Arte

Una lucha dialéctica entre muebles y arte

Vista de la exposición, con muebles del arquitecto brasileño Oscar Niemeyer.

En pleno corazón de Girona hay una gran masía de muros pétreos y colores brillantes; rodeada de frondosa vegetación: altos cipreses, amarillas genistas. Pero tranquilidad, no corran a hacer las maletas. No les estamos vendiendo un apartamento de vacaciones, sino recomendándoles una visita cultural. Adquirido y reformado por el gestor y arquitecto brasileño Edegar D'Avila y la artista inglesa Louise Sudell, aquel caserón del siglo XVIII, situado en la localidad de Sant Martí Vell, lleva varios años reconvertido en espacio expositivo: La Scala Showroom.

Volcado principalmente en el mobiliario de diseño, este verano el centro inaugura una muestra que quiere dar un paso más allá, para poner en relación muebles y arte de la mano de seis creadores: Domènec, Erick Beltrán, Javier Peñafiel, Alberto Peral, Louise Sudell y Lluís Hortalà. La exposición, Protocolo Abierto, es el fruto de las conversaciones entre el propietario de La Scala Showroom y Javier Peñafiel. Aunando fuerzas con los otros participantes, el artista ha puesto varias de sus piezas frente a frente con muebles de Oscar Niemeyer, Carlo Ratti, Edgar Bartolucci & John Wadhem, Osvaldo Borsani, Silvio Cavatorta, Arne Jacobsen, Luigi Colani o Stilnovo.

“Cada uno de los muebles en La Scala es el producto de una investigación y una búsqueda bastante ajena a motivos comerciales, eso hace tan inesperado el lugar”, adelanta Peñafiel, en conversación vía email con infoLibre. “Él (D'Avila) me comentó que quería algo drástico para el espacio -que es su casa en realidad- y conversamos a fondo. Protocolo Abierto plantea todos los muebles como si estuvieran en un contenedor para ser transportados, un contenedor transparente. Esta operación nos hace verlos como objetos extraños. Vemos mejor lo que es el terror de la vida doméstica y normativa”.

La libertad formal y conceptual del arte se pone así en tensión al enfrentarse a objetos de diseño nacidos de una necesidad, con una voluntad de cumplir una función. Ordenados los elementos, como explica otro de los artistas participantes, Domènec, “de una forma dialéctica, construyendo un no lugar que propicia la reflexiónno lugar”, los objetos generan así nuevas conexiones entre formas e ideas. “La historia, y sus lecturas críticas, del diseño moderno puede contar mucho mas de cómo hemos construido nuestro presente que muchas obras de arte”, abunda el creador.

“A veces los cambios políticos y las transformaciones de la realidad han sido intuidos por los artistas y descritos por ellos mejor que desde otra disciplina”, agrega Peñafiel. “Creo que la realidad se debe transformar en profundidad y no en superficie. El arte es más una actitud híbrida que un dispositivo multitarea, eso en mi opinión es lo que le hace políticamente crítico y transformador. Yo suscribo que son ejercicios experimentales de la libertad, como decía Mario Pedrosa. Un mueble no es sólo mobiliario, nosotros lo vemos inscrito en la historia y políticamente señalado, y eso se hace muy evidente en este proyecto”.

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