Cine documental

El duende pop de Granada

El duende pop de Granada

Algo especial tiene Granada para que haya sido la cuna de grandes músicos del rock y pop patrio desde que a la ciudad llegara la primera guitarra eléctrica en la década de los cincuenta. La trajo de Alemania un músico de jazz que también tocaba en la tuna, con la que viajó hasta allí para dar un concierto ante los emigrantes españoles; y financió la guitarra haciendo gala de ese ardid tan nuestro que es la picaresca y que la publicidad contemporánea llamaría aprovecharse del target nostálgico. El tuno en cuestión llevó la maleta llena de cigarrillos celtas, que vendió como rosquillas entre el público, sacando una buena tajada para invertir en el instrumento de moda.

Ya de vuelta a casa, el incipiente estraperlista se dio cuenta de que su esfuerzo no había servido para nada si no tenía un amplificador, así que tuvo que armar su propio altavoz artesano utilizando como base una caja de madera. A partir de entonces, el panorama musical granadino cambió por completo gracias a los rugidos de aquel artilugio que los granadinos escuchaban con recelo, pero que abonaron el terreno para que en las siguientes décadas saltaran al escenario artistas como Miguel Ríos, Los Ángeles, 091, Los Planetas, Niños Mutantes, Lori Meyers y un larguísimo etcétera. Y cómo no, ese disco emblemático e imprescindible que fue Omega, donde se conjugó de manera magistral el flamenco con el rock psicodélico de Lagartija Nick.

Las hermanas Cristina y María José Martín,Las del cine, conscientes de esa excepcionalidad musical granadina, decidieron recoger toda esa historia del rock y pop de la ciudad en el documental En Granada es posible, que se podrá ver este fin de semana en la Cineteca del Matadero de Madrid. “La idea era hacer algo parecido a El último vals de Scorsese [sobre el último concierto de The Band] y hablando con nuestro padre nos dijo que deberíamos hacerlo con los grupos de Granada”, explica Cristina, que presentará el documental junto a su hermana el domingo a las 20:30 en la Cineteca. Basándose en esta premisa, combinan entrevistas a los protagonistas de esta historia musical con la grabación de un concierto homónimo por el que desfilan gran parte de estos músicos. “Cuando empezamos no teníamos ni idea de lo difícil que era montar un concierto”, reconoce la mitad de Las del cine.

El documental arranca interrogando a los músicos granadinos sobre la prolífica escena de la ciudad andaluza. Jota, de Los Planetas, lo resume así: “Hay mucho arte de toda la vida”. El resto de razones oscilan entre la multiculturalidad de la ciudad, la vida universitaria, el encanto de sus calles o la influencia del flamenco. Incluso se barajan otras hipótesis más místicas, como la influencia de la malafollá (una especie de mala hostia propia de esa tierra) o los metales que bajan por el río Darro, que aporta al ambiente un nuevo elemento químico: el HPOP2. José Antonio Lapido (091) lo achaca a su infancia como boy scout. Sin embargo, fue otro ilustre granadino quien dio la respuesta más certera muchas décadas antes de la aparición del rock. En su Juego y teoría del duende, Federico García Lorca señala que “el duende es un poder y no un obrar, es un luchar y no un pensar”. Es, en definitiva, “el espíritu de la tierra” en la que estos músicos se quedaron grabando, editando y hablando de música en bares como el Silbar o Ruido Rosa, por donde pasó hasta Joe Strummer.

Los diferentes artistas que desfilan por el documental de las hermanas Martín citan como “el padre de todo esto” a Miguel Ríos, uno de los primeros artistas que cantaron rock and roll en castellano. “A mí la gente que siempre me ha influenciado han sido los guiris”, asegura Ríos, “esto del arte es muy de imitación y, algunas veces, adquieres tu propia voz”. “Miguel Ríos ha sido un ejemplo y un acicate para los que cogían los instrumentos en aquel entonces y en aquella ciudad”, certifica el periodista Juan Jesús García. No en vano, el grueso de los grupos mencionados utiliza el español en sus canciones, “aunque hay grupos nuevos como Lemon Parade y Royal Mail que cantan en inglés y les va muy bien”, apunta Cristina Martín.

Lagartija Nick busca sus raíces

Lagartija Nick busca sus raíces

La aparición de Los Planetas

En la década de los noventa se produce un importante punto de inflexión en la escena musical de la ciudad, pero también de toda la música española, con la aparición de Los Planetas y el disco Omega, en 1996. “Omega fue algo diferente a una fusiónOmega, que es cuando una música se intenta amoldar a otra. En Omega lo que hicimos era una batalla, algo puro, un disco en el que Enrique era más Enrique que nunca y nosotros, Lagartija, éramos más alternativos que nunca”, asegura en el documental Eric Jiménez, que por aquel entonces era batería de Lagartija Nick y tras la grabación del disco se incorporó a Los Planetas. Precisamente, en el concierto organizado a la par que la película, Jiménez dedica un solo de batería a la memoria del cantaor.

Ya al final de En Granada es posible, Juan Alberto Martínez, vocalista de Niños Mutantes, resume la importancia de la herencia musical de la ciudad para que siga siendo cantera de nuevos grupos: “Hace 25 años estábamos en el instituto Mariana Pineda. Éramos adolescentes, veíamos a 091 y a Lagartija Nick tocando y nos volvíamos locos. Y aquí estamos por culpa de ellos”. El futuro para las bandas emergentes, como Napoleón Solo, Lemon Parade o Royal Mail, es incierto y los debates giran en torno al sacrificio de dedicarse en exclusiva a la música y la pervivencia de la escena musical granadina. Sin embargo, después de años de rivalidades y piques entre bandas, buena parte de los músicos granadinos han emprendido proyectos de colaboración puntual o a largo plazo. Véase, por ejemplo, Grupo de Expertos solynieve –con miembros de Los Planetas, Lori Meyers y Lagartija Nick- o Los Evangelistas –el grupo homenaje a Enrique Morente en el que canta la hija mediana del cantaor, Soleá-. De manera que lo único claro de momento es que el futuro será promiscuo. Cristina Martín recuerda, entonces, una de las frases que José Ignacio Lapido dice en el documental: “Cada uno es de su padre y de su madre, pero al final todos somos granadinos”. Y esa quizás esa la máxima que explique el duende de la ciudad.

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