Literatura

Los fantasmas que cosen la realidad

El escritor vallisoletano Gustavo Marín Garzo.

Pensar que la realidad es solo que vemos sería sin duda, cuando menos, una ingenuidad. Un tupido tejido de ensoñaciones y anhelos, de aspiraciones y frustraciones pueblan ese espacio de lo espectral que crece y se multiplica en tensión con lo material. A modo de metáfora, como un símbolo que también engarza con la tradición gótica, el escritor Gustavo Martín Garzo ha compuesto en Donde no estás (Destino) una fábula de fantasmas, un relato de vivos y muertos que, desde su contraposición, quieren hablar de la complejidad y dificultad de toda existencia.

Una adolescente huérfana que vuelve a su pueblo castellano, una abuela endurecida por el contexto geográfico, histórico y social y un espíritu que se le aparece a la chica protagonizan esta historia “de mujeres”, mujeres que dice el autor aportan una carga de profundidad literaria debido a la severidad que para ellas guardaba la vida en los años setenta en los que se enmarca el relato. Por su falta de libertad para hacer y pensar, por su subyugación a manos del hombre, debían entonces abrigarse y medrar desde “su vida interior, su vida secreta, su vida aparente”.

Esas palabras guardadas, esos secretos nunca confesados y esas simples y llanas mentiras contadas y creídas son las que definen y dan sentido a la narración, que toma como marco de fondo la Guerra Civil. En una región, Castilla, donde al tiempo que no hubo una gran resistencia a la sublevación se ejerció una brutal represión, aquel episodio continúa viéndose, como cree Martín Garzo, vallisoletano, una cicatriz indeleble. “Aunque su evocación quiere apelar a la idea de que cualquier guerra es todas las guerras”, explica. “A día de hoy sigue habiendo actos atroces en los que no reparamos, y esto habla de todas las cosas terribles que puede llegar a hacer el ser humano”.

También, de algún modo, la aparición fantasmal, procedente de aquel tiempo de conflicto, busca ser una alegoría de lo que aquella guerra es hoy para España: una sombra que planea sobre la cotidianeidad como si hubiera llegado de otra dimensión. Pero que no por inmaterial tiene menos capacidad de influencia. “Aunque más allá de un país y un tiempo concreto, la novela habla del ser humano”, apunta Martín Garzo (1948), Premio Nacional de Narrativa y de Literatura Infantil, entre otras distinciones. “Habla de lo que significa vivir, de la belleza, de la locura, de los sueños y de los secretos”.

Sus personajes, todos de algún modo “fronterizos” –la chica por estar en el trance de la infancia a la edad adulta, la abuela por ser de ese tipo de personas que “aunque parece que ha perdido la razón, dice siempre la verdad”, el fantasma por su condición de muerto que vuelve a pasearse entre los vivos- expresan desde esa condición la idea de “lo no satisfecho, de lo incumplido, de la vida no vivida”. Por eso también el autor los enmarca en una casa angosta y laberíntica, plagada de habitaciones estancas que remiten a la literatura gótica conectando así con las novelas de fantasmas.

Escrita en capítulos muy cortos, a fogonazos, Donde no estás remite estilísticamente a los trabajos más antiguos de Martín Garzo, poblados de poesía y simbolismo. A través de esos episodios fugaces, el escritor busca plasmar “instantes de epifanía, esos momentos en los que algo se revela”. “Es una novela muy fragmentaria, que se construye sobre escenas para llegar a un momento de máxima intensidad que se pierde y que continúa con el relato”, detalla. “Es una búsqueda de los momentos reveladores”.

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