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Omar Razzak: “Paradiso' no es un documental sobre un cine porno”

El cartel de 'Paradiso'.

Rafael es un señor de mediana edad que trabaja como proyeccionista en el cine Duque de Alba. Quizás sea como cualquier proyeccionista. O quizás no. Rafael Sánchez adora el cine y se preocupa por que al suyo (y a sus clientes) no les falte de nada: un regalito por Navidad o una terraza agradable donde tomar unas cervezas en verano. También ayuda a ambientar el local decorándolo en las fechas clave, llenado sus paredes con carteles de famosas películas (Todo sobre mi madre, Abajo el amor…) e incluso dibujando él mismo los de las películas que estrenan. Películas “X”, porno.

El primer largometraje de Omar A. Razzak reconstruye el día a día de este cine, la última sala “X” de Madrid, y de las personas que intentan que sea un lugar más agradable, un lugar distinto. Quizás sea eso lo que ha logrado que sobreviva, mientras los otros se han visto obligados a cerrar. Los actores -que no lo son profesionalmente hablando-: Rafael, el auténtico proyeccionista, el alma del Duque de Alba, y Luisa Martínez, la taquillera y segunda de a bordo que está a punto de jubilarse, junto a Juanito, Julián y otros de sus clientes estrella.

Durante cuatro años, Omar y los suyos han seguido de cerca la cotidianidad de este peculiar rincón de Madrid por el que, a pesar de todo, los años también pasan. A unos días de estrenar esta película documental, Razzak, el director, y Carlos Blas, el montador, se acercaron hasta la Facultad de Ciencias de la Información, de la Universidad Complutense, para presentar su película. Omar contó que fue un artículo en el periódico sobre los carteles que dibuja Rafael lo que les motivó a acercarse hasta aquel cine y, poco a poco, el resto del proyecto. “Paradiso es una película sobre un hombre que trata de salvar el cine”, afirmó Razzak, “son personajes reales, en sus trabajos reales, en situaciones reales pero conducidas con puntos de escena. Es una reconstrucción de la realidad que viven día a día”.

En la situación actual, hacer una película con una trama difusa, un hilo dramático bastante ligero, “una película en la que no pasa nada”, según las palabras de Blas, no es fácil. El proyecto salió adelante con la productora Tourmalet, puesta en marcha por estos dos jóvenes talentos y otros tres compañeros de pasión. “Es una película fácilmente amortizable, no cuesta demasiado”, reconoció Razzak, “la hicimos como un proyecto de inicio para lanzarla al mercado, dedicando a ella todos nuestros ratos libres durante los últimos cuatro años”.

Una historia real con personajes reales

Antes de empezar a rodar, el director estuvo un año visitando el cine. Haciéndose con Rafael, con Luisa -que al principio se mostraba reacia a participar-, conociendo a Juanito y a los entrañables personajes que conforman este lugar.

Durante ese año, Razzak decidió dónde iba a situar la cámara, qué quería mostrar al público y qué no, incluso a qué distancia lo haría. “No es un documental sobre el interior de una sala “X” -afirmó-, no me interesaba sacar lo que ocurría dentro porque todos sabemos lo que ocurre”. Temiendo que fuera otro de esos reporteros deseosos de sacar el morbo de un cine porno, Rafael también tuvo que pensarse dos veces si aceptar, “pero decía que sin Luisa -la taquillera- no hacía la película”, recordó. De hecho, fue ella a la que más costó convencer pero, como cuentan los creadores, “al final pasábamos tanto tiempo por allí que acabo por vernos como a sus hijos, y dijo que sí”. “Rafael fue el nexo con el resto de clientes -añadieron-, nos pasábamos horas y horas hablando con ellos de guisos, de series de televisión…”.

Así, lograron que Juanito cantara con total naturalidad, tanta que incluso se le escapaba algún comentario al director en mitad del rodaje -“lo daba todo”, comentó Razzak-, o que algún otro abandonara el plató mientras filmaban otros planos porque no quería estar esperando. Algunas cosas sí necesitaron ciertos “retoques”. Por ejemplo, los planos generales del cine los preparaban cuando este estaba cerrado para no sacar a los 150 o 200 espectadores que pasan a diario por el Duque de Alba. “No parecía realista que en un cine así haya tanta gente por los pasillos”, afirmó Razzak, “pero lo cierto es que la había”. “Preferimos centrarnos en figuras concretas -añadió-, el mirón que nunca acaba por entrar a la sala o el romántico que recuerda sus historias de juventud”, estas se mezclan con conversaciones sobre Kubrick, Meryl Streep o Almodóvar, en mitad de un cine que lucha con ternura pero con garra por seguir adelante.

“Hacer películas debería ser más sencillo y más barato”

“Nuestra intención era tratar de llegar a mucho público, no hacer una película para cuatro enterados -afirma Razzak-, aunque no lo parezca es una película comercial dentro de lo que cabe”. Lo cierto es que en España, el género documental “no se exhibe demasiado”, como dice el propio director.

Ambos jóvenes se muestran optimistas con el futuro a pesar de la situación por la que pasa la industria. “No es nada sencillo hacer nuevas películas”, declaró Blas, “debería ser más sencillo y más barato, pero hay que ser positivo pese al momento que vive el cine: hay que hacer películas, ahora más que nunca”.

La película se estrena este viernes 11 de abril en la Cineteca del Matadero de Madrid Cineteca y próximamente en Barcelona (Festival D'A Barcelona, el 26 de abril) y Vitoria (Sala Baratza, el 12 de abril), aunque hay nuevas fechas por confirmar. A partir del 9 de mayo, se lanzará a través de Filmin y Cameo.Cameo

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