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Artur Bordalo convierte la basura en arte

Artur Bordalo convierte la basura en arte

Francisco Chacón

Recoge Artur Bordalo materiales de desecho y los recicla en sus piezas artísticas para poner el dedo en la llaga sobre esta sociedad de usar y tirar, como él mismo denuncia.

Sus inquietantes obras llegan ahora a la galería de Arte Periférica, en pleno centro cultural de Belém, no lejos de algunos de los iconos más destacados de Lisboa: el Monasterio de los Jerónimos o el Monumento a los Descubridores.

Basura procedente de las calles y también del mar, adonde varias creaciones retornan, aunque pegadas a los muros de tierra y prestas a dejarse mecer por las aguas.

Una dimensión diferente que se origina en el arte urbano, con cuya estética comulga este ermitaño del siglo XXI, siempre dispuesto a llamar la atención sobre la deriva del hombre en un mundo despiadado que agrede a la naturaleza de forma constante. Por ejemplo, con un uso desmesurado del omnipresente plástico, mucho peor que el papel a la hora de reciclarse en el tiempo.

“Hay cosas que parecen bonitas a nuestro alrededor, pero en su base no esconden más que basura”, explica Bordalo, de 28 años, acerca de una muestra denominada 'Pánico, drama,terror'.

Con su particular método, arremete contra el excesivo materialismo que impera en la actualidad, acechante a la vuelta de la esquina y revulsivo para su arte ligado al activismo.

Sus criaturas irrumpen en medio de la solemnidad de la galería como una extensión de su trabajo callejero, deudor del mismo grafiti al que dotaba de relieve.

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Pintó las vías del tren y colocó búhos gigantescos en las paredes de Lisboa y otras ciudades portuguesas antes de reducir el formato de sus alegatos anticonsumistas, repletos de mensajes nada subliminales.

Lanza Bordalo dardos contra las conciencias inertes que anestesian la sociedad sin apercibirse de que el ritmo destructivo de hoy sólo puede conducirnos al desastre.

Su desbordante creatividad entronca con el auge del arte urbano que vive Lisboa. De hecho, este sello traspasa fronteras y la convierte en capital europea de esta forma de expresión.

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