CINCO AÑOS DE CRISIS

La espoleta de la crisis sigue activa cinco años después de la caída de Lehman Brothers

Occupy Wall Street

Cinco años después del hundimiento del gigante de la banca de inversión de EE UU, Lehman Brothers (15 de septiembre de 2008), la espoleta que hizo estallar la peor crisis económica desde la Gran Depresión, sigue activada. No hay separación entre la banca comercial y la banca de inversión.

Los países más industrializados del G20 debaten todavía, un lustro después, cómo embridar la actividad de la llamada "banca en la sombra", canales conectados con la banca tradicional que no están sujetos a la regulación de los Estados, que manejan productos financieros sofisticados (derivados, cuyo valor depende de otro activo, que a su vez depende de otro activo..) y que gustan del riesgo extremo.

Esa banca paralela maneja, según cálculos de los organismos internacionales, entre ellos la Comisión Europea, hasta 51 billones de euros, entre el 25% y el 30% del conjunto del sistema financiero, con la que está íntimamente conectada. El apetito por el riesgo y la multiplicación de vehículos de inversión que explotó con Lehman Brothers, no está saciado.

"La reacción a los problemas que provocaron el estallido de la crisis, básicamente la falta de separación de actividades entre la banca comercial y la banca de inversión, es muy lenta" sostiene el presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), Emilio Ontiveros. "Es verdad que hay algún progreso, como lo muestra del debate del G20 sobre la banca en la sombra, pero los bancos se resisten a abordar el otro aspecto crucial del problema, su endeudamiento y la necesidad de elevar las exigencias de capital mínimo a las entidades para evitar el apalancamiento excesivo".

Resistencia

No sólo se resisten, sino que lo hacen con  éxito. Hace apenas un año, la prensa estadounidense destacaba que tras el "Pearl Harbor" de Lehman Brothers en 2008, las entidades encuadradas en la división "demasiado grandes para caer" (too big to fail) son aún más grandes. Una tendencia a la concentración, combinada con una exitosa labor de lobbie que también se da en España.

La crisis que ha golpeado a los países del Sur de Europa con especial fuerza, ha supuesto, en el caso de España, la práctica desaparición del sector de las cajas de ahorros y la concentración de casi la mitad del mercado financiero (más del 48% según datos del Banco de España) en tres entidades (Santander y Banesto, BBVA y CaixaBank).

En los años transcurridos desde el gran estallido, sí ha habido algunos avances. José Moisés Martín Carretero (Economistas Frente a la Crisis) detalla luces y sombras. "Hay más supervisión del sistema bancario",asegura "pero no se han puesto todos los mecanismos para controlar el mercado de derivados, ahí ha habido muy pocos avances". En el lado positivo de la crisis y sus lecciones anota que "se ha roto la idea extendida a nivel internacional de que el mercado desregulado podía funcionar si problemas", en el lado negativo "el fuerte impacto social de la crisis".

En el caso de España, los golpes sucesivos de la crisis han sido devastadores. Basta comparar los datos básicos, de paro (tasa del 8,3% en 2007 y del 26% en 2013); crecimiento (3,9% en 2007 y -2% a marzo de 2013); deuda sobre el PIB (36,3% frente al 90,2%) y déficit (superávit del 1,92% en 2007 y 10,6% al cierre de 2012).

La devastación es más notable en la segunda de las dos etapas que el economista Martín Carrtero observa en la evolución de la crisis general: una primera etapa en la que los Estados intentan tomar las riendas para sostenar la economía, con políticas monetarias expansivas incluidas y una segunda etapa, con reacción conservadora y protagonismo alemán en Europa, que supuso el giro a las políticas de consolidación fiscal y la austeridad "cuando hasta entonces se hablaba de estímulo".

Más regulación

Juan Toro, profesor del Instituto de Empresa, también cree que el lustro de crisis registra el paso de un polo al opuesto en cuestiones como la regulación del sistema financiero. "La falta de regulación" explica "no fue la única causa de la crisis y ahora hay, quizá, un exceso de regulación, con divergencias incluso entre ambas orillas del Atlántico que puede ser un factor de distorsión en el futuro".

Toro comparte, con la mayoría de los especialistas consultados, la idea de que lo sucedido puede volver a suceder. Pone un ejemplo: "En EE UU, hace 30 años, hubo quiebras de cajas, en un proceso que hemos vuelto a ver en España". La clave para evitar que se repita el desastre es la voluntad de los Gobiernos y del sector financiero. Esa voluntad no está clara. Lo demuestra el veto de Reino Unido a todas las medidas quue puedan cortar las alas del negocio de la city londinense.

"Es difícil que una crisis como la que se desató en 2008 se repita a corto plazo" asegura José Ramón Iturriaga, gestor de fondos de Abante Asesores "porque los supervisores están ojo a avizor, pero el vínculo entre la banca comercial y las actuaciones de maximizar inversiones actuando como hedge fund (fondos de riesgo) no se ha roto"hedge fund (fondos de riesgo) . "En la medida en que se relaje la supervisión, se darán las bases para que vuelva a ocurrir".

Espoleta activa

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La espoleta sigue activa porque los grupos de presión financieros han tenido éxito. "Juegan con el argumento de que no se les puede cohartar porque son la correa de trasmisión del crédito". Y han tenido éxito. ¿Puede eso cambiar en el futuro? Iturriaga se muestra escéptico: "si no se ha conseguido hasta ahora..." El resultado final es lo que Emilio Ontiveros define como "criaturas" financieras, más grandes, más concentradas, que pueden acentuar los problemas en un contexto de menor competencia.

Quedan ya un tanto lejanos en el tiempo, y un tanto desvaídos los análisis que equipararon la quiebra de Lehman Brothers con lo que supuso para el comunismo la caída del muro de Berlín en 1989. Con Lehman, EE UU anunció el mayor plan de rescate de la historia (se autorizó al Tesoro de EE UU a emplear hasta 700.000 millones de dólares para apoyar a la banca en apuros, más otras medidas de la Reserva Federal por otros 800.000 millones). Se trataba de apretar al máximo, -para impedir su quiebra- lo que muchos analistas definieron como el eslabón más débil de ese capitalismo global: un sistema financiero, anormalmente hinchado y enfermo.

Cinco años depués, todo el mundo coincide en que los desajustes permanecen. El Nobel de Economía, Joseph Stiglitz resumió en Davos (Suiza) el estallido de 2008: "Los bancos asumieron riesgos excesivos. Los empresarios se endeudaron demasiado. Los reguladores permitieron todo eso. Y ahora los contribuyentes tienen que acudir en su ayuda para limpiar toda la basura, lo que disparará la deuda del Estado y acabará teniendo consecuencias sobre los bienes públicos como la sanidad". Acertó.

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