Literatura

¿Son las mujeres las culpables de que los niños (varones) no lean?

Una estantería repleta de libros.

Atención, pregunta: ¿los niños (varones) no leen porque el mundo editorial infantil está dominado por las mujeres?

Es lo que proclama Jonathan Emmett, quien asegura la literatura infantil dominante no contiene los elementos que atraen a los chicos (varones), cosas tipo peleas o cuestiones relacionadas con la tecnología. En su opinión, la causa de este desaguisado la tienen los editores, libreros, críticos literarios e incluso adultos que proporcionan la lectura a los más pequeños, que en lo relacionado con este tramo de edad son en realidad editoras, libreras, críticas literarias y adultas (madres, abuelas). Es decir: las culpables son las mujeres. Su preponderancia está ampliando la brecha literaria entre sexos.

Emmett, escritor e ilustrador, ganador del premio Red House Children con Pigs Might Fly (Los cerdos pueden volar), ha realizado un estudio que le ha permitido constatar, tras repasar reseñas en cinco periódicos británicos, que la inmensa mayoría están firmadas por mujeres. Peor: todos los críticos de literatura infantil de The Times y The Sunday Times son mujeres. Su teoría ha sido respaldada por autoras como Julia Donaldson: "A veces pienso que los editores cometen el error de no incluir nunca nada malo o violento, ni siquiera si lo hacen los malotes".

¿Y bien?

"Hacía tiempo que no escuchaba semejante sarta de tonterías". Nuria Barrios, escritora, traductora y crítica de literatura infantil, no puede ser más contundente. Le pregunto si el ser mujer condiciona sus lecturas y sus recomendaciones. "Mi sexo condiciona mis gustos sexuales. ¿Leer libros en la cama está considerado una perversión sexual?", responde con sorna. Y remata: "Mi crítico favorito de literatura infantil y juvenil se llama Gustavo Puerta Leisse. Siempre me ha parecido muy hombre".

Conste desde ya que los hombres llamados a consultas se alinean con Barrios.

Juan José Lage, profesor, bibliotecario y crítico literario, director de Platero, revista de literatura infantil y juvenil, animación a la lectura y bibliotecas escolares, dice que lee lo que cree que tiene calidad y acierta con sus intereses o le plantea interrogantes. "No miro el autor. No me interesa. Si se diera el caso de leer un libro sin conocer el autor, no sabría tras la lectura responder si está escrito por un hombre o una mujer."

A su lado, Antonio Agustín Gómez Yebra, crítico del diario Sur y la revista Mercurio. "En ninguna medida", asegura. Y en plena sintonía con ellos, Javier Pizarro, un maestro que ejerce de reseñador en El Asombrario: "Me llama la atención que para justificar que los niños no leen hay que echarle la culpa a las mujeres. Mujeres que por otra parte no suelen estar muy representadas en los 'Grandes cargos que toman decisiones'. ¿Y para un sector donde las mujeres están más presentes, van y son las culpables?".

Antes de seguir opinando...

... miremos los datos. Que en España son ellas (niñas, jóvenes, adultas) las que más leen es una realidad documentada. El último Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros, elaborado en 2012 por la Federación de Gremios de Editores de España, esbozó el retrato robot del lector en nuestro país: mujer, con estudios universitarios, joven y urbana que prefiere la novela, lee en castellano y lo hace por entretenimiento.

También expuso que el 84,6% de los niños entre 10 y 13 años lee libros en su tiempo libre; de ellos, el 77,2% lo hace diaria o semanalmente. Ahora, vayamos al detalle.

Todos los niños de 10 a 13 años leen al menos una vez al trimestre en cualquier formato. Por tipo de lectura: libros los lee el 100%; el 47,0% lee revistas; el 26,3%, prensa, y el 36,3%, cómics. Por sexo, las niñas prefieren leer revistas (51,5%) y los niños se decantan más por prensa (34,1%) y por cómics (50,8%, que supone la mitad de los niños de estas edades).

Eso en cuanto a los formatos tradicionales. Además, un 50,5% de los menores de 10 a 13 años lee en soportes digitales, el 45,7% de forma frecuente y un 4,8% ocasionalmente. Lo último: el 83,6% de los encuestados en cuyos hogares hay niños (hasta 13 años) aseguró que en su casa se lee con los más pequeños.

Porque sí, los niños leen

Con su bagaje de más de 15 años de experiencia en la escuela, Pizarro está en condiciones de afirmar que sus alumnos y alumnas (de entre 0 y 4 años) son grandes devoradores de literatura, se sienten atraídos por los cuentos, por su caudal, el lenguaje de sus imágenes, sus historias. "Como maestro siempre busco primero que las historias diviertan y sorprendan. Que eviten esos estereotipos que en esta sociedad machista ABUNDAN [las mayúsculas son suyas], que ayuden a los niños a elaborar su mundo interior, que aprendan a conocer el mundo que les rodea y que les ayuden a resolver conflictos de un modo indirecto."

Eliminar prejuicios y estereotipos, ¡enorme tarea! "No estaría mal –dice Lage–. Por ejemplo: que a las niñas les gustan las historias con protagonistas femeninas y de color rosa, y a los niños las historias con protagonistas masculinos y de fútbol, por ejemplo. Todo depende de cómo se les presente la historia y cómo se excite su curiosidad."

En cualquier caso, dice Gómez Yebra, hay una diferencia entre chicos y chicas. Tiene observado que hay chicos que van a la biblioteca de su centro escolar, y a las bibliotecas municipales, y escogen sus propios libros en las librerías, pero lamenta que no sea lo normal ni demasiado frecuente. En su opinión, "las chicas lo tienen más fácil en este sentido. O ponen más empeño (más adelantadas psicológicamente), o tienen más interés por lo relacionado con la cultura espiritual, mientras los chicos tienden por lo general a la cultura del cuerpo. Cierto que hay niños que bailan, y tocan un instrumento, y van al teatro y al cine y a oír música..."

Entonces, ¿por qué los niños leen menos?

Juan José Lage está convencido de que el problema del fomento de la lectura y desarrollo de hábitos lectores es "acertar con el libro adecuado en el momento preciso. Si se hace así, no importa que sea niño o niña. En los niños influye mucho la motivación y cómo se haga, no quién la haga".

Pero todos saben que, tratándose de niños (chicos y chicas), el empujón ha de darlo un adulto. Y por ahí se podría colar la tesis que inspiró este artículo, la de Emmett: si los libros los compran madres y abuelas, lo harán conforme a sus propios gustos, así que tal vez se hagan con un cuento en el que haya piratas, pero difícilmente con uno en el que los piratas se enfrenten en una batalla. Es decir, que la culpa es de ellas...

Descenso a los infiernos

Descenso a los infiernos

Sin embargo, Javier Pizarro está convencido de que es más complicado que todo eso: él achaca la responsabilidad a los referentes masculinos cercanos que directamente o no, censuran con sus actitudes que los niños no encuentren en la literatura los referentes con los que vivencensuran.

"Claro que tenemos que pedir a los críticos y padres que den un paso al frente –dice–. No solo para equilibrar las cosas, sino para dar visibilidad y criterio. A los padres les cuesta ir a la escuela a contar cuentos. En casa sé que lo hacen, pero dar el paso les avergüenza, es una actividad que entiendes que es función de la madre, no se sienten seguros. Encontrar un maestro varón, trabajando con niños tan pequeños, les ayuda a introducirse en el ámbito escolar, al tener un nuevo referente, ellos se sienten más cómodos, más seguros a la hora de plantear sus dudas y sus miedos. Ver que el rol, asignado mayoritariamente a la mujer, lo ocupa un hombre, les facilita las cosas, les abre la manera de mirar las cosas, los pone en otro punto de vista. Lo mismo podría suceder si hay más padres y más críticos que abrieran el camino."

Resumiendo: quiza la culpa de que la "culpa" sea de las mujeres es de los hombres... y eso también se cura leyendo.

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