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Philipp Steinberg: “El Gobierno español no debe copiar los 'minijobs' ni tampoco suprimir el salario mínimo”

Philipp Steinberg es vicepresidente en Berlín del SPD, el partido socialdemócrata que encara unas difíciles elecciones frente a una Angela Merkel triunfante en las encuestas con su política de mano dura en Europa y sorprendentes promesas de ayudas sociales para sus compatriotas. Ayer explicó en Madrid, en un debate en la Fundación Primero de Mayo, las alternativas de su partido a la crisis de la deuda que ahoga al sur de Europa. En resumen, aumento de las transferencias fiscales directas a los países en crisis, más solidaridad europea, eurobonos y un fondo para condonar la deuda. Sin olvidar la reforma del sistema de gobernanza económica de la Unión Europea. “No queremos que nos vean [al SPD] como antieuropeos”, destaca, “Europa es nuestra respuesta a la globalización”.

PREGUNTA.– ¿Cómo afronta el SPD la próxima campaña electoral, cuando Angela Merkel acaba de presentar toda una batería de medidas que parecen 'robadas' de un programa socialdemócrata, como exenciones fiscales por hijo, ayudas a los padres de familia, e inversiones en infraestructuras?

RESPUESTA.– La situación electoral para el SPD no es fácil, cierto, pero creemos que el resultado está abierto, al menos. Merkel ha copiado algunas de nuestras propuestas, aunque también es verdad que en estos últimos cuatro años podía haber puesto ya en marcha esas medidas y no lo ha hecho. Si les explicamos eso a los ciudadanos y los movilizamos, aún tenemos potencial. Hay muchas razones para que estén resignados por las políticas de [Gerhard] Schröder y por la austeridad y sí, va a ser una carrera muy ajustada.

P.– Porque Alemania está empezando a sufrir en su mercado laboral las consecuencias de esas reformas emprendidas por un primer ministro de su partido: 'minijobs', desregulación de las relaciones laborales, cada vez más ciudadanos necesitan recurrir a ayudas estatales para completar sueldos precarios…

R.– Ya hemos propuesto algunas modificaciones. Algunos elementos de esas reformas, y en eso hay un consenso general en Alemania, eran absolutamente necesarias: la extensión del cuidado de los hijos, se ha redefinido el papel de la mujer en la sociedad y se ha invertido muchísimo dinero en las escuelas, por ejemplo. Pero en otras áreas nos hemos dado cuenta de que hacían falta cambios. Hemos propuesto un salario mínimo, regularizar el trabajo temporal y otras formas de contratos no estables, así comouna reforma del sistema de pensiones diseñado por Schröder. Cada época tiene sus propias respuestas. Independientemente de cómo se perciban esas reformas, tenemos que mirar hacia adelante y proponer cambios.

P.– Políticos y economistas ponen a Alemania como ejemplo de lo que España debería hacer ahora. Fue el primero en hacer unas reformas que España, dicen, debe acometer con mucho retraso. Sin embargo, a la luz de los resultados de esas políticas en su país, ¿en qué no deberíamos imitar a los alemanes?

R.– En esa enorme cantidad de mano de obra que tiene grandes dificultades para prorrogar sus trabajos temporales. Tampoco deberían los españoles suprimir el salario mínimo. Durante muchos años no hemos subido los sueldos y hemos creado todo un sector de trabajos muy precarios, destruyendo la demanda interna. Eso yo no lo repetiría. Pero sí que necesitamos reformas desde la izquierda: un reforma fiscal y de la Administración pública.

P.–¿Qué puede hacer Alemania para ayudar a la recuperación económica de Europa?

R.– Primero, debe estimular la demanda interna. Segundo, necesitamos solidaridad. Aumentar las transferencias fiscales a los países del sur, ya sean directas o mediante eurobonos. Un programa de inversiones masivas, que puede financiarse mediante el impuesto a las transacciones financieras. Y, por supuesto, aliviar la política de austeridad.

P.– Algunos sindicatos están empezando a reclamar en Alemania subidas de sueldo de hasta el 5%, que ahora en España parecen estratósfericas pero que ayudarían a generar esa demanda interna de la que habla. ¿Hay posibilidad de que realmente crezcan los salarios alemanes y en esos porcentajes?

R.– Ya están empezando a cambiar las cosas. Hay un cambio en la política de los sindicatos y en la percepción general del papel que debe tener la política salarial. La tendencia es a cada vez sueldos más altos.

P.– Como alemán, ¿qué responde cuando desde los países del sur se acusa a su país de intentar dominar Europa a través de la economía?

R.– Es una percepción real, la gente te lo dice en todas partes y es comprensible hasta cierto punto. Lo que Merkel está haciendo es imperialismo económico: impone el pacto fiscal, aunque no soluciona los problemas. Alemania dice a los países del sur: "Si no hay consolidación fiscal no habrá rescate, pararemos la financiación". El jefe del grupo parlamentario de la CDU, Volker Kauder, llegó a decir que se le alegraba de que Europa de repente hablara en alemán. Puedo entender ese sentimiento en el sur. Ciertamente, Merkel está obsesionada por la competencia y la competitividad, lo repite una y otra vez. Esa política es la que debemos cambiar.

P.– ¿De verdad es la inflación un tema tabú en Alemania?

R.– Sí, es un problema grave, porque está muy por debajo del 2%, pero ni se puede hablar de ella. Es siempre el mismo argumento: que la inflación va a hacer perder sus ahorros a los trabajadores. No es verdad, pero es un tema con el que debemos tener mucho cuidado en la izquierda.

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