Literatura

Esperanzado, vulnerable, enérgico, irascible, desesperado, optimista, tímido: David Foster Wallace

El escritor estadounidense David Foster Wallace.

Ciertas coincidencias resultan tan sorprendentes, tan premonitorias, que pueden llegar a adquirir un carácter cósmico. Ya hablaba de ello Borges, y de ello habla D. T. Max, el primer biógrafo de un hombre que, innumerables veces definido como “la voz de su generación”, parecería predestinado desde los inicios de una vida truncada trágica y tempranamente a la eternidad en forma de gloria literaria. “Esperanzado, vulnerable, enérgico, irascible, desesperado, optimista y tímido”, marcado a fuego por la “cosa mala”, una terrible depresión, espíritu torturado, deseoso de alcanzar la fama, competitivo, innovador, adicto, hoy se cumplen cinco años del mundo sin David Foster Wallace.

Quizá a modo de conmemoración de la fecha, la del suicidio en su hogar californiano del autor de La broma infinita o El rey pálido, La broma infinita El rey pálido contador del malestar y el cinismo de la América posmoderna, se acaba de publicar Todas las historias de amor son historias de fantasmas, un relato biográfico y cronológico surgido de la investigación de Max, periodista de The New Yorker, que ha rastreado a lo largo de tres años su trayectoria a través de los recuerdos de familiares y amigos y, sobre todo, a través de más de dos centenares de cartas inéditas.

El título de la biografía, una frase de Wallace que repitió en dos ensayos de ficción y uno de no ficción, Every love story is a ghost story, fue escrita en realidad por primera vez por la autora australiana Christina Stead. Lo curioso, dice Max, es que es altamente improbable que el estadounidense la hubiera leído nunca. Uno de esos momentos borgianos. “No sé lo que la frase significaba para Wallace, pero sé lo que significa para mí”, apunta Max, que concede la entrevista en la sede madrileña de la editorial Random House Mondadori que, además de publicar su biografía con el sello Debate, acaba de editar con Literatura Mondadori En cuerpo y en lo otro, un compendio de 15 ensayos de Wallace inéditos en español. “Cuando escribes la biografía de alguien es como si persiguieras a un fantasma, y por eso elegí la frase como título”.

También, añade a modo de respuesta, porque su relaciónen ausenciacon el escritor maldito es una bella historia de amor. “Claro, amo a David Foster Wallace. Cuando empecé, y ahora más. No sé si es porque es alguien digno de amor o porque se esforzó tanto a pesar de las dificultades”, cuenta, a ratos en español –que aprendió en un semestre que pasó hace décadas en la Universidad de Salamanca- y a otros en inglés. Un amor que, además, se fundamenta en algo, si no contrario, sí radicalmente diferente a lo que se podría intuir como el ideal de perfección en una persona. Sudoroso, enganchado a la televisión y la marihuana, constantemente despreciativo para consigo mismo, la imagen que pinta de Wallace queda lejos del intelectual ejemplar. Pero eso, opina Max, es lo mejor que se puede decir del escritor: que la gente “se puede identificar con él”.

Más allá de curiosas revelaciones como la de que el escritor intentó comprar una pistola para matar al marido de una amante, o que siempre llevaba su distintiva bandana en la frente por problemas de excesiva sudoración, el libro de Max saca a la luz cuestiones hasta ahora desconocidas que sirven para comprender mejor la obra de Wallace. Por ejemplo, que empezó el relato de El rey pálido (su último libro publicado de manera póstuma e inacabado) “casi el mismo día” que escribía las primeras palabras de la que es considerada por muchos su pieza cumbre, La broma infinita.El rey pálido La broma infinita O que ya contempló escribir La broma infinita en su época de estudiante. “El orden de publicación de los libros no es el correcto”, explica Max, que recuerda que los allegados del escritor han alabado la biografía, precisamente porque, más que escarbar en lo personal, se centra en la calidad de Wallace de literato. “Para sus amigos ha sido una manera de aprender, porque habla de un David Foster Wallace que no llegaron a entender, y de otro al que no conocían”.

DFW, una aproximación

El de David Foster Wallace es, efectivamente, uno de los nombres más sonados de la literatura contemporánea en inglés en los últimos años, una leyenda a la que, como en el caso de Roberto Bolaño, quizás haya podido contribuir la conmoción provocada por una muerte dramática y a destiempo. “Pero por las cifras de ventas te diría que una moda Wallace no existe, aunque los periódicos sí hablan más de él”, asegura José Luis Amores, editor de Pálido Fuego, casa que ha publicado La escoba del sistema, la primera novela del estadounidense, y Conversaciones con David Foster Wallace, un compendio de 20 entrevistas concedidas por el escritor a diferentes medios. “Leerle de verdad, solo lo siguen haciendo los mismos que lo han hecho siempre”.

Más allá de tendencias pasajeras, Amores sí cree en el innegable valor del trabajo de Wallace en el contexto literario posmoderno. “Cuando él empezó a escribir a finales de los ochenta, la literatura anglosajona estaba anquilosada”, explica. “Los más innovadores, como Thomas Pynchon, estaban muy arriba, su trabajo era muy sesudo. Entonces aparece Wallace, alguien capaz de escribir innovando y a la vez sobre temas muy humanos”. Desde su gran afición, el tenis, sobre el que escribiría magistrales ensayos, a cuestiones como la familia o el amor, el estadounidense, dice el editor, “era capaz de hablarte de todo, con verbosidad y sin soltar tacos”.

Con un estilo “relamido y popular a la vez”, con infinitos bucles de ideas y digresiones ampliadas en extensas notas al pie, Wallace dejó un legado que, señala Amores, no ha dejado sin embargo una profunda huella en la literatura en español. “La veo, pero mal digerida”, matiza. “Se han fijado más en el estilo, alambicado, torturado, pero no han entendido la dimensión humana”. Esa influencia, que sí se ha dejado sentir en otros escritores estadounidenses, estaría perfectamente reflejada en la figura de Sergio de la Pava, nacido en el país norteamericano de padres colombianos, que escribe en inglés y que aún no ha sido traducido al español. “Él es un dignísimo heredero de Wallace”.

Si con su biografía D. T Max asegura marcarse como objetivo “guiar un poco” en la apreciación de Wallace tanto para sus devotos como para los recién aterrizados en su planeta, Amores también da pistas sobre cómo acercarse a su obra –dividida, a grandes rasgos, entre ficción y no ficción-, especialmente si no se ha abordado aún la tarea. “Él empezó a escribir no ficción porque no tenía dinero: su editor le buscó un trabajo de periodista en el que se acercaba a situaciones populares para ver cómo se desenvolvía. De ahí nacen ensayos como el del crucero, uno de los más populares. En ficción tuvo un estilo muy marcado desde la primera novela, a partir de la que escribe y piensa de la misma forma”, señala el editor, que recomendaría iniciarse en su lectura con esta última, la ficción. “Quiero pensar que el lector español es más de ficción”, dice. “La niña del pelo raro o La escoba del sistema son los más accesibles, a partir de ahí iría alternando”. La niña del pelo raro La escoba del sistema

La misma propuesta lanza el escritor Javier Calvo, que ha traducido al castellano todos los libros del estadounidense con la editorial Mondadori: "La niña del pelo raro es el Wallace de la primera época, bastante más accesible, y también despliega muchas más variantes de estilo. Es como un catálogo de todos sus poderes narrativos". Un potencial que se concentra, sobre todo, en un excepcional uso del "lenguaje de la neurosis y representando la psicología, y la psicopatología, a partir de la situación grotesca y a menudo del humor", dice. "Otro elemento crucial es la fusión de dos vías que hasta él eran bastante divergentes en la narrativa americana: el experimentalismo de la escuela posmodernista, con precedentes como Markson o Barth, y el realismo suburbano, centrado en el conflicto doméstico, en el ámbito familiar y conyugal".

Frente a la eterna disyuntiva ficción/no ficción, Calvo percibe diferencias "abismales" en lo que se refiere al abordaje de las temáticas: "En su ficción, Wallace siempre se oculta. Siempre elige el tratamiento indirecto, el circunloquio y la visión alucinada. En su no ficción, se pone a sí mismo en primer plano y usa un lenguaje mucho más franco. Su narrativa es una especie de vía negativa comparada con los ensayos". Relacionado con sus coetáneos de manera "problemática" (llegó a tener relaciones complejas y ambiguas con algunos como Jonathan Franzen o abiertamente hostiles con otros como Brett Easton Ellis, detalla su traductor), si cabe destacar uno de los logros alcanzados por Wallace, este sería el hecho de que supo "denunciar con su ficción los efectos devastadores del individualismo, de la ironía, de la distancia interpersonal y de la conciencia masculina depredadora", cree Calvo. "En cierta manera se le puede considerar un moralista". 

Bibliografía de David Foster Wallace en español

Novelas

La escoba del sistema (Pálido fuego)

La broma infinita (Mondadori)

El rey pálido (Mondadori)

Colecciones de relatos cortos

La niña del pelo raro (Mondadori)

Entrevistas breves con hombres repulsivos (Mondadori)

Extinción (Mondadori) 

Ensayos de no ficción

Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer (Mondadori)

Los tipos que sí predijeron la crisis, lo más destacado

Los tipos que sí predijeron la crisis, lo más destacado

Hablemos de langostas (Mondadori)

En cuerpo y en lo otro (Mondadori)

*Este artículo ha sido modificado el 12 de septiembre para añadir la opinión del escritor Javier Calvo. 

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