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Historia

El PSOE que salvó a Juan Carlos I

El PSOE que salvó a Juan Carlos I

En la primavera de 2014 la monarquía de Juan Carlos I atravesaba una profunda crisis y sufría un notable desprestigio social. Los escándalos del hoy rey emérito (su cacería en Botsuana, las relaciones con la aristócrata alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein y la trama del caso Nóos que implican a Cristina de Borbón y a Iñaki Urdangarin) provocaban una creciente desafección de la sociedad española hacia la Corona.

La abdicación de Juan Carlos I en favor de su hijo Felipe se imponía como la única solución para frenar el desastre de la monarquía y para garantizar ese traspaso de poderes resultaba vital el apoyo del PSOE. “Sin ninguna duda”, afirma el historiador Juan Francisco Fuentes, “los socialistas, con el entonces secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, a la cabeza se la jugaron en ese momento a favor de la monarquía y salvaron a la institución de los peligros que la acechaban”.

Así las cosas, el riesgo de que el descrédito de la monarquía fuera en aumento y reavivara el alma republicana del PSOE aparecía en primer plano. Una vez más, como ya ocurriera en la Transición, el partido hegemónico de la izquierda, paradojas de la Historia, acudía en auxilio de la Corona. “En el periodo entre 2012 y 2014”, señala el autor de Con el rey y contra el rey (La Esfera de los Libros), “el peligro de que la militancia del PSOE y parte del electorado socialista cuestionaran la monarquía figuraba como una posibilidad muy real. En el PSOE podía reavivarse su tradición republicana y provocar un efecto dominó de pronunciamientos de algunos dirigentes y agrupaciones en favor de la República que reabrieran el debate sobre la forma de Estado. Ese riesgo de efecto dominó fue frenado en seco por la intervención de Felipe González y de Alfredo Pérez Rubalcaba. De este modo, el PSOE salvó por el momento la crisis de la monarquía y garantizó, como principal partido de la oposición, una abdicación sin sobresaltos en Felipe VI en junio de 2014”.

Con el rey y contra el rey

Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense, autor de una quincena de libros y un especialista en la trayectoria del PSOE, Juan Francisco Fuentes descarta que una eventual reforma de la Constitución, que plantean la mayoría de partidos políticos, abra el melón de un debate sobre monarquía/república. “Ahora bien”, matiza el profesor, “resulta evidente que una reforma de la Constitución de 1978 exigirá una puesta al día de la monarquía y un ajuste del papel de la Corona en el sistema democrático. No obstante, un consenso en torno a una nueva Constitución se presenta muy complicado en el panorama político de hoy, que está muy fragmentado y rodeado de todo tipo de incertidumbres como estamos viendo en las negociaciones para formar gobierno tras las elecciones de diciembre.

En cualquier caso, la cuestión territorial y la reforma de la monarquía representan dos puntos imprescindibles en cualquier debate sobre la Constitución”. A juicio de Fuentes, un posible ascenso electoral de una izquierda antidinástica complicaría el futuro de la monarquíael futuro de la monarquía, si bien el historiador reconoce que Izquierda Unida es, hoy por hoy, la única fuerza política claramente republicana y que defiende un referéndum sobre la forma de Estado.

El libro Con el rey y contra el rey repasa, en una amena y rigurosa panorámica histórica, las relaciones de los socialistas con la monarquía desde los tiempos de Alfonso XII y el fundador del PSOE, Pablo Iglesias, a finales del siglo XIX hasta la abdicación de Juan Carlos I en 2014 pasando por el reinado de Alfonso XIII, la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930), la Segunda República (1931-1939), el franquismo y la Transición. De esta manera se comprueba que, tras la Guerra Civil, el PSOE va evolucionando desde sus convicciones republicanas hasta un pragmatismo de defensa de la democracia, más allá de la forma de Estado.

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Juan Francisco Fuentes, autor de una biografía de referencia sobre Francisco Largo Caballero, recogía una valoración sobre estos cambios en unas declaraciones de 1946 del que fuera líder socialista durante la República y la guerra. “Hace años decía yo”, afirmaba Largo Caballero, “que si me preguntasen qué quería, mi respuesta sería esta: ¡República, república y república! Si hoy me hicieran la misma pregunta contestaría: ¡Libertad, libertad y libertad! Luego que le ponga cada cual el nombre que quiera”.

Más tarde, llegada la Transición y el larguísimo periodo de liderazgo de Felipe González, “el PSOE pasa a una actitud testimonial de mantenimiento de su alma republicana, pero en un cuerpo accidentalista”, en palabras del historiador. “La generación socialista de González”, agrega el autor del libro, “rompe con el PSOE histórico del exilio y aborda un rápido aprendizaje de posibilismo monárquico”. Esa actitud se mantuvo durante los años de gobiernos socialistas (1982-1996) y se concretó en unas excelentes relaciones entre Juan Carlos I y Felipe González. “no hacía falta”, aclara Fuentes, “que el felipismo se declarara monárquico, sino que bastaba con que no fuera activamente republicano”. Al margen de las razones políticas, este catedrático de Historia Contemporánea atribuye a la sintonía generacional la colaboración entre los dirigentes del PSOE y la Corona. “El poder se ejerce generacionalmente”, solía repetir Felipe González en sus años de gobierno.

Con la vista puesta en el futuro de la monarquía, el autor de Con el rey y contra el rey opina que Felipe VI debe combinar una difícil mezcla entre prudencia y audacia a la hora de ejercer su papel de jefe del Estado. “Si bien Felipe VI”, explica Fuentes, “está sacando mejor nota en las encuestas que la institución monárquica, al nuevo rey no le bastará con la prudencia. Está claro que tiene que realizar gestos de cambio en la Corona y debe mantener un cortafuegos con los escándalos de su hermana Cristina y de Iñaki Urdangarin en el caso Nóos o con las cuentas ocultas de su tía Pilar de Borbón en Panamá. Parece evidente que la abdicación de Juan Carlos I en 2014 frenó la hemorragia de la monarquía, pero la herida sigue abierta”. En cualquier caso, cómo y cuándo se cerrarán esas heridas dependerá en buena medida de la actitud de un PSOE de alma republicana, pero que ya salvó a la monarquía en la Transición y, más recientemente, en la abdicación en junio de 2014.

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