Cataluña

La CUP se planta ante el lento camino a la independencia bajo la presión de ERC y En Comú Podem

La CUP se planta ante el lento avance del 'procés' y la amenaza de ERC y En Comú Podem

La CUP reevalúa la situación casi cinco meses después de firmar un pacto con Junts pel Sí para hacer presidente de la Generalitat de Cataluña a Carles Puigdemont. La asamblea del partido anticapitalista aprobó hace unos días una resolución en la que insta a sus dirigentes a "librarse" del acuerdo; dentro de la formación independentista cunde la sensación de que el Gobierno autonómico no está actuando con la suficiente contundencia para alcanzar la independencia, y además la CUP se ve presionada tanto en el flanco nacionalista, por parte de ERC, como en el social, en el que En Comú Podem se mantiene fuerte.

El pasado enero, la CUP quedó partida en dos a causa de su decisión de apoyar la investidura de Puigdemont. Tuvo que ser la dirección la que tomase la determinación final a causa del empate perfecto que se produjo en la asamblea que celebraron las bases en diciembre, una reunión que acabó con 1.515 votos de los partidarios de investir como presidente a Artur Mas y otros 1.515 para la opción que rechazaba hacerlo. Desde entonces, han sido varios los desencuentros entre los anticapitalistas y la coalición que integran CDC y ERC, que en el Parlamento han votado en diferentes sentidos en 64 ocasiones –contando plenos y comisiones– en apenas cinco meses, según informa Ara.

Pero el choque más grave se produjo el pasado domingo, cuando las bases de la CUP decidieron por amplia mayoría –281 votos a favor y 184 en contra– aprobar una resolución en la que planteaban su intención de "librarse" del acuerdo que mantienen con Junts pel Sí. Esta decisión no supone una ruptura inmediata del pacto, pero sí que implica que, a partir de ahora, las formaciones irán cada una por su lado en cuestiones que no tengan que ver con la independencia, según explica Xevi Generó, portavoz del Secretariado Nacional de la CUP, la ejecutiva del partido.

"Nosotros estamos ligados al mandato de ruptura, pero pasamos a ser oposición en todo lo que no sea eso", explica Generó en conversación con infoLibre. El portavoz asegura que el cambio no será radical porque el grupo parlamentario de la CUP ya se había opuesto a diferentes decisiones económicas del Gobierno autonómico, y asegura que su objetivo es presionar para que comiencen los actos de "desobediencia" al Estado para alcanzar la independencia. "O avanzamos, o lo que no vamos a hacer es jugar una partida en la que cada día aparecen nuevas pantallas", plantea Generó.

La CUP exige al Gobierno que se plante ante el Estado

Y es que la sensación extendida dentro de la CUP es la de que Junts pel Sí no está dando pasos suficientemente atrevidos hacia la ruptura con España y, por ello, pretende resaltar su perfil propio para no quedar engullida por las actuaciones del Gobierno autonómico. Las diferencias dentro del partido quedaron claras en la votación de la nueva hoja de ruta, aunque el punto de discordia sigue siendo el mismo que en enero, ya que básicamente existen dos grupos: el de aquellos partidarios de poner la independencia por delante de cualquier otro tema, y el de de quienes priorizan las acciones sociales, si bien estos últimos también piensan que la ruptura con el Estado es la mejor forma de poner en práctica sus políticas.

Generó admite que, durante los meses que han transcurrido entre la firma del acuerdo con Junts pel Sí, ha existido una "niebla" que ha puesto en cuestión el papel de la formación como punta de lanza del "frente anticapitalista" con su apoyo a un Gobierno que, por ejemplo, se ha negado a subir el IRPF a las rentas más altas, en una pugna que supuso un triunfo del ala derechista de Junts pel Sí –representada por CDC– frente a ERC. "Pero lo que se aprobó el domingo, al final, va en la línea de lo que tiene que ser la CUP, la izquierda independentista" y rupturista, se felicita el portavoz, que sin embargo admite que, pese al crecimiento de su formación, el nivel de "conciencia" de la sociedad no ha aumentado en la misma proporción.

En este sentido, la CUP anunció el jueves que la única opción para dar su apoyo al proyecto de presupuestos del Gobierno de la Generalitat es que incluya la "desobediencia clara y frontal" al Estado, especialmente en lo que respecta al techo de déficit y la suspensión de impuestos y leyes –el Tribunal Constitucional, por ejemplo, suspendió a principios de mayo una tasa sobre viviendas vacías en manos de grandes propietarios–, como forma de avanzar hacia la independencia. Eso implica que los anticapitalistas no tienen pensado hacer "ninguna concesión en recortes ni tampoco en privatizaciones" en los presupuestos de un Gobierno que, entienden, "no materializa los pasos irreversibles hacia la ruptura"

La presión parece haber dado resultados parcialmente, ya que este viernes el president Puigdemont confirmó que tiene pensado convocar elecciones en un año para, tomándolas como un plebiscito, declarar de forma efectiva la independencia, si bien no se pronunció sobre el carácter social de los presupuestos. Sin embargo, fuentes oficiales descartan que en este periodo se vayan a producir "gestos rupturistas fuertes". "El soberanismo, mayoritariamente, está formado por clases medias" que no quieren verse amenazadas por acciones excesivamente arriesgadas, interpretan estas fuentes, que sí ven más factible que se produzcan pequeños actos de desobediencia al Estado por parte de las instituciones catalanas.

Tres partidos que luchan por un espacio similar

La necesidad de la CUP de mostrar músculo, no obstante, también responde a la presión que está sufriendo por parte de ERC y En Comú Podem, con quienes pugna por ocupar el espacio de la izquierda a la izquierda del PSC. Y es que el partido liderado por Oriol Junqueras le disputa a los anticapitalistas el voto de izquierda independentista, mientras que la coalición de Podemos, ICV, EUiA y Barcelona en Comú se ha convertido en mayoritario defendiendo no la ruptura unilateral que plantea la CUP, sino un referéndum pactado con el Estado, y además plantea en el ámbito social tesis similares a las de los anticapitalistas.

Son tres formaciones que se mueven en un espacio que coincide parcialmente, y aunque Generó admite la pugna, le quita importancia. "Nos da igual si crecemos o no en escaños, el papel de la CUP en el Parlament es molestar a la derecha y a la izquierda institucionalizada", reflexiona el portavoz de la ejecutiva del partido, que no obstante asegura que En Comú Podem ha mantenido una postura "contradictoria" con respecto a la clave nacional, mientras que ERC "está virando para ser el partido de centro en Cataluña, y cada día toca más el violín con la derecha".

Este jueves, el portavoz de ERC, Sergi Sabrià, afirmó en relación a los presupuestos que tramita el Parlament que "con los recursos que tenemos, lo más rupturista es dedicar el dinero a las personas" como, a su juicio, plantea el proyecto. Pero para Generó, "ERC está jugando a no posicionarse, y tiene que decidir si apuesta por la ruptura o no". "A ellos esta ambigüedad les puede dar réditos, pero nosotros no vamos a entrar a valorar aspectos concretos [de los presupuestos], porque son un conjunto y lo que tenemos que ver es si son válidos para la ruptura" con el Estado, sostiene el portavoz de la CUP.

Los desencuentros más recientes con En Comú Podem, por otra parte, se han producido en los últimos días en el Ayuntamiento de Barcelona, donde la coalición de ICV, EUiA, Podemos y Guanyem gobierna bajo la marca de Barcelona en Comú y con el liderazgo de la alcaldesa Ada Colau. Hace unos días, la CUP se quejó amargamente del pacto suscrito entre Colau y el PSC, hasta el punto de denunciar que "la apuesta" del Gobierno municipal "es que la mafia vuelva por la puerta de atrás", en palabras de la concejal María Rovira.

"La institución, en parte, absorbe"

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Las diferencias entre ambas formaciones también se ha dejado ver en la reacción de la formación anticapitalista tras el desalojo del llamado Banc Expropiat, una antigua sucursal bancaria abandonada de Barcelona ocupada desde 2011 con la finalidad de organizar talleres y actividades. Los disturbios ocasionados por el desalojo que han llevado a cabo los Mossos d'Esquadra han provocado las críticas de la CUP a la actuación policial, pero el partido también ha lamentado que Colau no se haya pronunciado en contra del cuerpo.

Este posicionamiento es una muestra de cómo la CUP quiere mantener su perfil activista tras los casi cinco meses de pacto de Gobierno en la Generalitat. De hecho, Rovira ha pedido a la alcaldesa que "se pronuncie contra la violencia policial que se está ejerciendo y que se rompa con el discurso criminalizador de los movimientos sociales tanto por parte de la Generalitat como de algunas personas del Ayuntamiento". "Como militantes y personas que venimos de movimientos populares de esta ciudad, estamos en contra de cualquier desalojo de centros de uso social, de espacios de contrapoder y libres de machismo y del sistema capitalista, y ahí seguiremos estando", sostuvo la concejal.

Y es que Generó admite que "la institución, en parte, absorbe" y aleja a los representantes de la calle, por lo que aboga por promover una "base fuerte" que permita "generar espacios de conciencia". El portavoz pone como ejemplo la práctica habitual de la CUP a escala municipal, donde, asegura, no concurren a las elecciones si no tienen una base social potente. "Nuestra idea es tener una base para, cuando entras en las instituciones, saber que hay gente fuera" para mantener el contacto con los representantes y "no vaciar la calle", resume Generó.

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