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Ramon Solsona: “El Pirineo ofrece un magnífico material literario”

Ramon Solsona: “El Pirineo ofrece un magnífico material literario”

Ramon Solsona (Barcelona, 1950) pasó unas agradables y plácidas vacaciones hace seis años en el valle de Cardós, en el Pirineo catalán. Cuando se despidió en el hotel y alabó la tranquilidad de la zona, sus interlocutores evocaron, por contraste, la frenética y agitada actividad que la comarca vivió en los años sesenta cuando miles de obreros y un ejército de máquinas excavadoras llegaron a este rincón de las montañas para construir centrales eléctricas. Una historia bastante desconocida. A partir de aquel momento el escritor comenzó a madurar la idea de narrar una historia, unas historias corales más bien, sobre aquel lugar y aquella época. El resultado ha sido la novela Todo lo que sucedió en Cardós, que llega estos días a las librerías en castellano (Tusquets) y en catalán (Proa).

“La novela me vino al encuentro”, aclara Solsona, “y de repente pensé en esas citas de Bertolt Brecht sobre las multitudes de gente humilde y desconocida que ha construido las grandes obras. No fueron los reyes ni los poderosos quienes levantaron las pirámides o las catedrales, sino masas de personas anónimas en un enorme esfuerzo colectivo. En Cardós llegaron a trabajar 2.500 obreros en el periodo de mayor actividad en la construcción de enormes complejos hidroeléctricos que, en el caso de Cardós, son subterráneos en su mayor parte. Esa galería de personajes que coincidieron en aquel periodo me atrajo desde el principio y así por las páginas de la novela desfilan trabajadores emigrantes, guardias civiles, contrabandistas, curas y los autóctonos del valle. En cualquier caso, hay que decir que el Pirineo ofrece un magnífico material literario que resulta inagotable”. Surgen en la conversación los nombres de otros novelistas contemporáneos de primera fila que también han ambientado en esas montañas divisorias de España y Francia algunos de sus libros como Julio Llamazares, en La lluvia amarilla; o Almudena Grandes, en Inés y la alegría, por citar dos ejemplos.

Todo lo que sucedió en el valle resume el microcosmos de una época, como los sesenta, cuando España comenzaba a dejar atrás el hambre, la represión y las penalidades de la posguerra y el país se abría a la televisión, el Seat 600 y una cierta industrialización. “Podría decirse”, afirma, “que la banda sonora de la novela serían canciones de los Beatles”. El escenario de fondo se centra en esas obras faraónicas del franquismo y en los conflictos entre forasteros y lugareños en medio de un panorama vigilado desde la iglesia y el cuartel de la Guardia Civil. Con una extraordinaria tarea de documentación previa por parte del autor (incluso en los aspectos técnicos de excavaciones y aperturas de túneles) Ramon Solsona ha querido, sobre todo, retratar al paisanaje de Cardós. “Por supuesto”, comenta, “lo que más me interesaba eran las historias humanas, esas relaciones entre los de arriba y los de abajo, las fricciones sociales. Pero también quería novelar los amores, los escarceos sexuales o las amistades. Además, quizá me hubiera resultado más fácil haber situado la trama en los años de la posguerra. Pero al final opté por novelar una época de cambios sociales donde el conflicto bélico y sus consecuencias ya van quedando lejos”. En esta narración, por tanto, los personajes y los hechos son pura ficción, pero las circunstancias geográficas, sociales, políticas o económicas de aquel año de 1965 responden totalmente a la realidad.

Todo lo que sucedió en el valle está narrado en dos planos con una técnica más propia del cine o del teatro, ya que por un lado aparecen muchas escenas dialogadas sin acotaciones ni descripciones y, por otra parte, figuran los testimonios de personas que recuerdan aquel año de 1965, en que transcurre la acción principal que arranca con el asesinato de un guardia civil. Sin lugar a dudas, la faceta de guionista de televisión de Solsona, que ha colaborado en series de TV3, ha servido al escritor para lograr un ritmo cinematográfico a una novela de estilo sobrio y directo.

“He dado muchas vueltas a la trama”, señala el autor, “para evitar que el lector se pierda y, al final, creo que el mecanismo de engranaje de los diferentes planos funciona bien en la novela. En mi caso suelo trabajar con muchos esquemas previos porque me cuento entre los novelistas que necesitan tener muy claro lo que desean narrar antes de sentarse frente al ordenador”. Una historia de amor, difícil y áspera con un guardia civil como acosador por en medio figura como hilo conductor del libro. “Se trata de un triángulo complicado”, agrega el autor, “porque cabe imaginarse una relación extramatrimonial en un pequeño pueblo en aquella época”. Enamorado confeso de esa belleza imponente del Pirineo, de sus valles, sus montañas y sus pueblos, Solsona ha leído mucho sobre la zona para recrear aquella época y a sus habitantes y para recordar las penosas condiciones de vida de aquellos miles de trabajadores que soportaron el infierno del calor o la dureza de las nevadas.

Profesor de Literatura durante un par de décadas, Ramon Solsona era un docente vocacional, según confiesa, pero la pasión por la literatura pudo más y, a comienzos de los noventa, dejó las aulas para dedicarse a la escritura. El autor de Todo lo que sucedió en el valle ha compaginado desde entonces el periodismo (colabora con el diario La Vanguardia y con la emisora RAC 1, entre otros medios) con la narrativa, si bien ha publicado también obras de poesía y de ensayo. Ha recibido numerosos premios por su labor, entre ellos el Sant Jordi de novela en 2010 por L´home de la maleta. Poco conocido fuera de Cataluña, toda su obra está publicada en catalán y ha sido traducido al castellano, al francés y al rumano. Confiesa Solsona que prefiere ser traducido por otros al castellano, una lengua que domina perfectamente, en lugar de escribir él mismo una nueva versión porque alega que sufriría mucho al notar errores o imperfecciones en la lengua original. Aunque reconoce avances en los últimos años, Solsona mantiene que una parte de la narrativa en catalán merecería ser traducida al castellano. “La novela en catalán atraviesa un buen momento y no con temas localistas, sino con tramas universales. De hecho, Todo lo que sucedió en el valle habla de un país y de una época concretos, pero relata una historia que podría haber ocurrido en cualquier lugar”.

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