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Cine

Jodorowsky: “La mujer es la salvación actual de la humanidad”

Alejandro Jodorowsky, junto a su alter ego infantil, en un fotograma de la película.

Una película cuyo protagonista es un hombre que interpreta a un padre cuyo hijo en la película es su propio padre en la vida real, indudablemente tiene algo de tremendamente freudiano. Psicomágico. Y no solo eso: también participan como actores otros dos hijos del padre original, lo mismo que el propio padre original, acompañados todos de toda suerte de personajes que representan a personajes que no son sino ellos mismos: un carpintero que es un carpintero, un peluquero japonés que también lo es, una cantante de ópera, un alcalde, un dentista… Reunidos en el verdadero pueblo de Tocopilla, en Chile, han revivido una época pasada en el pueblo de Tocopilla, en Chile. Y ese tiempo, el de la infancia de Alejandro Jodorowsky, coreografía La danza de la realidad, la última cinta del siempre original creador, que llega 23 años después de su última incursión cinematográfica, El ladrón del arcoíris.

La película, que se estrena en cines este viernes, está basada en un libro homónimo de 2001 (publicado por Siruela), en el que el escritor, dramaturgo, cineasta, psicomago, tarotista, músico, pintor y otras cuantas cosas, da forma a una suerte de memorias de su infancia en las que, a la vez, parece encontrar la redención con respecto a sus recuerdos familiares. Un padre recalcitrantemente comunista y absolutamente tirano y una madre amorosa pero apocada crían a ese niño soñador que crece en un país atenazado por la dictadura, en un pueblo donde las personas son auténticos personajes. “Todo es memoria y todo es imaginación”, dice el artista sobre los recuerdos que plasma en el filme, exhuberantemente maquillados. “Fíjate: cinco minutos después de que terminemos de hablar, esta conversación también pasará a ser parte de los sueños”.

Empeñado en crear verosimilitud desde la irrealidad, Jodorowsky insiste en recordar que su concepción del cine es completamente diferente a la del teatro. Si en este los actores adoptan un papel, en aquel son personas reales las que se deben interpretar a sí mismas, aunque sin esconder que se trata de un juego, de una representación. Por eso los habitantes de Tocopilla en el filme son los propios habitantes de Tocopilla. Y por eso sus hijos Brontis, Axel y Adán participan también de esta historia de su vida. “Recordaba Tocopilla como un lugar grande, y cuando llegué me encontré un pueblo chiquito: entonces te das cuenta de que todo era una ilusión”, dice el cineasta (1929), que reconoce que ha pasado casi un cuarto de siglo sin rodar porque no encontraba productores. “Aunque una película mía cuesta cuatro millones de dólares, que en cine no es nada”, se lamenta. “En este tiempo fui ahorrando, junté 500.000 dólares y de ahí salió un socio. Pero al final hacer películas me cuesta, yo no gano nada”.

Inspirado por la bailarina Pina Bausch más que por otros directores –de ahí, dice, surge el título de La danza de la realidad-, el cine de Jodorowsky alumbra un universo fantástico en el que se busca retratar lo trascendente desde muy diferentes puntos de partida. O, lo que es lo mismo, aunar “intelecto y corazón”, que -apunta el director de El topo- conforman las cuatro partes de las que todos estamos construidos: “el cuerpo, la energía mental, la energía emocional y la energía sexual creativa”. “Hago una película cuando tengo algo que decir”, sentencia, “por eso todas mis películas son diferentes”. Y por eso, también, ninguna se parece ni lejanamente a los productos que se manufacturan en Hollywood. “Son el reflejo de una sociedad pueril, que lo es porque le conviene al sistema”, asegura, a la vez que rememora sus sensaciones viendo la serie Juego de Tronos. “Me divertí muchísimo viéndola, pero da una imagen del ser humano atroz. Es cierto que en este mundo tan grave, tan terrible, necesitas descontraerte, pero este entretenimiento es como el cigarrillo: te descontrae pero te mata”.

Como antídoto al veneno de la contemporaneidad él prescribe arte, especialmente en forma de poesía. “Es la literatura más honesta, pero la que menos se vende”, piensa el artista, que ya prepara una segunda parte de esta Danza de la realidad, en la que retratará su periodo de juventud entre los 17 y los 24 años, cuando, precisamente, se aficionó a leer poemas. “Ahora, los que hago, los doy en Twitter como un regalo”. Recomienda igualmente Jodorowsky ante estos tiempos aciagos una buena dosis de feminismo, “porque la mujer es la que tiene el poder del espíritu”, mientras que el hombre “está más preocupado por el dinero”. “La mujer", zanja, "es la salvación actual de la humanidad”. Por la crisis -una contingencia- no se preocupen; él tiene una receta: si un elefante aplasta a una hormiga, las hormigas deben aliarse para, entre todas, devorar al elefante. “Los intereses de los poderes son autodestructivos y explotadores. Frente a los ignorantes, vulgares y mediocres hay que dar conciencia”.

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