Feminismo

Guerrilla Girls: “Femen juega con las reacciones puritanas de la gente”

Guerrilla Girls: “Femen juega con las reacciones puritanas de la gente”

Un estudio de Mujeres Artes Visuales (MAV) sobre Arco, la feria de arte contemporáneo de Madrid, concluye que el 77% de los artistas expuestos en la edición de 2013 eran hombres. Y las perspectivas de la asociación en cuanto a la representación femenina para este año no son mucho más halagüeñas. Ante la pregunta de qué se puede hacer, dos mujeres vestidas con máscaras de gorilas, que responden a los nombres de Frida Kahlo y Kathe Kollwitz, les aconsejan pasar a la acción con herramientas que conjuguen “vergüenza, ridículo, humillación y risa”.

Son dos de las fundadoras e integrantes de Guerrilla Girls, un colectivo que nació en 1985 fruto de la indignación ante la escasa presencia de artistas femeninas en centros culturales. Ese año, el Museo de Arte Contemporáneo (MOMA) de Nueva York había organizado la exposición International Survey of Painting and Sculpture, que pretendía ser la gran muestra mundial de artistas contemporáneos. De artistas hombres blancos occidentales, debieron subtitular, porque de los 169 autores sólo 13 eran mujeres. La reacción de un grupo de artistas fue, primero manifestarse, y después organizarse en una especie de guerra de guerrillas utilizando las estadísticas y la ironía para combatir el sexismo del establishment artístico.

La invisible mano que mueve el mercado del arte es, para ellas, indudablemente varonil y patológicamente patriarcal. En 1991 se dirigieron al museo Metropolitano con esta pregunta: “¿Las mujeres tienen que estar desnudas para entrar en el museo Met.(ropolitano)? Menos del 5% de los artistas en la sección de arte moderno son mujeres, pero el 85% de los desnudos son femeninos”. Pero a pesar de su obsesión por los datos cuantificables, se muestran reacias a las cuotas femeninas. En una entrevista publicada en 1995, Zora Neale Hurston, una de sus integrantes, aseguraba: “Nosotras nunca hemos hablado de cuotas. Nunca hemos atacado a una institución por no mostrar el 50% de mujeres y artistas de color. Les hemos humillado por mostrar menos del 10%”.

Frida Kahlo y Kathe Kollwitz han presentado en Madrid Guerrilla Girls 1985-2005 una retrospectiva (la primera y la única que se ha hecho en el mundo de su trabajo de activistas) que estará expuesta en la nave 16 del Matadero de Madrid hasta finales del mes de abril. Llega después de haber pasado por la Alhóndiga de Bilbao, donde más de 20.000 personas visitaron la exposición. Confiesan que para ellas también es la primera vez que han visto todo su trabajo junto. Hay carteles, cartas, desplegables para revistas, pegatinas y los correos electrónicos con los que las Guerrilla Girls han intentado remover las conciencias todos estos años.

Entre los e-mails, está el de una niña que les preguntaba qué podía hacer para evitar tener que ponerse la falda del uniforme obligatorio de su colegio. Y en el expositor en el que están las acciones de los primeros años, se recoge un boletín de notas en el que las Guerilla Girls calificaban a las galerías de arte en función de las artistas mujeres expuestas entre 1985 y 1987. La galería Charles Cowles, con la obra de dos artistas femeninas, “necesita trabajar”; Edgard Thorp pasó de exhibir sólo una en 1985 a cuatro en 1987, lo que las Guerrilla Girls califican como “un excelente progreso”; y a la Sperone Westwater, con ninguna mujer en su catálogo, la tachan directamente de “delincuente”.

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Su activismo está marcado por varios factores, entre ellos el anonimato. No se sabe ni quiénes ni cuántas son, pero sí que a lo largo de los años han desfilado medio centenar de activistas por el colectivo y que no sólo son artistas plásticas, sino que también hay escritoras y directoras de cine. Un anonimato que resulta cuando menos paradójico toda vez que lo que reivindican es, precisamente, la visibilidad de las mujeres en la escena artística. “Lo hacemos por dos motivos. Por un lado, cubrirte el rostro te permite ser tú misma, y, por otro, añade cierto factor de misterio. Así llamamos más la atención sobre nuestras acciones. Además, tenemos una vida privada. Nosotras también somos artistas”, explica una de las integrantes.

Xabier Arakistain, comisario de la exposición, achaca el origen del colectivo al “enfado de una nueva generación de mujeres que ve que el trabajo de sus antecesoras feministas no había dado los frutos esperados”. Defiende el importante valor del artículo 26 de la Ley de Igualdad, que contempla que los organismos públicos tienen que garantizar la igualdad de trato y de oportunidades a hombres y mujeres artistas. “Si la herramienta política por excelencia son los presupuestos, tendríamos que exigir saber cuántos de nuestros impuestos llevan a las mujeres en los centros de arte y cultura”, reivindica.

Al hacer balance de las tres décadas de Guerrilla Girls destacan que en muchas ocasiones su forma de manifestarse ha servido como “modelo de activismo”. Ven con buenos ojos las estrategias de otros colectivos como Femen. “Es su forma de activismo”, dicen tajantes. Y la Guerrilla Girl Frida Kahlo se pregunta por qué no puede apropiarse el feminismo del desnudo cuando todos los días salen en medios de comunicación y en la publicidad mujeres sin ropa. “Femen juega con las reacciones puritanas de la gente”, sentencia.

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