufragando el capricho.

RTVE pertenece a todos los españoles. Los españoles hemos decidido en nuestra Constitución manifestarnos aconfesionales, es decir: Que no pertenecemos a ninguna confesión religiosa determinada ni estamos relacionados con ninguna de ellas, aunque algunos sí lo estén. Y éstos, los católicos romanos, son propietarios de diferentes canales de radio, televisión e internet, a través de los que pueden libremente satisfacer la demanda de doctrina de sus seguidores, sin necesidad de acudir a que la televisión de todos corra con los gastos que genera la afición de los amantes de estas ceremonias y que los interesados no quieren sufragar.

Si abrimos la RTVE a la retransmisión de cuanto evento religioso afecte a una parte de la población, veremos ocupada la parrilla de programas constantemente por celebraciones minoritarias que se programarán atendiendo al equilibrio en el reparto de tiempos dedicados a cada confesión, excluyendo, cómo no, a los ateos, aconfesionales y agnósticos, que por no tener rituales establecidos jamás tendrán derecho a la cuota de pantalla que en justicia les correspondería. Prebenda que se disputan sólo las religiones teístas franquiciadas en España, excluidas las “religiones” ateas.

No se prohíbe la misa en televisión, como no se prohíbe que cualquiera de las múltiples televisiones privadas la retransmita. Se pone fin al abuso que una parte de la sociedad española viene haciendo de los recursos públicos arbitrariamente, consumiendo tiempo en la parrilla de programación, ocupando a equipos profesionales y haciendo correr con los gastos de la emisión a una mayoría de españoles, que preferiría destinar esos medios a propósitos más acordes con su sensibilidad solidaria. ____________________

Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

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