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Reino Unido planea introducir en Europa la moda de los billetes de plástico

Billetes de euro.

Mark Carney, nuevo Gobernador del Banco de Inglaterra desde julio, es canadiense. Quizá por ello, no está tan atado a convenciones y tradiciones y es capaz de barajar alternativas a símbolos como la moneda británica. El banco emisor ha abierto un periodo de consultas, que finaliza el próximo 15 de noviembre, para que los ciudadanos británicos expresen su opinión sobre la posibilidad de que los nuevos billetes de la libra, ahora fabricados a partir de una base de algodón, sean de plástico.

Carney, que fue presidente del Banco de Canadá cinco años, conoce las ventajas del dinero fabricado a base de polímero. Es más resistente al desgaste por uso y a la humedad y permite introducir elementos de seguridad que dificultan la falsificación. En el mundo, hay 20 países que emiten moneda en polímero, entre ellos Canadá, Australia (desde 1988), Nueva Zelanda, México, Singapur y Fiji.

Los nuevos billetes, según ha explicado el Banco de Inglaterra, seguirán mostrando, entre otras, la efigie de la reina de Inglaterra. Si los ciudadanos británicos apoyan la idea, el primer billete de libra de plástico estaría listo en 2016. Sería de cinco libras, con el rostro de Winston Churchill. Los nuevos billetes de la libra tendrían menor tamaño que los actuales, si bien respetarían una escala, de forma que, a más tamaño, mayor valor.

Proceso caro

Aunque la libra no forma parte del euro, ni Reino Unido de la zona euro, la iniciativa de los billetes de polímero del Banco de Inglaterra podría extenderse en Europa en los próximos años. Porque fabricar billetes y, sobre todo, hacerlos lo más seguros posible, es un proceso complejo y caro.

En el caso de los billetes del euro, es el Banco Central Europeo (BCE) quien posee el derecho exclusivo de la autorización para la emisión de billetes en el ámbito de la UE. Los billetes pueden ser emitidos, bien por el propio BCE o por los diferentes bancos centrales nacionales. 

En el caso de los billetes emitidos por el Banco de España, una parte han sido fabricados en la propia Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y otra parte es recibida de otros bancos centrales nacionales, como parte del sistema de producción descentralizada que para la fabricación de euros aplica el BCE.

Problemas

Está por ver si la fabricación de billetes de plástico conllevará problemas como los que tiene el proceso tradicional. La Reserva Federal de EE UU acaba, precisamente, de comprobar hasta qué punto puede ser complicado poner en circulación un billete nuevo. La revista The New Yorker reveló en agosto que la oficina del Gobierno encargada de imprimir nuevos billetes de 100 dólares que deberían estar en circulación en octubre produjo un lote de 30 millones de billetes que  tenían demasiada tinta y los bordes borrosos.

Los fallos se descubrieron antes de que los dólares fueran puestos en circulación, algo que hubiera sido un grave problema. Los billetes de 100 dólares circulan más fuera de EE UU que dentro del país y son también los que más se falsifican. Como el euro, el billete de 100 dólares incluye una cinta (de color azul) en 3D con imágenes que cambian al mover el papel.

El exceso de tinta ha sido el último de los problemas para la nueva emisión de la Reserva Federal. Poco después de presentar el nuevo diseño, la Oficina de Grabado e Impresión (Bureau of Engraving and Printing, BEP), la fábrica, tuvo que admitir que una buena parte del papel utilizado para la impresión se arrugó en el proceso. Resultado: numerosos billetes tenían espacios en blanco. La emisión tuvo que posponerse.

Cierre temporal

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Los problemas detectados han llevado al cierre temporal de la fábrica de moneda en Washington. La producción continúa en otra sede del BEP en Texas. La Reserva Federal, según los datos de The New Yorker, paga al BEP 12,6 centavos por cada billete de 100 dólares.

El nuevo billete culmina el rediseño de la moneda estadounidense que empezó en 2003 con la introducción de un nuevo billete de 20 dólares. Le siguieron nuevas versiones del billete de 50, 10 y cinco dólares.

Como en el caso de la UE, en EE UU también hay un debate acerca de la utilidad y conveniencia de emitir blletes de alta denominación (caso de los billetes de 200 y 500 euros) porque facilitan las operaciones en la economía sumergida y la delincuencia. Aunque con el dinero de plástico será más difícil hablar de "dinero sucio" o "dinero manchado". Basta con ir al grifo.

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