Literatura

El regalo que dejó Galeano

El escritor Eduardo Galeano.

"Más que la historia de un libro, esta es la historia de un regalo". Lo advertía Jesús Espino, editor del sello Siglo XXI, en la presentación de El cazador de historias el pasado miércoles en la Casa de América de Madrid. Era ese el libro, o el regalo. El que dejó el escritor uruguayo Eduardo Galeano antes de morir, y el que se presentaba un 13 de abril, justo un año después de su fallecimiento. Los convocados —el editor, el escritor Luis Goytisolo y Carlos Martín, asesor en derechos humanos pero, reivindicaba, ante todo "amigo de Eduardo"— no tenían la alegría propia de la presentación al mundo de un nuevo retoño. Es normal: sabían que sacar a la luz el último hijo de Galeano era también una forma de despedida. Que tener unas palabras más del autor era tomar conciencia también de que eran las últimas. 

Espino explicaba también que ese no era un título "encontrado en un cajón", compuesto de notas tomadas por el escritor y formado luego como un empaste. No era algo a medio hacer. "El texto estaba cerrado en verano de 2014 íntegramente, incluidas las ilustraciones. Los motivos de por qué no salió en su momento son obvios: la enfermedad hizo que se aplazase para no crearle más cansancio. Luego vino su muerte y el duelo de la familia. Y ya era el momento de que ese regalo viese la luz", contaba. Tardó casi dos años, pero llegó. 

Le tocaba a Goytisolo desvelar qué se encontraría el lector detrás de este título, El cazador de historias, que era también un apodo que el uruguayo se daba a sí mismo cuando caminaba por el mundo con su libretita y un bolígrafo. "Tiene un carácter testamentario, porque en el fondo lo que es es un legado. Un legado que nos hace de su talento a lo largo de lo que ha sido su vida, diverso e idéntico a sí mismo al mismo tiempo", advertía el escritor. Es decir, en este volumen se encontraba la misma forma de narrar de Galeano que había en El libro de los abrazos o Las venas abiertas de América LatinaEl libro de los abrazosLas venas abiertas de América Latina. Una prosa a pedazos —más breves, quizás, en este libro— a caballo entre la fábula y la realidad, que leyeron los actores Mariano Venancio y Rosana Pastor

En este caso incluyen, subrayando esa cualidad de testamento, pequeños relatos biográficos. "La lectura ha representado para mí más de una sorpresa. He encontrado paralelismos que ni sospecha", confesaba Goytisolo. En él se narran experiencias compartidas por ambos, como un despertar temprano a la verdad de los Reyes Magos, la renuncia a la pintura, la costumbre de caminar un buen rato cada mañana antes de ponerse a escribir o la de escribir a mano… Esto, entremezclado con reflexiones sobre los temas con los que ya están familiarizados sus lectores: el colonialismo español en Latinoamérica, el fútbol como campo de estudio de la sociedad, los transgénicos, las resistencias ciudadanas de Grecia o España, la situación de la mujer.

El acto terminó siendo breve, apenas una hora, por varias razones. Porque tras los numerosos homenajes celebrados por sus más numerosos amigos en este año —particularmente popular fue el organizado en el edificio autogestionado La Tabacalera, en Madrid, el pasado septiembre— uno formal, como exigen pese a todo las presentaciones de libros, no era quizás el espacio más cómodo para despedir a un amigo que se marcha. Pero, principalmente, porque, de haber estado Galeano en el acto, él mismo hubiera preferido terminarlo pronto. Lo explicaba Jesús Espino, recordando una de las pasiones del uruguayo: "Me hubiera estado mirando con mala cara. Lo que hubiera querido era marcharse a un bar a ver el partido".

Más sobre este tema
stats