Industria cultural

Cien ideas culturales en busca de inversor

Zinc Shower

En tan solo unos metros los asistentes pueden encontrar una plataforma que propone puntos de encuentro entre escritores y lectores en el mundo online, una franquicia internacional que pretende celebrar sesiones de cine en versión originalcine en versión original en lugares insólitos del mundo o una iniciativa de difusión de música independiente. En la primera edición de Zinc Shower Madrid se pueden conocer de primera mano los proyectos más novedosos del sector de la industria cultural y creativa. Cien ideas ligadas a las artes audiovisuales (cine, música, TV), el sector editorial, el diseño, la animación o la publicidad que durante tres días copan el espacio cultural madrileño del Matadero.

La llegada de las nuevas tecnologías ha supuesto que las grandes empresas que antes gestionaban todas las fases de la producción tengan que competir con profesionales que trabajan a nivel individual. Los inversores, por su parte, creen necesario cambiar la visión cortoplacista de sacar la máxima rentabilidad económica en pos de dar más valor a las personas que hay detrás de las ideas.

Uno de los promotores del evento es la start-up Utopic_US. Esta pequeña empresa se define como un “espacio abierto pensado para autónomos con pijama, freelancers que hablan solos, pymes solitarias y emprendedores ansiosos” y es el nexo entre profesionales de diferentes sectores que buscan realizar procesos conjuntos. Yago Fernández, una de las caras visibles de la compañía, pone como un ejemplo de proyecto colaborativo a Meet Madrid, que nació gracias a una chica dedicada al mundo del vino y otra que organizaba encuentros para aprender inglés. Cuando ambas se pusieron en contacto decidieron crear una nueva entidad dedicada a hacer visitas enológicas a turistas extranjeros que vienen Madrid.

Para Andrés Lomander, uno de los impulsores de Zinc Shower junto a personas de Utopic_US, considera que el futuro de las industrias culturales está basado en la cooperación entre personas y explica que la crisis también tiene cosas positivas. “Hay mucha más voluntad de colaboración, más iniciativa emprendedora”, añade. Lomander también piensa que las grandes compañías del sector no van a generar empleo en los próximos años, sino que las microempresas serán las que llevarán la iniciativa. “Lo de hacer una carrera, luego un máster y que te contrate una empresa de por vida se está terminando”, dice desde su posición de emprendedor al que le ha llegado el éxito con algo menos de cuarenta años.

Todos estos cambios socioculturales no pasan desapercibidos para los inversores. “La industria cultural debe entender que la tecnología es un socio para ser competitivo en Internet”, asegura Javier Celaya, uno de los inversores más reputados del sector, quién piensa que un año en Internet son como diez en el mundo real. Este economista de formación considera que las grandes empresas culturales, que en la era digital podían hacer todo el proceso de producción (creación, distribución y comercialización), hoy en día son insostenibles porque “la tecnología es un ser vivo en constante cambio y al que hay que adaptarse”.

Aunque el sector cultural tiene uno de los índices de rentabilidad más bajos al invertir, este antiguo consultor relata que hay margen suficiente debido a los escasos inversores que están especializados en ello. “En cultura puedes tener una décima parte de retorno de lo que tienes en el mundo financiero, pero aun así se puede ganar dinero. Durante estos días he tenido planteamientos de inversión desde 20.000 euros hasta un millón”, precisa. Celaya ha encontrado tres proyectos interesantes en tan solo día y medio y en los que está dispuesto a meterse de lleno. Una idea le ha atraído especialmente. Book Movies pretende ser el referente en España de las presentaciones de libros online. Jordi Ingerto, uno de sus creadores, subraya que hoy en día en Internet se pueden encontrar todo tipo de reseñas de libros, pero que su apuesta se basa en producir tráileres audiovisuales de las publicaciones con las que atraer a los lectores.

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En la inversión, relata Celaya, muchas veces no hay transacción de dinero en efectivo, sino dedicación de tiempos para que la empresa pueda contar con un apoyo logístico y con los contactos claves del sector. Posteriormente, este tiempo se convierte en acciones una vez que la empresa ha aumentado de tamaño y sus perspectivas son más amplias. Este inversor, que en el pasado estuvo dedicado a las finanzas, destaca que “por muy buena que sea una idea, si no hay compromiso de las personas que están al frente no se puede consolidar”.

Tras varias horas los asistentes salen de un baño de ideas en el que la voluntad de cooperación para desarrollar los proyectos es total. Ramón Sánchez, un madrileño de 52 años del barrio de Legazpi, expresa su enorme satisfacción desde el primer momento en el que ha pisado Zinc Shower. “Nunca había visto algo así; el intercambio de ideas y la flexibilidad de los emprendedores es alucinante. Todos deberíamos aprender y dejarnos de gigantismos que no nos llevan a ninguna parte”, apunta.

Según señalan desde la organización el evento está superando todas las expectativas iniciales. “Para ser la primera edición en España de un evento que es difícilmente clasificable es un verdadero éxito. Esperamos crecer porque ya hay gente que ha contactado para la edición siguiente”, suscribe el organizador Andrés Lomander.

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