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Festivales de verano

Natalia Menéndez: “Almagro es público y vamos a defender que lo siga siendo”

Natalia Menéndez, en una calle de Almagro.

Cuando Natalia Menéndez (Madrid, 1967) recibió la propuesta de dirigir el Festival de Almagro, en 2010, no le estaban ofreciendo ningún caramelo, pese a dejarle el timón de la cita más importante de teatro clásico español. Llegaba para "reforzar el modelo artístico y adecuarlo a la actual coyuntura económica", como se anunció en su momento. Tenía el trabajo sucio de acabar con una deuda de 1,3 millones de euros.

Nada apetecible en un panorama que iría dejando en la cuneta a eventos similares: entre 2011 y 2014, un 20% de los festivales culturales españoles echó el cierre, según un estudio de la Universidad de Barcelona. Almagro tiene hoy casi un millón de euros menos que en 2009, cuando alcanzó los 2,2. 

Cinco años más tarde, y en el umbral de su sexta edición como directora (la 38ª del festival, del 2 al 26 de julio), asegura que la deuda está casi resuelta, y el número de espectadores ha aumentado en un 50%, de los casi 30.000 de 2010 a los más de 45.000 de 2014 (el pueblo apenas supera los 9.000 habitantes). Menéndez ha dejado en pausa su carrera como directora teatral, y no se arrepiente. Saca pecho de sus logros, es cautelosa en sus declaraciones, no se conforma. Y ni se le pasa por la cabeza dejar la dirección.

Pregunta. Tomó la dirección en 2010, un momento de recortes, muy difícil para la mayor parte de los festivales.

Respuesta. A mí me llaman porque existe una deuda, que me dicen que es de una cifra y que luego se quintuplica. Supuestamente era de 300.000 euros, pero cuando me pongo a mirar, una vez aceptada la dirección, veo que es mucho mayor.

P. ¿Cómo se lo tomó?

R. Estaba muy asustada, pero tenía la responsabilidad de haber dicho que sí y de sacar esa edición a tiempo. Aunque no había dinero, había una voluntad política de continuar. Sí sentí un arrope de las instituciones. Creamos una Fundación y un plan de amortización de la deuda. Por ejemplo, hicimos un ajuste del sueldo del equipo de dirección. Yo pasé a cobrar menos de la mitad del sueldo del precedente. 

P. En el Festival de Mérida también se descubrió entonces una deuda importante, y se temió por su desaparición. ¿Sucedió igual en Almagro?Festival de Mérida

R. No en 2010. En 2012 sí que hubo un momento en que el partido en la oposición, entonces el PSOE de Almagro, sí que planteó que se pudiera continuar, teniendo en cuenta las dificultades por las que pasaba. Fue un momento… Diría que frágil, pero donde se tuvo que dar un golpe de timón para continuar.

P. Presenta como uno de sus logros haber dado a la cita la entidad de Fundación. ¿Por qué era necesario?

R. Había que dotarlo de una entidad jurídica de la que carecía, había que hacer un plan de amortización de deuda histórica, y había que favorecer los posibles patrocinios.

P. ¿Cómo ha funcionado ese aspecto, el de patrocinio?

R. Ha costado mucho, y en muchas ocasiones hemos fracasado.Los resultados más importantes vienen de empresas que nos facilitan un producto o un servicio, un intercambio de material.

P. Ha comentado en otras ocasiones que España tiene una cuenta pendiente con el mecenazgo.

R. Es un tema de Estado. De educación, de cultura, pero también de Hacienda. En Francia hay mecenazgo, en Alemania hay mecenazgo, en Reino Unido... 

P. Aquí la Ley de Mecenazgo sigue encallada.

R. Eso, es que ni existe. Pero me refiero también al 21% de IVA que nos han zumbao. La cultura hay que cuidarla mucho más.

P. ¿Cuál ha sido su criterio central de programación?

R. Era importante cuidar tanto a los más conocidos, como a los más jóvenes. Respecto a estos, me parecía importante crear un certamen y dar incentivos. Almagro Off [sección de compañías emergentes dentro de la cita] es ya un referente en el teatro clásico. Y que pudieran estar en la sección oficial, estrenando en los grandes espacios. Además, les acompañamos durante la temporada, van al Festival Quijote de París, están en contacto con el Instituto Cervantes… Eso es seguir una idea, y no lanzar un cohete.

P. Pero también debe llenar las salas. ¿Cómo se puede hacer una programación popular sin dejar la innovación?

R. Trabajando mucho. Buscando equilibrios y haciendo apuestas arriesgadas.

P. En el Festival de Mérida, por ejemplo, han optado por espectáculos más comerciales.

R. No es comparable. El Festival de Mérida cuenta con dinero público, pero su gestión es privada.

P. ¿Si el Festival de Almagro se externalizara, cambiaría su programación?¿Perdería riesgo?

R. Sí, lo creo absolutamente. Pero Almagro es un festival público, hemos trabajado mucho por esta apuesta, y vamos a seguir defendiéndolo como tal.

P. Almagro funciona como un termómetro del teatro clásico español. ¿Qué estado de salud le ve?

R. A los creadores les veo una salud estupenda. Creo que ahora se está viendo una necesidad de contar cosas a través del teatro clásico, más allá de hacerlos como una fábrica de churros o porque da dinero.

P. ¿Cabe cualquier tipo de interpretación del teatro clásico en Almagro?

R. Cabe todo. Tenemos teatro de objetos, clown, flamenco, danza contemporánea, zarzuela, teatro musical, teatro experimenta, teatro de improvisación…

P. ¿Qué queda por hacer en la gestión?

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R. Me gustaría producir, tener más gente en el equipo, tener más material, traer a compañías internacionales de primer orden que me es imposible traer ahora, viajar más, que ahora mismo no puedo ver casi nada en directo…

P. Para eso hace falta dinero.

R. Pues sí. Y a ver cómo hacemos.

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