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REFORMA LABORAL

El Gobierno convierte ahora la lucha contra la dualidad en un “objetivo a medio y largo plazo”

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El Gobierno publicitó la batalla contra la dualidad del mercado de trabajo español –la contraposición entre contratos temporales precarios y fijos muy protegidos– como uno de los objetivos prioritarios de su reforma laboral. Sin embargo, casi tres décadas instaladas por encima del 90% de contratos temporales no son fáciles de erradicar. El informe de evaluación de la Ley 3/2012 que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, presentó la semana pasada en el Congreso, convierte la lucha contra la temporalidad en un “objetivo a medio y largo plazo”. “La dualidad”, afirma ahora, “sólo se reducirá de forma gradual”. Es más, aplaza la creación de “empleo estable y de calidad” al momento en que “se den las oportunas condiciones de crecimiento”.

Báñez aseguró ante los diputados que la reforma ha reducido la dualidad, rebajando la temporalidad y aumentando la contratación indefinida, en su año y medio de vigencia. Sin embargo, los últimos datos del paro registrado reducen hasta un famélico 5,99% los indefinidos firmados en agosto. Durante el último mes se firmaron sólo 62.454 contratos fijos, pero 971.760 temporales. Respecto a julio, los indefinidos han caído un 16%, y hasta un 27,46% si se suman todos los firmados en los ocho primeros meses del año y se com-paran con 2102.

Con una testarudez a prueba de reformas laborales, desde 1985 los temporales no han representado nunca menos del 88% de los contratos registrados en España. El máximo se alcanzó en 1994 –un 96,1%–, el mínimo fue en 2006 y 2007 –88%–. Ese porcentaje se ha mantenido aun cuando el número de contratos temporales ha pasado de 2,5 millones en 1985 hasta los 12,8 millones de 2012. El récord se lo lleva 2007, en plena expansión económica, con 16,4 millones.

¿El motivo? Que la contratación temporal se ha incorporado de manera estructural en los hábitos empresariales, como reconoce un estudio del IESE ya en 2006. De hecho, el informe de Empleo lo corrobora. Y considera que, para cambiar la mentalidad patronal, ayudarán las medidas de flexibili-dad interna –bajar sueldos, aumentar o reducir jornada, suspender contratos, facilitar los traslados y los cambios de función del trabajador…–y abaratar el coste del despido de los indefinidos.

Los temporales, cada vez más cortos

Sin embargo, el documento reconoce también que la actual recesión económica y la restricción del crédito “no contribuyen” a que los empresarios ofrezcan “contratos estables”. Debe de ser así, porque desde el comienzo de la crisis no ha dejado de reducirse la duración de los temporales, una tendencia que la reforma laboral no ha conseguido mitigar. Así, el informe explica –aunque sólo en una nota a pie de página– que los contratos de menos de 15 días constituyen el 49,5% de los temporales entre marzo de 2012 y febrero de 2013, casi dos puntos porcentuales más que antes de aprobarse la reforma –en febrero del año pasado– y siete puntos más que en marzo de 2009. Además, el 9,3% de los trabajadores temporales tienen ahora contratos de menos de un mes, frente al 7,5% de 2012 y el 5,6% de 2009. El informe deduce que, si está aumentando el número de contratos temporales es porque éstos son cada vez de menor duración, lo que obliga a multiplicarlos para cubrir un mismo periodo de tiempo.

Empleo atribuye al supuesto éxito del contrato creado por la reforma, el de apoyo a los emprendedores, la mejor evolución de la contratación indefinida, pese a que ahora se firman menos fijos que nunca –1,04 millones entre marzo de 2012 y febrero de 2013, menos de la mitad que en el mismo periodo de 2007 y 2008–. Pero en agosto, ese tipo de contrato ha sufrido una caída del 37,3% respecto al mes anterior. Y sólo se han firmado 4.346.

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Los contratos a tiempo parcial y de formación se disparan

Las voces que alertan ante la progresiva precarización del mercado laboral tienen otro argumento más en el aumento de la contratación a tiempo parcial, otro de los propósitos declarados de la reforma. Como hizo el Gobierno del PSOE cuando permitió encadenar contratos temporales durante más de dos años –una medida que Mariano Rajoy anuló nada más llegar al poder–, el del PP se consuela con crear puestos de trabajo de forma rápida sin mirar su calidad o duración. “También son empleos”, respondió la ministra a los diputados que le reprochaban su entusiasmo por los contratos a tiempo parcial. Éstos representan ya el 33% de los temporales. Al tiempo, el trabajo a jornada completo ha descendido un 5% en el último trimestre.

Otro éxito que Empleo atribuye a la reforma y del que hay que vigilar el reverso: los contratos de formación han crecido un 64,7% en el primer semestre de este año. El informe admite que buena parte de ese ascenso se debe a que ahora pueden ofrecerse a trabajadores de hasta 30 años. En concreto, se ha disparado un 134% entre quienes tienen más de 25. También está permitido para trabajadores mayores de 30 años con discapacidad o en riesgo de exclusión social. En estos casos ha aumentado un 130%. Tanto los contratos a tiempo parcial para menores de 30 años como los de formación están fuertemente bonificados: al empresario se le exime de pagar hasta el 100% de las cotizaciones a la Seguridad Social del trabajador.

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