Fotografía

La clase obrera a través de la cámara de Chris Killip

Una de las fotografías de Chris Killip expuestas en el Reina Sofía.

FRANCISCO CHACÓN

El realismo social británico encuentra en Chris Killip a uno de sus tótems. Blanco y negro. Estética cruda. Atmósferas sin edulcorantes. Densidad en las capturas. Todo al asalto de la tercera planta del Museo Reina Sofía de Madrid, donde recala la retrospectiva que le consagró el año pasado el Folkwang Museum de la ciudad alemana de Essen.

Pueden verse hasta el 24 de febrero de 2014 sus parábolas de la frustración humana en medio de la sociedad industrial que se venía abajo en las décadas de los 70 y de los 80. A pie de calle, con las clases obreras como grandes protagonistas y parajes desoladores cual invariable telón de fondo. Una especie de Ken Loach de la imagen congelada en un despliegue de más de cien instantáneas.

Heredero del documentalismo de Walker Evans, Paul Strand, August Sander y Robert Frank, no interpreta Chris Killip ningún papel. Se coloca en el mismo nivel que sus interlocutores, salidos de los paisajes urbanos de la Gran Bretaña anterior y posterior al punk.

"En el admirable trabajo de Killip, la fascinación y el respeto por la vida cotidiana y por la gente han encontrado una expresión que pone de relieve las peculiaridades y diferencias sociales y culturales, cada vez menos visibles en nuestro mundo globalizado", argumenta la comisaria de la exposición, Ute Eskildsen, del citado museo germano.

Astilleros, pescadores, ciudadanos anónimos. De la Isla de Man (donde nació el artista hace 67 años) a los alrededores de Newcastle, un entorno muy castigado por la desindustrialización. Bofetadas estéticas a las tropelías sociales de Margaret Thatcher.

"Huddersfield, con sus fábricas textiles, fue mi primer encuentro con la Inglaterra industrial, y muy importante para mí porque me ayudó a cambiar el formalismo académico de la serie sobre la Isla de Man y a incrementar mi interés por la clase obrera", declara el propio Chris Killip.

La banda sonora de la exposición podría estar perfectamente representada por Ian Dury, el influyente músico fallecido hace ahora 13 años y de quien se incluye un retrato (Sex and drugs and rock and roll, Hit me with your rhythm stick o Inbetweenies fueron algunos de sus clásicos).

Otro de los pocos retratos reconocibles es el que corresponde al magistral escritor Martin Amis, artífice de títulos como London Fields o Dinero.

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