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“Las razones que niegan la amistad de Lorca y Primo de Rivera son ideológicas, no lógicas”

La portada de 'Rosas de plomo'.

Rumores, siempre los ha habido. Lo que ha hecho con ellos el profesor de filosofía Jesús Cotta es comprobarlos y analizarlos. El resultado del test le ha dado positivo: de acuerdo con sus investigaciones, Federico García Lorca, poeta y símbolo de la izquierda, y José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, fueron amigos. Lo que ocurre, como explica el autor de Rosas de plomo. Amistad y muerte de Federico y José Antonio, libro donde ha vertido sus descubrimientos, que le han valido el premio a la mejor biografía histórica de la editorial Stella Maris, es ni Lorca fue tan izquierdista, ni Primo de Rivera tan fascista. Ambos fueron hombres que se sentían "hermanos de todos”, dos personas que, como cualquiera, pensaron y sintieron diferente, pero también supieron encontrar afinidades y puntos en común. Más allá de la anécdota, la de una relación confraternal, para Cotta (Cártama, Málaga, 1967) esta historia guarda un mensaje mucho más profundo: en sus raíces, se hunden las respuestas para evitar un nuevo conflicto de base ideológica como aquella Guerra Civil que acabó con sus vidas.

Jesús Cotta, autor de 'Rosas de plomo'.

P. ¿De dónde surge esta investigación?

R. Yo siempre he sido muy devoto de Federico García Lorca, me ha ayudado mucho en mi vida. Todo lo que le interesa a él me interesa a mí. Un amigo mío me dijo que tenía que escribir un libro sobre la supuesta amistad secreta entre Lorca y José Antonio Primo de Rivera, porque yo había escrito una novela, Las vírgenes prudentes, que trata de unas monjas y unas prostitutas que en un pueblo de Andalucía se ayudan unas a otras durante la guerra civil. Entonces, me dijo: tú tienes que sentar en la mesa a José Antonio y a Federico, y a ver qué tienen que decirse. Empecé a indagar en todos los testimonios que hay a favor y en contra y concluí de todos esos datos que es más lógico aceptar que existió esta amistad que negarla. Las razones que niegan esa amistad son ideológicas, pero no lógicas. Una vez que uno quita de en medio el mito en que se han convertido Lorca y José Antonio y se encuentra a las personas reales, personas que eran muy afines, con sus diferencias, y encuentra normal que esa amistad se produjese.

P. ¿Cuáles son los indicios de mayor peso para lanzar esa afirmación?

R. Hay fundamentalmente dos testimonios y otros secundarios que los apoyan. El testimonio más importante es el de Gabriel Celaya, el poeta comunista, al cual el propio Federico le confiesa que existe esa amistad. Y luego el poeta Luis Rosales, en una entrevista en ABC en el año 72, da a entender que esa amistad existió. En una grabación secreta que hizo Ian Gibson también confiesa que esa amistad existió. Luego están otros indicios, que explico en el libro, que cobran sentido si damos por válida esa amistad. Lo que pasa es que tenemos de José Antonio y de Federico dos ideas politizadas. Federico era una figura emergente de la República, apolítico y libre, con amigos en todas partes y de todo color. José Antonio fue un joven noble y de cierta ingenuidad que, como otra gente de la época, abrazó ideas fascistas pensando que aquello era la única manera de arreglar el mundo. Pero José Antonio era un caballero y una buena persona, y eso explica que Federico aceptase su amistad. Desde luego en lo que no coincidían es en la parte fascista del mensaje de la Falange. De entre las cosas en común que tenían, está que ambos eran personas que intentaron superar las rencillas ideológicas que vivían los españoles, cada uno a su manera. Federico hacía una poesía que era culta y popular, moderna y tradicional, era una persona heterodoxa y ecléctica. Y José Antonio a su vez, desde la política, intentó satisfacer las ansias de justicia social que había en la izquierda junto con los valores conservadores que había en la derecha. Él fundó lo que se llama un antipartido. Son dos personas que creían en una sola España, pero se sintieron incomprendidos y despreciados por los dos lados. A José Antonio la derecha le llamaba bolchevique blanco y la izquierda lo tachaba de católico y demás. Y a Federico la derecha lo rechazaba porque era un poeta y un escritor que defendía la libertad de la mujer, que apostaba por cambiar las costumbres… y la izquierda lo veía como un conservador, cristiano, y no daba el paso totalmente a ser un poeta de izquierdas, que es lo que la izquierda le pedía en su momento. Fueron personas incomprendidas, y de hecho, el mismo Federico le decía a un amigo suyo: 'ya lo verás cómo me matan antes que a José Antonio'. Se sentían unidos por sentirse hermanos de todos pero incomprendidos por unos y por otros.

P. Esta fue una amistad que se mantuvo en secreto principalmente porque ellos mismos quisieron mantener el secreto…

R. Federico tenía un miedo atroz a que se supiese de esa amistad. Él no hacía más que decir: '¡si se enteran!, ¡si se enteran!'. Tenía muchísimo miedo. Hay que tener en cuenta que la Falange, en el año 36, no era la Falange de después de la guerra, la perseguidora. Era la Falange clandestina y perseguida. Entonces, no era para nada un seguro de vida ser amigo de un falangista, menos del jefe. También tenía varios otros motivos, que recojo en el libro, que le hacían temer. José Antonio tampoco quería que se supiera porque no todos los falangistas eran eclécticos y abiertos como José Antonio. Muchos eran camorristas violentos y no habrían entendido esa amistad con un escritor. Las ideologías dominantes dificultaron el encuentro, luego impidieron que se diera a conocer y ahora siguen negando que esa amistad fuera posible. La ideología es la culpable de que nos parezca inverosímil algo que es tan natural como es la amistad entre dos personas que se caían bien.

P. En este libro, se cae el mito de Lorca como poeta de la izquierda. 

R. Se cae el mito izquierdista de Lorca, pero eso no significa que Lorca se fuera a convertir en una persona derechista. Él fue una persona libre, heterodoxa, impolitizable. El mito del poeta izquierdista se viene abajo porque Lorca no se presta a ello. Pero claro, el mito contrario tampoco sería posible. Yo creo que en esta amistad está la clave para evitar futuras guerras civiles. Ellos fueron dos personas que, a pesar de venir de dos mundos distintos, a pesar de las presiones de unos y de otros para que no se conociesen, supieron reconocerse en el amor a una España donde cabían todos. Ellos creían en la unidad en la diversidad de todas las regiones, creían en una España moderna y orgullosa de su pasado, y sobre todo, daban más importancia a las personas y a sus actitudes que a sus ideas. Miraban a la gente por lo que hacían, no por lo que pensaban. Creo que a España actualmente le vendría muy bien esa visión. Una visión que consistiría en desarrollar nuestra simpatía a las personas más que a las ideas. Ya estamos en una generación que ya está alejada ideológicamente de la guerra, por lo que nos podemos acercar a las personas. Habría que reivindicar en la guerra no tanto a los héroes de cada bando, sino a las personas que ayudaron a los otros a pesar de ser de ideologías distintas. Haría falta rehacer una historia de la Guerra Civil que convirtiera en héroes a los que pusieron por encima a las personas antes que a las ideas.

P. De hecho, la idea de que Lorca fue un símbolo de la izquierda está muy arraigada en España, pero no así en el extranjero. 

R. El mito izquierdista tiene más valor para los españoles, sí. Es que Lorca era tan gran poeta, y su muerte fue tan terriblemente injusta, que es una tentación muy grande buscar un culpable. Y como murió en zona azul, parece que la culpa es toda de la zona azul. Yo veo a Lorca más en el mito del poeta libre que es asesinado por envidia y por gente cerril, da igual del bando que sea, porque lo que a Lorca no le perdonaban era su libertad. Antes de que lo matasen en Granada, él ya sufrió los ataques de unos y de otros. Él se daba cuenta de que las dos Españas eran irreconciliables, por más esfuerzos que él había hecho por hacer amigos en todas partes. Es verdad que ese mito existe sobre todo en España, y ya es hora de que a Federico García Lorca lo veamos en toda su humanidad y en toda su libertad, porque politizarlo es matarlo otra vez. Él nunca quiso meterse en política, pero lo acusaron de ser político y por eso lo mataron, por una acusación falsa.

P. Explica en el libro que la muerte de Lorca, aunque por azar, ocurrió precisamente por culpa de esta amistad. 

R. En el bando azul también hubo una disputa interna, igual que la hubo en el bando rojo. Hubo una disputa entre la derecha reaccionaria y la derecha revolucionaria de la Falange, representada por José Antonio. Lorca se hospedó en casa de unos falangistas joseantonianos, y representaba todo lo que la derecha reaccionaria odiaba: era un poeta libre y encima protegido por los amigos de José Antonio, que eran la parte de la derecha revolucionaria que la derecha reaccionaria quería abatir. Y tuvo la mala suerte de estar del lado de los perdedores. El que elaboró la denuncia contra Federico mataba a dos pájaros de un tiro: a Fernando de los Ríos, que era un ministro socialista, y eliminaban también a José Antonio. Y a la vez daban un palo gordo a los falangistas y los humillaban, porque protegían a rojos en Granada. Fue una operación política.

P. ¿Qué afinidades o gustos concretos compartían Lorca y Primo de Rivera?

R. Federico García Lorca, con la Barraca, recorría toda España llevando el teatro, y José Antonio iba con los falangistas dando mítines. Se encontraron una vez en un restaurante de Palencia y José Antonio le envió una nota diciendo: ¿no crees que con tu azul y mi azul podríamos hacer una España mejor? Se refería al azul de la camisa falangista y el azul de la Barraca. Porque Lorca llevaba el teatro al pueblo español sin ninguna pretensión política, y esa era también la pretensión de José Antonio: llevar un discurso sin política. Concretando más, compartían el gusto por los campesinos: de todo el público al que se dirigían, sentían mucha simpatía por los campesinos. También compartían una misma visión del arte. El arte en aquella época se politizaba muchísimo, y Federico nunca cedió a eso y José Antonio tampoco. Compartían también, por ejemplo, la sensación de ser unos apestados, porque Federico vivió siempre con su condición de homosexual, por lo que sufrió mucho, porque muchos amigos evitaban ser vistos a solas con él para que no sospechasen que ellos eran homosexuales. Lo mismo le pasó a José Antonio con su condición de falangista, de ser el malo de la película, por lo que muchos también le negaban el saludo. Hay muchos puntos en común que los unían, pero también muchas diferencias, porque desde luego José Antonio tenía un discurso imperialista y le gustaba mucho lo militar y a Federico le repugnaba todo eso. No todo son similitudes, también hay diferencias, pero lo importante es abatir los mitos.

P. José Antonio evitaba que se conociera esta amistad con Lorca pero en cambio se rodeó en su vida pública de artistas e intelectuales.  

R. José Antonio tuvo la clarividencia de darse cuenta de que la derecha cometía un error, que sigue cometiendo, que es pensar que hay que gestionar bien las cosas pero sin atender la cultura. Así, apelan a las razones de la gente, pero no a los corazones, a los que si llega la izquierda. Él se propuso hacer lo mismo, y dar la batalla en el campo de las ideas. Fue el primer político de derechas que reunió en torno a sí a una pléyade de escritores, y su sueño habría sido que Lorca fuese el primero. Él decía: 'Federico será el poeta de la Falange'. Pero de Federico no se podía sacar nada político. José Antonio llegó tarde, y cometió el error de vestir a su partido de fascismo, porque el fascismo estaba más en la cáscara que en la esencia. Pero esa fachada fascista espantaba a mucha gente. Él quería haber atraído a parte de la izquierda, pero la fachada fascista los espantaba.

P. Lo que en un principio es una anécdota, la amistad entre dos personas, quiere también de algún modo transformar una imagen que tenemos de la historia.

R. Una vez que deduzco de los datos que fueron amigos, me pregunto: entonces, ¿quiénes fueron realmente Federico y José Antonio? Vamos a quitarle la máscara ideológica que tienen para ver sus rasgos reales, y eso es lo que he hecho en el libro, despolitizarlos. Me detengo más en Federico, a quien conozco más, pero lo he hecho con los dos.

 

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