La vida de cinco mujeres transexuales sube al escenario

A veces, la realidad se convierte en pasto para el arte. Otras el arte hace lo propio para con la realidad. Y hay ocasiones que esas realidades, y ese arte, trascienden sus propias cualidades. Y se convierten en Transrealidades. Con ese título –ahora les contaremos, no poco disputado por sus protagonistas- se presenta una obra mitad teatro mitad vida, que se representará los días 1 y 2 de julio en el Espacio Labruc de Madrid. Las protagonistas son Alba Criado, Ángela Flórez, María Alejandra Huertas, Inca Princess, Nayra Sánchez, cinco mujeres transexuales que, más allá de ese aspecto, poco más comparten: cada una con su trabajo, con su pasado, con sus experiencias y su procedencia, todas ponen en común sobre el escenario sus anhelos, sus esperanzas y sus preocupaciones.

Decíamos que el título ha sido controvertido entre el elenco, a quien dirige Camilo Vásquez acompañado de Luna Martini y ambos apoyados por Nacho Mínguez, encargado de los audiovisuales del espectáculo. La duda residía en si ese prefijo, Trans-, no acabaría rebotando contra ellas, estigmatizándolas. “Queríamos desmitificar las proyecciones que se crean en la sociedad, que hace que muchas veces se nos vea como personas marginadas”, explica Criado, en una peculiar entrevista coral, a modo de conversación. Al final, se decantaron por utilizar este y no otro título para el espectáculo porque, como subraya Flórez, “queríamos mandar el mensaje de que somos personas luchando por ser lo que somos: en mi caso, ser transexual ha mostrado lo que soy”.

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El origen de este proyecto se retrotrae hasta la asociación Transexualia, que hace labores de asesoramiento y apoyo y que también promueve actividades como talleres de teatro como este. Aunque en el caso de las cinco protagonistas de Transrealidades, no todas eran novatas en el tema de la actuación: aunque en paro, Inca Princess ya era actriz desde hacía años. “El teatro me ayudó mucho para ir sin máscaras y presentarme como yo soy ante la gente, sin encasillarnos en nuestros propios problemas”. Las otras chicas se dedican a labores que van desde la de meretriz, a arquitecta, informática o gerente en un restaurante. Y ahí reside el quid de la obra: “No hay un mensaje, sino que lo que mostramos es que son personas con realidades muy diferentes”, explica el director. “Se trata de hacer un acercamiento al colectivo, que es muy desconocido”.

Sobre el escenario, las particularidades de la vida de cada una de las protagonistas se reflejan en una serie de objetos personales que se presentan sobre una mesa. A partir de ellos, cada una aporta su particular visión sobre la transexualidad desde sus experiencias con su familia, en su trabajo, con los amigos… y, sobre todo, consigo mismas. “De chico no me sentía persona, no tenía cabida en la sociedad: a partir de la transición, empecé a tener sueños e ilusiones”, dice Sánchez, a lo que Criado añade: “También tenemos problemas en común, así que cuando los escuchas te sientes identificada. Además, hay unas que tienen más experiencia que otras, y esa comunicación que tenemos te enriquece como persona”.

Acompañando a su diálogo, que llevan ensayando más de un mes pero que no surge de un guion, sino de sus propias aportaciones, se proyectarán diferentes piezas audiovisuales, que vienen a complementar sus historias. En algunas se puede ver alguna fase del proceso de transición, como la operación de cuerdas vocales de Sánchez, y en otras se presentan retales de sus vidas: de sus amores, de sus trabajos… “Las chicas trabajan en carne viva”, concluye el director. “Aunque no haya un único mensaje, en la obra hay mucha emoción, y la reflexión es para llevar a casa y ahí, que la gente configure lo que quiera configurar”.