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Música

Carmen París: “He pagado un precio por no callarme”

Carmen París, en una imagen de promoción.

Son las cuatro y aún no ha comido. Carmen París (Utebo, Zaragoza, 1966) no para. Después de pasar una "mala época", se le juntan varias alegrías. La primera, la concesión del Premio Nacional de las Músicas Actuales el pasado noviembre. Y a partir de ahí, ajetreo: acaba de llegar de un concierto en Teruel, tiene ensayo, y el martes toca en el Festival Clásicos en Alcalá. Luego queda el Pirineos Sur,  y una larga gira veraniega. La primera en años, asegura, que merece tal nombre. Antes de marcharse, además, tiene que terminar de componer la banda sonora de dos películas aragonesas, Bendita calamidad y La novia (una versión de Bodas de sangre). Y luego, la vida: "Movidas con la comunidad de vecinos, que tengo a mi madre con alzhéimer en Zaragoza… Me dicen que estoy flaca. Claro. Si es que así es imposible engordar". Aprovecha el descanso en un bar de Vallecas, el barrio donde ensaya y vive desde hace una década, para pedir unos huevos rotos con jamón que ataca sin piedad. París parece inmune al cansancio.Pregunta. Tiene una gira de verano con más de 20 fechas. No es nada frecuente.

Respuesta. Hacía años que no lo podíamos llamar gira, hemos padecido mucho por la crisis. Se ha hundido el modelo en que veníamos funcionando, y el IVA ha sido criminal para terminar de rematarnos. Por lo menos los del cine tienen la Ley del Cine. Pero en nuestro país la música ni siquiera está considerada como una carrera. Y no he escuchado a ningún partido decir qué propuesta tiene para nuestra cultura.

P. ¿Por qué este verano ha sido distinto, al menos para usted?

R. Ha sido el Premio Nacional, y todo lo que hemos sembrado en estos años. Hemos empezado a salir fuera: Francia, Suecia, Italia… Este verano tengo hasta un concierto en Eslovenia para presentar el disco. Pero es un proceso muy lento. Salió hace dos años y todavía está caminando.

P. ¿No es fácil la difusión?

R. Nada fácil. Y menos ahora. Yo soy una artista indie, aunque nunca me programan en un festival de este tipo. Se ha convertido en un estilo de música, cuando significa “independiente”. Yo soy tan indie que no estoy ni con los indies.

P. ¿Por qué tiene éxito fuera de España?

R. La jota se identifica con lo español, sin ser flamenco. A los de la orquesta de [la Universidad de] Berkeley [con quien grabó el disco] les llamó la atención que fuera una música tan épica. Les maravillaba que fuera español sin tener guitarra. Le quitamos la cuerda pulsada, yo quería darle otra tímbrica y lo hicimos solo con viento.

P. ¿Hay raíces comunes en el folclore?

R. Sí. Al Consejo de Abuelas Indígenas, que son de Nepal, Amazonia, Estados Unidos, Alaska… les canté una jota y se echaron a llorar. La jota, sin duda, tiene influencias del canto sefardí. Y en el flamenco hay influencias de la jota, las alegrías de Cádiz, por ejemplo. En España hay mucha riqueza folclórica, pero solo se proyecta la visión del flamenco. También porque un circuito internacional importante.

P. ¿Y dónde está la jota?

R. En los circuitos de músicas del mundo. Lo que pasa es que al mezclarla ahora con el jazz, ya no me quieren. Y en los de jazz tampoco. En el momento en el que te pones a experimentar, ya no saben dónde meterte.

P. ¿Entonces?

R. He procurado no ir muy lejos en el primer experimento. El nuestro es un jazz a lo Frank Sinatra o Gershwin. Nada de free jazz ni de bebop. Que vengan otros que sigan el camino.

P. ¿Y por dónde va a seguir usted?

R. No sé. Tengo varias ideas pero no me decido. Ya veremos si sigo con el jazz. O con la jota, que tampoco es cuestión de estar joteando a la gente indefinidamente.

P. Ahí sí que va a volverles locos.

R. Ya veremos [ríe].

Carmen París

P. Además del jazz, ¿en qué ha notado la libertad del indie?indie

R. En que puedo hacer las canciones tan largas como quiera. Eso es una tiranía de la radio, ¿eh? Para ellos, con tres minutos vas que te matas. Lo que se pase de tres, empieza a peligrar.

P. El Premio Nacional de las Músicas Actuales se lo han llevado Serrat, Kiko Veneno, Luz Casal… Y usted.

R. Ellos están en la primera división. Con el premio me han subido de segunda a primera… En consideración, ¿eh? No en volumen de ventas.

P. ¿Cómo lo recibió?

R. Con sorpresa. Cojo el teléfono y me dicen: “Soy José María Lassalle”. Ahí va. "Si yo no sabía que estaba nominada a nada, qué alegría", le digo. Y me dice que tiene una dotación de 30.000 euros. Yo vi las deudas pagadas y con dinero para el siguiente disco. Estaba hipotecada, con poco trabajo y sin saber cómo iba a poder grabar.

P. ¿Ha llegado a alguna conclusión de por qué le tocó a usted?

R. Yo la única conclusión que he sacado es que van alternando: uno de otro lado, un aragonés, uno de otro lado, un aragonés… [ríe]. Había un par de personas en el jurado a las que conocía. Y sí que estaba la presidenta de una asociación de mujeres compositoras.

P. ¿Pudo venir de ahí la proposición?

R. Quizás. Es difícil que te vean como creadora, siempre dicen “la cantante”. Las mujeres siempre lo tenemos más difícil, en todos los sectores de la cultura.

P. No todos aceptaron el premio.

R. Sí, como Jordi Savall.... Aún me decían que renunciara yo también a modo de protesta. Sí, corriendo. Cada uno que proteste como quiera, yo desde luego no me callo ni debajo del agua, a ver si os creéis que porque me han dado el premio voy a dejar de protestar.

P. ¿Tiene un precio, el no callarse?

R. Sí que tiene un precio. Yo lo he pagado. No es lo mismo que seas un artista que no dé problemas que ser un artista que hable.

P. ¿A la hora de programarle?

Sí. Significarme en mi tierra contra el trasvase del Ebro me ha supuesto no trabajar apenas en Valencia. Por poner un ejemplo. Porque el apoyo a la causa palestina es el que peor se paga. Sobre todo, si no sigues la corriente general. Se señala al mensajero, en vez de ver lo que se está haciendo mal. 

P. ¿Tiene esperanza en un cambio?

R. Siempre. Pero las cosas no van a cambiar solas. Tiene que haber una masa crítica. Nadie se plantea, por ejemplo, esto de crecer, crecer... ¿Para llegar a dónde? Mientras pensemos que los culpables de todo son los políticos, vamos mal. Cambiamos uno por otro, pero todo sigue igual. Porque los que gobiernan no son ellos. 

P. ¿Cree que los cambios de Gobierno, como en Aragón, son significativos?

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R. En Aragón hay personas, a las que conozco y en las que confío, que van a llegar al Gobierno. Son coherentes, honrados. No me había pasado esto hasta ahora.

P. ¿Van a acabar convirtiéndose en aquello que se critica del resto?

Corren todo el peligro. Van a enterarse de lo que vale un peine. De lo que hay bajo las alfombras, de con qué tienen que tener cuidado. El sistema está preparado para que no puedas cambiarlo desde dentro.

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